- Los dos mejores tenistas del momento cruzarán sus raquetas hoy (15.00, Dmax y Eurosport) en un nuevo episodio del desafío más repetido de la historia, deseoso uno de hacer valer su jerarquía de líder del ranking y el otro de conservar su hegemonía sobre la tierra batida.

Un Djokovic-Nadal, el número 56, el octavo en Roland Garros, el noveno en una final de un grande, el 24 sobre arcilla, nada mejor puede proponer el tenis actual que, si acaso, aprovechando los resquicios de la covid-19, le ha añadido algunos alicientes para que sea más incierto su resultado.

Si en circunstancias normales el favoritismo del español, que busca su decimotercer título en Roland Garros y que solo ha perdido dos partidos en ese escenario, sería casi incuestionable, las condiciones meteorológicas de octubre equilibran la contienda.

Picante para el español, que busca su triunfo 100 en la tierra batida parisiense y el vigésimo Grand Slam de su palmarés, que le iguale con el suizo Roger Federer. Nadal tiene ante sí un nuevo reto, uno más en la carrera de un tenista que ha ido superando todos los obstáculos que se le atribuían y que él ha ido convirtiendo en metas para seguir progresando.

Se le suponía un jugador solo de tierra y ganó todos los Grand Slam y ahora tendrá que hacerlo en condiciones adversas, con temperaturas bajas, elevada humedad en el ambiente y una bola que rebota menos, lo que atenúa la agresividad de los efectos de los trallazos que salen de su brazo izquierdo.

Pero esa es, justo, su concepción del tenis, aprender, mejorar adaptarse al medio. A falta de poder dominar los elementos, Nadal se ha convertido en el mejor especialista del mundo en navegar por sus recovecos y utilizarlos, siempre que sea posible, a su favor.

Con esa receta, que no ha parado de repetir desde que aterrizó en la otoñal capital francesa, el número 2 del mundo que, venía solo con tres partidos en sus alforjas tras seis meses de parón por el confinamiento, se ha plantado en la final sin perder un set, cada partido un poco mejor que el anterior, tal y como figuraba en su hoja de ruta inicial.

Y ahora, en ese escalón en el que nunca ha perdido antes un partido, tiene de nuevo que domesticar el entorno contra un rival encantado de que el clima le conceda ventaja, que la bola se eleve menos para que su brazo derecho pueda atajarla antes y convertirla en misiles contra la línea de flotación enemiga.

Djokovic cuenta con que el clima le otorgue una oportunidad y poder la gesta de aquel 3 de junio de 2015, cuando aguó el cumpleaños de Nadal propinándole su segunda derrota en el torneo. Antes lo había logrado el sueco Soderling en 2009. Después, nadie más lo ha conseguido.

Histórico triunfo de la joven polaca Iga Swiatek

La tenista polaca Iga Swiatek, de 19 años, conquistó ayer el título individual femenino de Roland Garros, tercer después de doblegar con autoridad a la estadounidense Sofia Kenin por 6-4 y 6-1 en una final que se resolvió en una hora y 24 minutos de juego. Swiatek logró un triunfo que le abre las puertas de la historia. En primer lugar, se convirtió en la primera deportista de Polonia (hombre o mujer) en ganar un grande y, en segundo lugar, lo hizo sin ceder un set, algo que no ocurría en París desde el año 2007, cuando lo logró Justine Henin.

“Rafa es el favorito, pero las condiciones meteorológicas me pueden dar alguna opción de vencer”

Tenista serbio

“Después de tantos éxitos en Roland Garros, parece que si no gano la final mi torneo se queda en poco”

Tenista balear