ATLÉTICO DE MADRID: Oblak; Trippier, Savic, Giménez, Hermoso; Llorente (Diego Costa, m. 73), Saúl, Koke, Carrasco (Felipe, m. 91); Correa (Kondogbia, m. 83) y Joao Félix (Lemar, m. 83).
BARCELONA: Ter Stegen; Sergi Roberto (, Piqué (Dest, m. 61), Lenglet, Jordi Alba; Dembele, De Jong, Pjanic (Braithwaite, m. 82) Pedri (Coutinho, m. 56); Griezmann (Trincao, m. 82) y Messi.
Goles: 1-0, m. 48+: Carrasco.
Árbitro: Munuera Montero (C. Andaluz).
Incidencias: Wanda Metropolitano sin público.
- Con la expresiva naturalidad que ha asumido su nuevo estilo, el Atlético de Madrid superó también sus complejos ante el Barcelona, al que ganó sin matices, mejor que un rival herido, lejos del nivel que se le presupone, nada constante y doblegado por un doble error que aprovechó Yannick Carrasco (1-0). Primero el fallo en el control de Gerard Piqué -luego en el segundo tiempo se retiró lesionado aparentemente de gravedad en la rodilla derecha- y después la salida exagerada o incomprensible, por la distancia que recorrió fuera de su portería, de Ter Stegen, facilitaron el único gol del partido al borde del descanso.
El detalle que solucionó el triunfo del equipo rojiblanco, pero no puede ser una excusa para un Barça al que faltó agresividad, intensidad y personalidad. También juego, aunque su esprint final le acercó a un empate impensable minutos antes. A nueve puntos del Atlético, la reflexión es necesariamente inmediata. Todo lo contrario que para el bloque de Simeone, que crece sustancialmente.
No es una victoria sin más para el Atlético. Supone la indudable confirmación de esa "evolución" palpable de esta temporada, más allá de la explicación de la presencia de Luis Suárez -este sábado era baja por Covid-19. También la reafirmación de sus números de líder. Y la primera vez que gana Simeone a ese adversario en el campeonato. Al decimoctavo intento. Eso le da aún más dimensión a su triunfo, como las 24 jornadas seguidas invencible en la Liga o como los 19 encuentros oficiales que ya acumula invicto en el Metropolitano.
Y no es una derrota sin más para el Barcelona. En tiempos de reestructuración, tanto ruido extradeportivo y una irregularidad evidente sobre el terreno, es una duda razonable en el proyecto de Ronald Koeman. Aparte de altibajos, los resultados reflejan más que eso: ha ganado sólo uno de sus seis encuentros más recientes de Liga. Nada habitual ni asumible en un club de su nivel y exigencia.
El Atlético ha mutado. No hay mejor evidencia que su partido contra el Barcelona. Había habido ejemplos este curso, pero siempre queda esa duda de los partidos grandes. Éste lo era. Y no hubo paso atrás. Ni se encerró ni renunció a la pelota como tantas otras veces contra los azulgranas. Muchas veces la quiso y la jugó para ganar, sin ningún matiz, sin ninguna reserva y con toda la determinación, aunque también manejó otros registros, como el contraataque. Hay dos acciones que reflejaron de inmediato la transformación rojiblanca: minuto 5, una jugada colectiva que partió de su defensa, que transitó por cada sector del campo y que, sin interrupción ni ningún patadón, terminó en el zurdazo de Saúl al que voló Ter Stegen; minuto 11, otra posesión larga culminada por Marcos Llorente con un derechazo al larguero, habilitado de forma astuta por Correa.