uando la Liga Femenina se detuvo por el coronavirus y cuando más adelante se canceló definitivamente, sin campeón y sin descensos, se temió que la situación económica resultante para muchos clubes provocara un salto atrás en una competición que en las últimas temporadas había dado algunos pasos adelante en calidad y seguimiento. Pero, a estas alturas del verano, la impresión general es que la campaña que arrancará el 18 de septiembre será muy exigente porque habrá dos equipos más y porque han llegado muy buenas jugadoras a la liga, más de las esperadas por las circunstancias.

Uno de los episodios más destacados del verano ha sido la irrupción del proyecto del Casademont Zaragoza, que adquirió la estructura del Stadium Casablanca. El club de la ACB salió al rescate de los problemas económicos del histórico club maño y firmaron un acuerdo por el que ambos se integraban y así la capital de Aragón contará también con un conjunto en la máxima categoría, que dependerá del club de la ACB, y otro en la Liga Femenina-2, que gestionará el Stadium. Y esta aparición no ha sido por la puerta de atrás o de manera discreta, sino que el Casademont protagonizó el pelotazo del verano, ya que su primera jugadora confirmada fue Laura Nicholls, la pívot internacional que regresa a la Liga Femenina seis años después.

El nuevo proyecto del Zaragoza, con el apoyo del patrocinador principal, ha puesto muchos recursos en su equipo femenino y puede ser otra alternativa a futuro a los puestos altos, donde ya está el Valencia Basket. El club taronja no deja de mejorar su plantilla femenina y ha sumado a otras dos internacionales, Laura Gil, arrebatada al Perfumerías Avenida, y Cristina Ouviña, otra que vuelve a la Liga Femenina tras ocho años en el extranjero. Con Queralt Casas, María Pina, Anna Gómez, Leticia Romero o la prometedora Raquel Carrera, en Valencia se aseguran un excelente bloque de jugadoras nacionales para seguir la estela del Avenida y el Girona.

Y habrá un tercer equipo en la Liga Femenina que también cuenta con representación en la Liga ACB. Se trata del Movistar Estudiantes, al que le fue concedido el ascenso dado que marchaba primero en su grupo de la LF-2 cuando la temporada pasada se canceló y así pudo poner el broche a treinta años de la sección femenina del club colegial. Esta vez no quiere que el paso sea efímero, como hace tres temporadas, y el Estudiantes ha armado un bloque con oficio que cuenta, entre otras, con la vizcaina Gracia Alonso de Armiño.

La presencia de estos tres conjuntos en la máxima categoría femenina supone un refuerzo para la competición, sobre todo cuando se pone a disposición de las jugadoras buenos medios para hacer su trabajo, y un acicate para el resto de los clubes, que no quieren perder su sitio, como se ha visto este verano. Además, otros tres bloques de la ACB cuentan con equipos en la ampliada Liga Femenina-2. Son el Barça, que quiere llevar su pacto con el Santfeliuenc de nuevo a lo más alto; el Unicaja, candidato a los puestos de ascenso, y el Joventut, que ya cuenta con quince equipos en una cantera femenina que comparte espacios con el baloncesto masculino.

Como dijo Cristina Ouviña en su presentación en Valencia, "solo falta que la gente vuelva a los pabellones", porque esta temporada puede merecer la pena y en ella el Lointek Gernika también va a tener mucho que decir con la plantilla que ha construido, que incluye a Nadia Colhado, MVP de la Liga Femenina hace tres años. También el Araski ha dado un importante salto de calidad con los fichajes de las internacionales Tamara Abalde y Anna Cruz, otra que regresa tras una larga carrera lejos de la Liga Femenina. El Perfumerías Avenida, que ha sumado a Katie Lou Samuelson, Marina Gajic y Nikolina Milic, y el Girona, que recupera a la estelar Chelsea Gray, tres veces campeona de la WNBA, siguen siendo los gallos, pero tendrán más oposición que nunca en una campaña en la que solo cabe lamentar la retirada de Nuria Martínez y la de Marta Xargay, esta quizás temporal. Los temores se han disipado, aunque no del todo, pero con un Eurobasket y unos Juegos en el horizonte del próximo verano, el baloncesto femenino no quiere perder la batalla contra el coronavirus.

El Casademont Zaragoza y el Valencia Basket apuestan fuerte por sus secciones femeninas y el Estudiantes vuelve para quedarse