Tanto se parece el 2021 al 2020 que ni el cambio de dígito lo hace distinto. El ciclismo ha arrancado el curso tachando numerosas carreras por la incidencia de la pandemia del aniquilador y perseverante coronavirus. El covid-19 no hace distinciones. Después de que un puñado de pruebas hayan tenido que cancelarse o aplazarse, el arranque del UAE Tour el domingo parecía conceder un respiro y cierta tregua al calendario de carreras. Los abanicos y la irrupción del vendaval Van der Poel el primer día de competición aliviaron el deje paisaje desértico para centrarse en la acción. El ciclismo estaba en marcha, aunque a Froome se le vieran las costuras, arrastrado por la tormenta de arena que desató Pogacar y su caballería.

Se abría feliz la carrera paso en la estricta burbuja para repeler el covid-19. Eso fue el domingo. Sucede que la pandemia no descansa y se ha colado en el tuétano de la competición. Lo hizo a través de un miembro del staff del Alpecin. Como medida preventiva, el equipo que encabeza Van der Poel, que era el líder, tuvo que dejar la cita de los Emiratos. Se repetía el relato de la pasada campaña, cuando el coronavirus estalló con virulencia en el mismo escenario. Entonces los equipos fueron aislados y tuvieron que pasar una estricta cuarentena en los hoteles. Solo los resultados negativos en las PCR facilitaron el regreso a casa de los ciclistas en varias escalas.

Extirpada la pieza del Alpecin del puzle, el UAE Tour continuó mirando al reloj, donde se medían quienes volaron en los abanicos. Rivalizaron por la general Pogacar y Almeida. El esloveno, sólido, aventajó en media docena de segundos al portugués, que recuperó algo de tiempo en el tramo final de la crono, de 13 kilómetros. Ajeno a esa pelea por el oropel se desplegó Filippo Ganna, el escultural e imponente campeón de mundo de la especialidad. El italiano tronó y conquistó la etapa a casi 56 kilómetros por hora (55,981 km/h). En su vuelo rasante entre las arenas del desierto estuvo a un dedo de doblar a Vincenzo Nibali, al que el torbellino de Ganna le cuarteó el ánimo. De Froome, perdido en el reloj, tampoco hubo noticias. El británico no despega. Al podio se subieron el cohete italiano, vencedor del día, y el meteorito esloveno, de amarillo. Este martes Pogacar testará su estado de forma en la ascensión a Jebel Hafeet (10,8 km al 5,4%) en el déjà vu del desierto.