La familia del exfutbolista italiano Paolo Rossi, fallecido esta semana a los 64 años, ha denunciado un robo en su domicilio de Bucine (Arezzo), que se produjo durante el funeral del campeón del Mundial de España 1982 en la catedral de Vicenza.
Una persona cercana a la familia dio la voz de alarma al descubrir una ventana rota en la casa, y fue la mujer del exjugador, Federica Cappelletti, la que junto con sus dos hijas se encontró la casa desvalijada al regresar de Vicenza.
Tras un primer examen, se descubrió que los ladrones se habían apropiado de varias joyas y de un reloj que perteneció a Paolo Rossi, aunque todavía continúa la investigación. Los carabineros han tomado huellas en el domicilio para identificar a los culpables, y ya apuntan a un banda organizada.
"Querían enlodarlo todo, incluso el día en que toda Italia lloraba. Podrían haberme robado 100.000 euros y me importaría una mierda. Es el hecho lo que me impacta", señaló su viuda, Federica Cappelletti, en declaraciones recogidas por La Gazzetta dello Sport.
El italiano Paolo Rossi, uno de sus mejores delanteros de la década de los 80 y principal artífice de la conquista por parte de su país del Mundial de España de 1983, falleció a los 64 años tras no poder superar una enfermedad. "Ha muerto a la edad de 64 años el héroe del Mundial del 82, una verdadera leyenda del fútbol 'azzurro'", señaló la Federación Italiana de Fútbol en su web.
La fatal noticia había sido anunciada por la propia mujer de Rossi, Federica Cappelletti, en la madrugada del jueves. "No habrá nadie nunca como tú, tan único, tan especial, después de ti habrá un completo vacío", escribió en 'Facebook'. 'La Gazzetta dello Sport' indicó que el exfutbolista sufría una enfermedad "incurable", sin citar nada más.
La figura de Paolo Rossi es principalmente recordada por su actuación en el Mundial que acogió España en 1982, donde fue el gran líder de una 'Azzurra' que fue de menos a más, al igual que él. El entonces delantero de la Juventus llegaba a la cita pese a haber estado inhabilitado sin poder jugar dos años tras verse implicado en un caso de apuestas ilegales, pero con la confianza plena de su seleccionador, Enzo Bearzot.