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El desertor del fútbol y Sócrates

Ricardo González Romero / Presidente del Club Txukun Lakua

El desertor del fútbol y SócratesFoto: DNA

Creo que lo dice con la boca pequeña, Sócrates podía permitírselo, ser franco, humilde y sabio digo, pero Richar, como la mayoría de los mortales, ni lo tiene tan claro ni pone frenos -apenas gastamos humildad-: “sólo sé que no sé nada”, dice Richar y dicen que dijo el filósofo heleno en un arrebato de modestia y sabiduría. Ricardo González Romero se ha puesto hasta de botillero, al lado del pelotari, pero “sólo para darle ánimos, para que no se venga abajo, poco más”, dice? y redunda “de pelota no sé nada”. Y debe de ser cierto, pero luego discute con la cátedra, se atreve con los doctores, valora peso y bote y observa táctica como los buenos. Como cualquier aficionado. Porque la pelota es de todos. Como en el fútbol, faltaría más. En todo pelotazale hay un técnico, y más en los mejores aficionados. Y de eso no hay duda. Richar es un buen aficionado. Un hincha y defensor de los suyos con tesón hasta aburrirte, que no se cansa y te cansa de lo que habla y cuenta. Reivindicativo y exigente, que para eso es el actual, y único, presidente del club desde el día de su creación en 2002, en cuanto los críos de Barrutia que se hicieron grandes se sacaron la licencia de cadetes. Fue por aclamación, unánime, como los vikingos; “tú que andas de ventas y te sobra tiempo, tú presidente” le señalaron Fernando Kastresana, María Luisa Martínez de Marigorta, Alex Otxandiano, Miguel Júdez y Javier Obregón, todos de la junta y los que se quedaron fuera pero dispuestos a echar una mano: Vale Tena, Miguel Gordo, Anastasio y Díaz, el del Cúpula. Al parecer, no había otro candidato resultante de aquellas reuniones en la sede de la Asociación de Vecinos de Lakua 05. Iñigo Abad, con 18 años recién cumplidos, “un fenómeno”, campeón del GRAVN juvenil y subcampeón de España ante Olaizola se hizo cargo de los chavales -hace un par de años que ha dejado de llevar la rienda técnica del club- y el club comenzó a recoger firmas como demanda de un frontón para el barrio. En 2003 Otxandiano y Richar comenzaron a cimentar el proyecto reuniéndose con el entonces concejal Ibarrondo. Hicieron falta 5.000 firmas y mucha presión para provocar que las palabras fueran convirtiéndose en hechos. Y que Encina Serrano hiciera suyo el proyecto. “Va a ser mi prioridad”, nos dijo. Se comprometió y “se portó”, me dice Richar. El monumento de Sansomendi comenzó a levantarse con el PP y se acabó con Lazcoz en la poltrona municipal, aunque “por problemillas de seguridad” estuvo cerrado casi un año antes de su apertura oficial, “que noinauguración”, porque no se inauguró. En septiembre de 2018, el primer día del mes, entre Endika Monreal, primer canchero, y las gentes del club, se descorcharon un par de espumosos y a trabajar. Entre tanto los mayores entrenaron en el Beti Jai y los pequeños en el frontón de la ikastola, suficientemente largo pero de no más de seis metros de alto. Los Kastresana, Aratz e Igarki, GorkaGonzález, MikelGordo, UnaiDíaz, Arnaez, GuillermoAlonso, Caño, fueron haciéndose grandes -comenzaron con ocho años, todos juntos, en 1998-, y necesitaban un delegado de entre los padres para llevar los asuntos del escolar. Le tocó a Richar. Ahí empezó su vinculación con la pelota. Más en serio. En la segunda hornada entrarían Ramos, Zugazua, Júdez, Obregón e Isasmendi entre otros. Hoy en día el club cuenta con 60 pelotaris en edad escolar y 32 federados. Gorka se encarga de las labores técnicas e Iribarren y Uribe de enseñar a los más pequeños.

El presidente de Txukun Lakua había entrado en contacto con la pelota a los 14 años en Jesús Obrero, donde compartía recreos con Monreal, Olano y Resano, de su misma edad, y dos algo mayores, Marañón y Gorospe. Todos pelotaris de verdad. Richar hacía que? “me dejaban pegarle de cuando en cuando”, pero jugar, jugar? pues no mucho. Practicaba baloncesto (le llamaban Monsalve, por Moncho) y, sobre todo fútbol. Con Gorospe ya ganó algún que otro partido, de medio estorbo. Y lo más cercano que tuvo en el mundo de la pelota hasta que al hijo le dio por el frontón, fue un primo, el primo Narciso, de Rivafrecha, “que jugaba muy bien”, de la época de Titín y Capellán.

Nació en La Puebla de Arganzón -república independiente de La Puebla para marcar distancia con Treviño- en mayo del 53. En el pueblo es Kiko, el hijo de Quico -el abuelo Francisco de 91 inviernos que pisa huerta como los mejores-. A los 10 se fue a los frailes. Primero a Eskoriatza y luego a Logroño. Con AlfredoOraá, amigo y ex alcalde del pueblo años después. En Navidades del cuarto año le echaron a él y por Semana Santa a su amigo “porque no teníamos vocación”. Uno acabó en Jesús Obrero y el otro en Diocesanas. Con los frailes y luego en Vitoria jugó al fútbol por la banda izquierda. En el Javier y en la liga de empresas hasta caer en el pueblo donde construyeron un campo, en un recodo del Zadorra, al otro lado del puente, cuyo drenaje es la envidia en toda la provincia. “Cogimos piedras, cascajo y paja para aburrir y lo tapamos con tierra de la mejor para sembrar encima hierba natural”. Se refiere a césped.

El club ganó el senior del Provincial con Mendinueta y Resano, con Mendi y Pérez. Isasmendi y Obregón le dieron un título juvenil. Isasmendi consiguió un sub’ 22 de liga vasca y AdriánObregón el título vasco cadete. En trinquete, IkerObregón y Kastresana ganaron liga vasca cadete por parejas y Guillermo Alonso en individuales. Mendinueta venció junto a AndoniAretxabaleta el Diario Vasco de promesas ante Ezkurdia y Arratibel.

Adrián tuvo facultades extraordinarias. Miguel Pérez es el gran cumplidor, “siempre da el callo”. Isasmendi es “técnica y artisteo”. Ahora Uribe es “el hombre que da lo que tiene, el que no falla, es bonito y competitivo” e Iribarren “el terminador”. Y se para en Ramos como el chaval “que ha protagonizado un gran año”, un gran trabajador que se ha volcado en los estudios y echar una mano “a Tarantini, a su padre Carlos, en el Benja”.

Tres pinceladas para tres recuerdos. Un social a 40 grados en Lakua de Mata y Cordón contra Alberdi y Etxebarria, todavía cadetes, que terminó 22-21 y saliendo a la calle cada 10 minutos. La emoción que sintió una vez, en los Fueros, cuando “tres mocosos benjamines me llamaban entre la gente para decirme que estaban ahí, viendo pelota”. Y, en el mismo escenario, aquel año que “me tocó el queso un día -en fiestas-, el txakolí al otro día y Josep pasó de venderme boletos”. Tuvo que comprar a “otro secretario” y cayó el queso. Risas. No las hubo cuando Santxo y Gorrotxategi dejaron sin txapela a Mendinueta y Pérez en la final de liga vasca de 2015. Menudo disgusto. Pero Sócrates se lo tomaría con filosofía.