En el fondo de José Zorrilla donde marcó Ibai había un eslogan corporativo de esos tipo Carácter Baskonia que decía Solo pedimos profesionalidad. No estoy seguro de si estas eran las palabras exactas porque olvidé apuntarlo, pero el concepto seguro que era ese. Me llamó la atención porque refleja un poco a qué mínimos de exigencia hemos llegado en el fútbol. Visto el partido y su desenlace lo mismo tienen que cambiar el lema y poner Solo pedimos no perder en el 93 teniendo un córner a favor. El inicio de temporada del Alavés es difícil de explicar desde la naturaleza del equipo porque ha dejado la sensación de que necesita muy poco para ganar, casi la misma fórmula que el Barcelona en este inicio. Las paradas del portero y el oportunismo delante. Esas cabalgadas de Jony que coinciden con un ataque pasajero de puntería de Sobrino o con la quirúrgica precisión de Ibai para ganar puntos. Creo que el Alavés tiene ya siete unidades porque tiene una virtud que se valora poco. No hace nada especialmente mal. De acuerdo que no es un equipo brillante, que tiene que mejorar en muchos aspectos del juego y que es posible que tenga más cosecha de la que cabría esperar vistos los partidos. Pero sin ese brillo tiene el suficiente poso para no quedar como el tonto del pueblo perdiendo un partido que en teoría solo podías ganar. No tendrá creatividad en el centro del campo, pero tampoco tiene ningún agujero negro en zonas clave.

Volviendo a la petición corporativa del Valladolid a sus jugadores, hay que reparar en Guidetti, ese futbolista sobre el que las gradas de Mendi extienden cada vez con más frecuencia un halo de sospecha derivado de su supuesta falta de profesionalidad. El sueco es de esos personajes a los que hay que rascarle muchas capas para llegar al futbolista. También me recuerda a Toquero en ese aspecto. Al vitoriano había que rasparle la alopecia prematura, el 2 con el que se presentó en sociedad siendo delantero, la leyenda de Caparrós y su edad, su parodia de Twitter y el título de lehendakari para apreciar y entender a un jugador sacrificado, siempre en un estado de forma top y con un par de recursos más que aprovechables en Primera y Segunda en el contexto adecuado. ¿Pero qué hay debajo del guidettismo que valga cuatro millones de euros? Si al sueco, que es el tercer jugador que más camisetas del Alavés vende, le quitas su cancioncita, el tribunerismo, la foto del blanquito entre negritos de su infancia en Kenia y sus declaraciones populistas, ¿qué te queda? Si el tipo al menos se digna a respetar su cuerpo y ponerlo en condiciones para competir, lo mismo lo descubrimos esta temporada.

La segunda teoría que confirmo es una que manejo yo y es que es más difícil tener un portero malo que uno bueno. No hablo de un top como Pacheco, hablo de un portero tipo Simón que te pueda ayudar a ganar partidos y, sobre todo, no te empuje a perderlos. Por eso no me deja de sorprender que un club vasco como la Real Sociedad, que tendría las mejores posibilidades para encontrar un buen portero por el equilibrio entre presupuesto y mercado, siga teniendo un meme como Rulli bajo los palos de Anoeta. Al final del partido del sábado en San Mamés, Simón se abrazó con Courtois en ese ritual sagrado que manejan los porteros. Imagino que ya lo sabe, pero son el propio portero belga, Kovacic y Florentino Pérez las razones por las que él está parando en el Athletic y no en el Elche.