La Behobia es, por encima de todo, una fiesta del running. Sin embargo, ayer la vertiente popular del atletismo compartió por una vez protagonismo con la cara más competitiva de este deporte. Se trataba de homenajear a una prueba emblemática en su centenario. Y los corredores de élite se sumaron a las celebraciones ofreciendo al público una emocionantísima lucha por la txapela. No se recordaba, desde que la televisión ofrece imágenes del recorrido íntegro, una edición tan peleada, acostumbrados como estábamos a cabalgadas en solitario y a luchas decididas desde la selección natural propia del paso de los kilómetros. La victoria de Chakib Lachgar, un marroquí afincado en Errenteria, contó con un guion de película. Y también esconde una historia bonita la trayectoria de Gema Barrachina, una alicantina de 33 años y madre de dos hijos que se adjudicó un triunfo igualmente televisado. La salida adelantada de las mujeres añadió más brillo si cabe a una jornada que la anunciada lluvia no se atrevió a deslucir.

Al fin y al cabo, no hizo tan mal día para correr. Quizás sí para esperar

esperar el pistoletazo en Behobia. Pero todo se pasó cuando las piernas empezaron a carburar, camino al Boulevard. A algunos les cayó más agua que a otros, dentro de un larguísimo y nutrido pelotón cuya cabeza ofreció un espectáculo a la altura de la efeméride. Con nivel. Con sorpresas. Con alternativas. Y con atletas locales elevando las pulsaciones del aficionado que seguía la prueba, desde el sofá o desde la cuneta.

Iraitz Arrospide se ha ganado durante los últimos años el corazón de Gipuzkoa. Ha logrado podios en la Behobia, marcas estratosféricas en maratón y un campeonato del mundo de 50 kilómetros. Durante la semana previa a la carrera había asumido con valentía el papel de favorito. Y ayer obró en consecuencia una vez que arrancó a correr. Asumió galones. Lideró el grupo desde un principio. Y a partir de la subida a Gaintxurizketa intentó seleccionar la cabeza con frecuentes cambios de ritmo. Coronaron cuatro: él, Chakib Lachgar, Jesús Olmos e Iván Fernández, con el a la postre ganador viniéndose arriba al paso por su segunda casa, Errenteria. Lo pagaría después descolgándose en la subida a Kaputxinos. Pero supo sufrir manteniéndose siempre a diez escasos metros de los líderes mientras estos se vigilaban y Arrospide y Olmos alternaban hachazos.

Se dio luego un momento clave en la Avenida de Navarra. Cambió otra vez Iraitz. Solo le siguió un aparentemente sólido Iván Fernández. Y se pararon ambos, quizás pensando que la lucha quedaba en cosa de dos. Volvió a entrar Olmos en el grupo. Se mantuvo cerca Lachgar. Hasta que llegó el momento de la remontada del errenteriarra de adopción, en los últimos 500 metros. Enganchó al grupo. Adelantó a los tres. E hizo que imperara la lógica en un final al sprint. Al fin y al cabo, era él el pistero del cuarteto. Se prodiga sobre el tartán y eso le da una chispa que ayer le valió una txapela.

triunfo de barrachina La alicantina Gema Barrachina, cuarta el año pasado, se llevó una carrera femenina que tuvo menos historia que la de los hombres, pero que pudo ser saboreada kilómetro a kilómetro con imágenes en directo. Un aliciente más. Un acierto mayúsculo de la organización que, seguro, tendrá continuidad en próximas ediciones. No puede considerarse sorprendente que Aroa Merino, canaria ella, acusara las condiciones y se quedara sin la cuarta victoria consecutiva. Pero sí rompió los pronósticos la citada Barrachina, cuyo ataque en Errenteria, cuando lideraba la prueba junto a Diana Martín, descolgó a la madrileña. Esta se mantuvo siempre en carrera, acechando a la líder. Pero en la carrera de las chicas no hubo remontada. Las habrá. Porque la Behobia, además de soplar velas, añadió ayer a su cariz popular mucho prestigio competitivo. Gracias a ellas. Gracias a ellos. Gracias a 25.000 valientes.

Masculina

1. Chakib Lachgar1h00:57

2. Iraitz Arrospide1h01:02

3. Iván Fernández1h01:11

Femenina

1. Gema Barrachina1h11:32

2. Diana Martín1h11:46

3. Gisela Carrión1h11:55