vitoria - El urnietarra Jokin Lizeaga sufrió el pasado sábado en una carrera de montaña en Asturias -la Maratón de los Pastores de Portudera, de 40 kilómetros y que discurre por la Sierra de Portudera- un accidente que a punto estuvo de resultar fatal. El conocido corredor guipuzcoano, de 39 años, cayó por una sima de 20 metros y fue rescatado varias horas después por el Grupo de Rescate de Bomberos del Servicio de Emergencias del Principado de Asturias (SEPA), presentando “policontusiones, luxación de hombro e hipotermia”, según comunicó el propio SEPA, que evacuó a Lizeaga al hospital de Arriondas.

En plena carrera, cerca de Cabrales, Jokin Lizeaga cayó por una sima -que se puede apreciar en la foto de la parte superior de esta página- que estaba cubierta por una capa de nieve que cedió al pisarla el corredor urnietarra. Según la nota de prensa del SEPA, el Centro de Coordinación de Emergencias recibió una llamada de otro corredor y envió a un equipo de rescate a la zona a bordo de una aeronave medicalizada. En una “dificultosa operación de rescate”, un bombero accedió por la sima hasta donde estaba situado Lizeaga, que había conseguido subir diez metros hasta una repisa. El bombero le colocó un arnés y, con un sistema de cuerdas, el resto de componentes del grupo de rescate -entre los que figuraban varios corredores- fueron izando al guipuzcoano, que presentaba hipotermia y politraumatismos, por lo que fue trasladado al hospital de Arriondas.

Javi Domínguez (Vitoria, 43 años), considerado uno de los mejores corredores de trail a nivel estatal -entre otros muchos logros, ha ganado cuatro veces la Ehunmilak-, fue uno de los atletas que se quedó a socorrer a Jokin Lizeaga. El alavés atendió a este periódico mientras volvía de Asturias y contó lo sucedido en las horas posteriores a la caída de Lizeaga, que pudo ser fatal. “Yo iría séptimo o así. Vimos cómo un corredor pegaba gritos a lo lejos porque había visto el agujero y había oído a alguien. Nos quedamos tres y luego vinieron otros dos. Vimos que había un atleta metido en un agujero y esperamos a que pasara algún corredor con móvil. Llegó uno y llamamos al 112”, explica Domínguez, que reconoce que no podían hacer “nada salvo darle ánimos y tranquilizarle”: “Le preguntamos qué tal estaba y, una vez que parecía que no era tan grave, lo único que podíamos hacer era tranquilizarle y esperar a que llegara el helicóptero. No podíamos hacer nada porque estaba metido en un agujero estrecho y era imposible bajar”.

Una vez realizada la llamada, el rescate fue bastante rápido: “Le pasamos una manta térmica para que aguantara mejor, haría diez grados, igual dentro del agujero menos. Desde que se cayó hasta que le sacaron pasarían tres horas o así. El helicóptero llegó en media hora y tardaron 45 minutos más o menos en sacarlo. Bajó un bombero a ver qué tal estaba, subió y volvió a bajar a colocarle el arnés y demás. Había que subirle poco a poco. Iba rozando con su cuerpo en las paredes y pegaba unos gritos por el dolor en el hombro...”.

Una vez arriba, tal y como sigue relatando el atleta vitoriano, “trataron de colocarle el hombro, aunque no pudieron, le dieron un par de pinchazos para calmarle el dolor y lo subieron al helicóptero”. Una vez fuera del agujero, pudieron charlar un rato con Jokin Lizeaga: “Al principio tenía mucha angustia porque se veía metido dentro del agujero y se le pasó por la cabeza que no lo iba a ver nadie. Nos agradeció un montón que estuviéramos ahí y pidió a la organización que nos diera un detalle en la entrega de trofeos a los cinco que nos quedamos y nos lo dieron. Pero hicimos lo que teníamos que hacer, nos podía haber pasado a cualquiera”.

Javi Domínguez también cree que las policontusiones -posible fractura en el hombro, una costilla rota y un fuerte golpe en la tibia- y la hipotermia sufrida por Lizeaga son un mal menor: “Visto el agujero en el que cayó, ha quedado en un susto. Era un agujero muy vertical, cayó varios metros y pudo subir algo. Pero incluso estando con el hombro bien era muy difícil salir de ahí sin la ayuda de una cuerda”.

Domínguez, un corredor con muchísima experiencia en pruebas de montaña, cree que ese tipo de accidentes son “muy raros. Caer en una sima así es como encontrar una aguja en un pajar. En esa zona de Picos de Europa no sé cuántas simas hay. En un día sin nieve se ve perfectamente, pero estaba cubierto de nieve, fue mala suerte; podía haberle ocurrido a cualquier participante”.

La Maratón de los Pastores de Portudera se anuncia en la web oficial de la prueba como “la más dura del mundo” y avisa de que “transcurre por terrenos técnicos con fuertes subidas y bajadas” y de que hace falta “experiencia” en carreras de alta montaña”, condición que cumple sobradamente Jokin Lizeaga. “Es una zona técnica, no son senderos fáciles”, reconoce Domínguez: “En esta época del año en Picos de Europa es normal que haya neveros”.

El alavés no considera que la presencia de esa sima sin señalizar sea un error de la organización: “Las simas suelen estar muy bien señalizadas, pero en este caso es difícil porque no se veía. La organización conoce la zona, pero la señalización la hizo la Federación Asturiana, que igual no controla tanto la zona. Igual si lo hubiera balizado alguien de la organización, habría tenido más cuidado. Pero no puedes controlar todo al 100%; ha sido mala suerte”.