pamplona - El frontón Navarra Arena ya es una realidad. Ayer la megalítica instalación pamplonesa, que se comenzó a construir en 2009 y que finalizó en 2013 con un coste de casi 60 millones de euros y 185.000 de mantenimiento cada año -al menos en 2017- y cuya gestión asumió la sociedad pública Navarra de Infraestructuras de Cultura, Deporte y Ocio (NICDO) -aunque hasta el 17 de septiembre no comienza el contrato-, dio con su presentación el último paso antes de su apertura oficial.

Cuatro pelotaris -dos de Asegarce y otros dos de Aspe-, además de diferentes técnicos y responsables de ambas promotoras y periodistas de alrededor de veinte medios de comunicación pudieron ver por primera vez la cancha pamplonesa, que mostró el aspecto casi final con el que lucirá en su estreno, con la final del Masters Codere el próximo 29 de septiembre.

Al frontón, que tuvo que ser limpiado a conciencia y pintado de verde para esta primera prueba, tan solo quedan de colocar los dos videomarcadores de pantallas LED de 6 por 4 metros -donde además del resultado se ofrecerán repeticiones de jugadas del partido- y las protecciones del rebote, donde no se colocará pared de metacrilato si no solo algunos refuerzos para proteger a los pelotaris.

La primera sensación al acceder en el nuevo frontón, cuya entrada se hace desde el pasillo de la fila 14 -la cancha es subterránea- es de grandiosidad. Cuenta con 3.000 localidades, tres veces más que el Labrit, pero al bajar a la pista la sensación es mucho más cercana que la del Bizkaia, que cuenta con idéntica capacidad. No parece que quepa tanta gente.

Uno de los motivos principales es la cercanía de los pelotaris con los espectadores. La contracancha cuenta con tan solo cinco metros de anchura, por lo que los aficionados pueden disfrutar muy de cerca del juego. En el rebote la primera fila ejerce de pared, lo que da una visión casi en primera persona del partido. La disposición de las gradas, con tan solo dos pisos, hace que la visión sea muy clara desde todos los lugares.

En cuanto a la tecnología, la instalación está dotada con un sistema de sonido que permite retransmitir el sonido en todo el edificio con la posibilidad de ajustarlo por zonas y es una infraestructura sostenible.

Los demás servicios son vestuarios, zona de calentamiento, taquillas, enfermería, butacas de prensa, sala de prensa, cafetería y barra y una posible zona VIP en el segundo piso encima de la pared del frontis. Debajo de ella, existe un gran espacio donde también se podría albergar un museo de la pelota, pero ese aspecto está todavía por determinar.

En su primera impresión a los medios, Javier Lacunza, director de NICDO, explicó que este es “un hito más” en la historia del Navarra Arena, que va sumando programaciones hasta su apertura.

“El frontón ha sido probado íntegramente por primera vez. Hoy es un día muy especial”, afirmaba un orgulloso Lacunza, que explicó los entresijos del frontón.

“Hemos tenido que pintar y limpiar. Tan solo quedan algunos elementos que se van a incorporar. Luces, marcador, las protecciones del rebote y las dos pantallas”, desembrolló. También confirmó que el cincuenta por ciento -unas 1.500- de las entradas para la final del Masters Codere, lo que supondrá el estreno del frontón pamplonés, están vendidas.

Rafa Etxeberria, gerente de Asegarce, aseguró que “nos ha gustado mucho el frontón”, ya que es “acogedor” y “el sonido de la pelota” se escucha bien en todos los lugares. “Estamos con ganas, la sensación es impresionante, entran 3.000 personas y están muy cerca”, sentenció.

Por su parte Inaxio Errandonea, director comercial de Aspe, calificó la instalación como “espectacular” y dijo que hará competencia al Bizkaia, pero que eso no significa nada malo. “Ojalá hubiese más de estos. Viendo que hay una gran afición puede haber más”, deseó.

Errandonea también destacó “la sensación de cercanía” del público y lo comparó con el Ogueta de Vitoria, de 2.155 localidades. Sin embargo en este “las dimensiones son perfectas y hay un gran sonido”.