uando a finales del pasado mes de enero la CBA, la máxima categoría del baloncesto chino, suspendió temporalmente su actividad, el resto del deporte de la canasta mundial no puso sus barbas a remojar. Por aquel entonces, la crisis sanitaria provocada por el Covid-19 se consideraba casi exclusivamente un problema de China, pues sus ramificaciones hacia el extranjero eran escasas. De hecho, no fueron poco los clubes europeos que consideraron esa suspensión una puerta abierta hacia la posibilidad de reforzarse con jugadores de campanillas. Fuera de la NBA, la CBA es la liga nacional que mejor paga. Además, ofrece un calendario competitivo condensado, por lo que curso tras curso es capaz de reclutar a jugadores de primerísimo nivel: Lance Stephenson, Ekpe Udoh, Donatas Motiejunas, James Nunnally, Jeremy Lin, Darius Adams, Ty Lawson, Marko Todorovic, Kenneth Faried€ Pero ocurre que menos de dos meses después la situación ha vivido un giro radical. El covid-19 es ya una pandemia mundial que ha frenado en seco la inmensa mayoría del deporte mundial, obligando además a posponer cada vez más sus fechas de posible regreso, mientras que la CBA asegura estar preparada para volver a la acción. Pretende que el balón vuelva a lanzarse al aire el próximo 15 de abril.
Así, la liga china ha pasado de posible caladero de jugadores a espejo en el que pueden mirarse competiciones como la Liga Endesa, suspendida temporalmente hasta el 24 de abril, para comprobar plazos y posibles formas de funcionamiento una vez se reanude después de dos meses y medio del parón, mayor que el que pretende la máxima categoría del baloncesto estatal, que jugó su última jornada el 8 de marzo. Cuando anunció su suspensión temporal, la CBA concedió permiso a sus jugadores y técnicos extranjeros para que regresaran a sus países, pero, salvo algún caso muy puntual, no concedió cartas de libertad a aquellos que quisieron aprovechar la circunstancia para fichar por algún equipo de Europa o incluso de la NBA. Siempre tuvo clara su intención de retomar la actividad cuando fuera posible y, en este sentido, la pasada semana mandó una carta a sus clubes haciendo saber su deseo de retomar la actividad el 15 de abril y que así tuvieran tiempo para el regreso de sus jugadores.
En esa carta remitida a los clubes, y desvelada por ESPN, la CBA apunta que volver a levantar el telón competitivo debe servir como "promoción sólida y ordenada para el retorno al trabajo y a la producción, un hombro sobre el que recuperar la confianza en el deporte y animar y unir el corazón de las personas". Vamos, como si se tratara de una cuestión de estado. Al principio, la mayoría de los jugadores extranjeros se mostraron reticentes sobre una posible vuelta a China, pero la plausible mejora de la enfermedad en el país ha hecho que vayan retornando a cuentagotas. Según la web Sportando, Lin, Motiejunas, Todorovic y bastantes más han aterrizado ya en sus respectivas ciudades, donde tendrán que guardar una cuarentena de 14 días como cualquier otra persona llegada desde otro país. Desde la competición china ya han filtrado que aquellos jugadores que decidan no volver serán sancionados con tres años sin poder jugar en la liga. En un principio se extendió la posibilidad de que esa sanción se extendiera incluso a la agencia de representación de los jugadores que no cumplieran sus contratos, pero parece que finalmente no será así.
En el momento de la suspensión, la gran mayoría de los equipos veinte equipos de la CBA habían jugado treinta de los 46 encuentros de la temporada regular, por lo que el problema de la acumulación de encuentros está muy presente. Así, según diversos medios estadounidenses, la posibilidad de acortar esa fase de la campaña para llegar antes al play-off se encuentra sobre la mesa. Los encuentros se disputarán a puerta cerrada probablemente hasta el final de la liga, podrían disputarse hasta cuatro duelos por semana y se plantea también muy seriamente la posibilidad de concentrar la gran mayoría de los choques en un reducido número de ciudades para evitar así grandes desplazamientos a los equipos y el riesgo de poder expandir de nuevo el coronavirus.
La primera competición que se vio obligada a detener en seco sus engranajes competitivos como consecuencia de la aparición del covid-19 asegura ahora tener todo dispuesto para retomar su actividad y puede servir de ejemplo y avanzadilla para todas las demás. Sin embargo, ahí está también lo ocurrido en Japón, que el pasado fin de semana retomó la liga a puerta cerrada después de tres semanas de competición parada y ha vuelto a suspenderla. Aunque esto suceda en China, seguirá siendo un escenario a vigilar desde Europa porque puede que retomar las competiciones en este ecosistema acabe siendo totalmente imposible.
China pretende jugar a puerta cerrada y concentrar los duelos en un grupo reducido de ciudades para evitar así largos desplazamientos