l Ayuntamiento de Iruñea anunció la suspensión de todos los actos de la festividad San Fermín debido a la crisis sanitaria provocada por la pandemia del coronavirus covid-19 el pasado 21 de abril. Las fechas no cuadraban con la celebración, en la que se debía cumplir con la dictadura de la distancia social que solicitan las autoridades sanitarias. Con esa noticia, la primera feria del verano manista profesional, en barbecho desde el pasado 8 de marzo, murió antes siquiera de nacer. La cita sanferminera, además, supone uno de los pasteles económicamente más jugosos del curso para la Liga de Empresas de Pelota a Mano, formada por las promotoras Aspe y Baiko Pilota, ambas situadas dentro de un Expediente de Regulación Temporal de Empleo, ya que se aseguran nueve llenazos en ocho días de pelota ininterrumpidos. San Fermín, no en vano, dispone de un doble plato competitivo: la final de la jaula navarra en la matinal del 7 de julio, siete encuentros de torneo y un Desafío del Vino.
Al quebradero de cabeza del horizonte estival, temporada en la que se vende el mayor número de funciones del año, Bilbao, Donostia y Gasteiz colocaron el viernes otra incógnita más al anunciar el suspenso sistemático del grueso de celebraciones de las festividades, decidido por consenso por Eudel. Es decir, si el camino es similar al de Iruñea, otras tres ferias quedarían barridas del verano manista. En total, once festivales: tres en La Blanca, más la función del Día del Blusa, tres de Aste Nagusia y tres del Donostia Hiria, más un cuarto, que suele ser un desafío especial. A este conglomerado de suspensiones cabría añadir el Torneo Bizkaia, que cuenta con cinco fechas: cuatro de ellas diseminadas por territorio vizcaino durante la segunda quincena de julio y la final, enclavada en el martes de Aste Nagusia en el frontón Bizkaia de Miribilla.
Este escenario provocado por el coronavirus covid-19, teniendo en cuenta que los fastos de las tres capitales vascas se alargan durante casi la totalidad del mes de agosto, podría afectar a otras tres ferias. La de Labastida, que el último año estuvo compuesto por un solo festival el 11 de agosto; el Villa de Zarautz, disputado en tres partidos a caballo entre los frontones de Azkoitia y la localidad costera guipuzcoana a mediados de ese mes, y el Torneo San Bartolomé de Elgoibar, que contó con dos funciones el 24 y 25 de agosto.
Del verano manista tradicional quedan enclavados para septiembre los Sanantolines de Lekeitio (tres festivales) y el gran cierre de San Mateo. La logroñesa se compone de ocho días de competición que ponen la traca final estival.
Así las cosas, la desescalada por fases y la situación actual, en la que las promotoras no se esconden en la necesidad imprescindible de contar con el taquillaje para equilibrar las cuentas, mantienen fuera de órbita la opción de regresar a la actividad a los pelotaris por el momento. Aun así, a pesar de estar en una situación de tránsito por el desierto y sometidos a un ERTE, los manistas continúan ejercitándose a diario desde que comenzó la pandemia, muchos de ellos a las órdenes de preparadores físicos contratados personalmente. Siguen trabajando duro peleando contra el temporal.
ETB y Aspe y Baiko Pilota, por su parte, tienen firmada la programación de 150 festivales en directo o falso directo y una treintena se han quedado ya en el limbo. A este respecto, desde ambas entidades todavía no se ha alcanzado un acuerdo para retomar la campaña manista, frenada en la liguilla de semifinales del Campeonato de Parejas. Si bien el operador televisivo sí que ha conseguido pactar con los remontistas de Oriamendi2010 el regreso de la pelota en directo los sábados. La empresa guipuzcoana tomará así el hueco de la LEP.M desde finales de junio. No obstante, dada la deriva de la crisis sanitaria, todo apunta a que esta misma semana se concrete alguna decisión entre las promotoras manistas, en comunicación constante, y ETB para diseñar algún rumbo hacia cierta normalidad. La entidad pública ya ha anunciado flexibilidad.
Con todo, la encrucijada también engloba a los rectores de las escuadras y a sus pelotaris. Los deportistas muestran públicamente su deseo de comenzar a jugar cuanto antes y no ven con malos ojos el hecho de hacerlo a puerta cerrada -aunque la preferencia de ambas plantillas es gozar del calor del respetable-. Entretanto, desde las empresas se desliza la opinión de que los meses que vienen por delante están finiquitados antes siquiera de abrir el melón y se redunda en la idea de la necesidad financiera del taquillaje. Solo contemplan volver con público. Y ahora, ¿qué?
El taquillaje es un caballo de batalla para los rectores de las empresas, mientras que los pelotaris no ven con malos ojos jugar a puerta cerrada