la cima del ciclismo, al trono del Tour, se accede a través del cielo, entre nubes y montañas. Con la cabeza alta, mirando hacia arriba. Cuestión de altura. El camino hacia la historia de la carrera francesa se vertebra por cuestas escarpadas, cumbres de leyenda y mitos de la memoria colectiva. La Grande Boucle Por eso conviene habilitar el organismo a la altitud y aclimatarlo frente al colosal Tour.

En esa ruta hacia los Campos Elíseos, Mikel Landa se concentrará junto a sus compañeros del Bahrain McLaren en Andorra. El principado de los Pirineos, con sus parajes atestados de montañas, acogerá a la cordada de Landa del 8 al 25 de julio. Entre los expedicionarios que acompañarán al de Murgia al cónclave se encuentra Pello Bilbao, que será uno de los sherpas del alavés cuando asome desafiante la nariz respingona del Tour. Andorra será la plataforma de ese asalto.

El entrenamiento en altura, en una rango que va desde los 1.500 a los 3.000 metros, busca mejorar el rendimiento del corredor debido al beneficio que otorga la preparación en altura, una mejoría que alcanza varios parámetros fisiológicos. Esa es la idea fuerza de la concentración andorrana. “El objetivo de la concentración es realizar un trabajo en altitud para obtener sus beneficios.

El plan es subir grandes puertos, con largas subidas y acumular grandes volúmenes de trabajo para después competir en el Tour con garantías”, traza Aritz Arberas, preparador físico del Bahrain McLaren. En la concentración, donde acudirán la mayoría de nombres que acompañarán a Landa en la carrera francesa, además del entrenamiento en altura, se pretende cohesionar el grupo que liderará el alavés en Francia.

Aparte del entrenamiento en sí, en las concentraciones se convive. Hay que generar un ambiente de equipo para ser más fuertes en carrera”, enmarca Arberas. Las últimas ediciones del Tour, sometidas a la tiranía del Sky-Ineos, han demostrado el poder intimidatorio que provoca un equipo perfectamente engranado, con los roles perfilados y tácticamente impecable. La concentración en Andorra también quiere estimular el sentimiento de pertenencia y empastar el grupo para que este no titubee en la carrera francesa, donde los errores penalizan sin piedad.

A tres semanas del training camp del Bahrain en Andorra, Landa continúa acumulando kilómetros una vez olvidado el confinamiento y las ataduras al rodillo. El de Murgia se desplazará la próxima semana a los Alpes franceses para estudiar varias etapas de la presente edición del Tour junto a sus hombres de confianza. “Se trata de examinar y reconocer el terreno”, apuntan desde su entorno. De momento, la preparación de Landa discurre por los parámetros esperados. “Está bien encaminado”, apunta Arberas. El escalador de Murgia, totalmente recuperado de las lesiones que espalda que le provocó el atropello en pretemporada, está incidiendo en el trabajo con la bicicleta de contrarreloj, la especialidad que más le incomoda.

El alavés necesita mejorar sus prestaciones contra el crono para ser más competitivo. “Mikel está trabajando para mejorar y se encuentra más cómodo. Se han corregidos ciertos detalles y las sensaciones son mejores, pero el problema es que no ha podido disputar ninguna crono este año para saber cómo está él y menos aún en comparación con otros”, describen desde su entorno.

En un ciclismo en el que las actuaciones contrarreloj pesan más que el empeño en la montaña, limitar la pérdida de tiempo en las cronos se antoja imprescindible. “Mikel está trabajando muy bien y los datos que tenemos son muy buenos”, subraya Arberas. A Landa, el podio del Tour de 2017 se le escapó por un segundo y el del Giro de 2019, por ocho. Tan cerca y tan lejos.

Si bien los números que aporta el potenciómetro de las sesiones de Landa sobre el asfalto reflejan la buena senda, el preparador físico del Bahrain es consciente de que el veredicto definitivo lo dará la competición. No existe examinador más exhaustivo. “Entonces se sabrá dónde estamos realmente”, dice Arberas. La primera evaluación para Landa llegará con la disputa de la Vuelta a Burgos, que el murgiarra quiere enlazar con el Circuito de Getxo.

“Para Mikel es importante correr en casa después de que no pudiera disputar la Itzulia. Tener ese contacto con la afición es bueno a nivel psicológico”, añaden desde su entorno. El Critérium del Dauphiné llegará después y servirá como ensayo general de cara al Tour.

“Hasta que se compita y se pueda comparar el nivel respecto a otros ciclistas no sabremos cómo estarán los corredores. La referencia exacta te la dan las carreras, más si cabe en una temporada como esta”, determina el preparador, que piensa que la clave, “como siempre”, será llegar en el momento de forma idóneo al Tour. “Si en Burgos estás muy bien, el Tour se te puede hacer largo, pero a partir de Burgos hay que ser competitivo”, estima Arberas. En esa travesía, Andorra será el campo base del alavés. Landa abre huella hacia París.

Landa, junto a otros compañeros, acudirá la próxima semana a los Alpes para examinar varias etapas del Tour

Los datos del alavés en los entrenamientos son buenos e ilusionantes, pero será la competición la que determine cómo está