Shiva Keshavan es un indio atípico. Cuando era niño, huyó del cricket -el deporte que vuelve loco al país entero- en trineo y ayer terminó la que fue su sexta y última participación olímpica. Y es que los Juegos de PyeongChang tan solo han acogido a dos atletas indios. Y Keshavan es uno de ellos. El piloto de luge siempre prefirió los deportes de invierno, pero es que en Village Vashisht, su localidad de origen, apenas hay estadios. Solo nieve. Es lo que tiene vivir en las faldas del Himalaya, a 3.500 metros de altitud. Así que, aunque sea inusual que un indio se aleje de los estereotipos del cricket y el fútbol, Keshavan nació destinado al frío y al invierno.
“Cuando era un niño, en India había un programa de la Federación Internacional del luge para promover el deporte en nuevos países. Había un técnico para buscar nuevos talentos y mi escuela me envió como representante. Fue la primera vez y no teníamos pistas, así que puso maderas en la carretera y así empecé”, recuerda. Mucho ha pasado desde entonces y ayer, con 36 años, Keshavan se enfrentó a su última carrera olímpica. “Ha sido increíble. La primera vez que bajé, lo hice sin ninguna expectativa, solo quería vivir el momento y hacer lo que sabía. Pero en esta última bajada, cuando me impulsé y me acosté en el trineo, me dije relájate y disfruta tu última carrera; así que bajé la cabeza y sentí las mismas emociones nuevamente. Y lo amé. Es una increíble manera de terminar mi carrera”, reconoce. Porque este atleta indio se convirtió en el hombre más joven en asistir a unos Juegos de Invierno cuando logró clasificarse para la cita olímpica de Nangano en 1998. Y se retira profesionalmente seis ciclos después, en PyeongChang.
Con todo, Keshavan estuvo apunto de adelantar su despedida porque estuvo a un desliz del destino de quedarse fuera de la competición de Corea del Sur. El piloto indio llegó a la última Copa de Naciones antes de los Juegos con la certeza de que era su última oportunidad de adquirir un billete olímpico y, antes de la carrera definitiva, se le rompió el trineo. Afortunadamente para Keshavan, el croata Daria Obratov le prestó el suyo para que pudiera culminar su carrera con sus sexta cita olímpica. De esta forma, el indio pudo participar en PyeongChang, donde se retiró con un puesto 34, a pesar de que pensaba que podía mejorar su mejor registro -fue 25º en Turín 2006-: “Definitivamente esa fue mi mejor carrera, pensaba que lo podía hacer mejor aquí. Quizá si no hubiera tenido el problema en la primera bajada, podría haber sido posible, pero así es el deporte”, afirma.
A pesar de todo, Keshavan reconoce marcharse de los Juegos con un buen sabor de boca. Colgar el trineo no le ha sido fácil, pero sentía que ya era el momento, después de toda una vida dedicada al descenso a todo velocidad, al límite. “Empecé mi andadura olímpica con 16 años. Siempre dicen que el tiempo vuela cuando te gusta lo que estás haciendo. Y aquí estoy, seis Juegos Olímpicos más viejo. ¡Qué carrera más excitante he vivido! Gracias a todos por mantenerme motivado y obligarme a dar lo mejor de mí mismo en los 20 años de mi carrera”, concluyó.