- “La verdad es que no me acuerdo de los partidos que he jugado”. César Caneda no pierde la humildad cuando debe responder a una pregunta que rara vez suele faltar en cualquier entrevista. La página especializada BDFutbol le concede oficialmente 850 repartidos en casi una docena de clubes (primer equipo y filial del Athletic, Aurrera, Salamanca, Sevilla, Racing, Eibar, Cádiz, Deportivo Alavés, Guijuelo, Mirandés y Logronés), entre las tres primeras categorías del fútbo estatal y Europa. A estas alturas de la película, lo que todos asumen es que se ha convertido por méritos propios en un futbolista inagotable que ha conseguido triturar todos los récords de longevidad en España.

Nadie totaliza más apariciones que este vitoriano de hierro entre las tres principales categorías: Primera, Segunda y Segunda B. Como los buenos vinos, mejora con el paso del tiempo. Ya le adornan la friolera de 25 temporadas en activo, un cuarto de siglo donde ha vivido toda clase de experiencias. Desde competir con el Athletic en la ChampionsLeague en 1998 hasta el traumático descenso a Segunda B con el Alavés en la temporada 2008-09. Ese sea posiblemente el peor recuerdo de una carrera modélica que tuvo su momento culminante a primeros de 2012 cuando un gol suyo en el tiempo de descuento ante el Espanyol permitió al Mirandés sellar un histórico billete para las semifinales de la Copa del Rey.

Jugador y empresario -regenta en el corazón de Vitoria Thefit, un centro de entrenamiento personal junto a su cuñado Aitor Ocio-, César Caneda ha conseguido estirar su carrera hasta límites insospechados. Un central sobrio, solvente y expeditivo que ha esquivado siempre las temibles lesiones y al que los árbitros apenas han enviado a la caseta por sus protestas o un exceso de dureza en las últimas décadas. El gasteiztarra vive hoy en día su cuarta campaña en la UD Logroñés, un histórico que trata de reverdecer viejos laureles y cuenta con un seguro de vida en la retaguardia para soñar con el ansiado ascenso a la categoría de plata.