Sangre, sudor y esta vez lágrimas de alegría en otro final a cara de perro coronado con una canasta ganadora de Timma. La mano salvadora del alero letón, completamente solo debajo del aro andaluz y perfectamente alimentado por Shengelia en una jugada de manual, permitió ayer al Baskonia agarrarse con fuerza a esta esquizofrénica Euroliga. Por tercera jornada consecutiva, la victoria se jugó en la moneda al aire, solo que esta vez la templanza de la estelar pareja de Pedro Martínez ahorró un serio disgusto que podría haber dado al traste con las aspiraciones continentales.
A 2,2 segundos para la conclusión, el conjunto vitoriano silenció el Martín Carpena con un jarro de agua fría que mantiene más vivo que nunca el sueño del Top 8. El posterior tiro a la desesperada de Milosavljevic se estrelló ante el aro con el consiguiente resoplido de alivio. Liberación absoluta para un Baskonia que esquivó una prórroga mortal de necesidad, dio el golpe de gracia a un Unicaja reanimado a última hora por Alberto Díaz y compensó el gravísimo error de la semana pasada ante el Armani en el Buesa. Con 79-83 a su favor dentro del último minuto, eso sí, nunca debió padecer tantos agobios ni afrontar otro epílogo al filo de la navaja ante el tsunami triplista que descargó sobre el Martín Carpena.
Granger, héroe inicial y capaz por sí solo de neutralizar la puesta en escena malagueña, incurrió en múltiples errores que estrecharon el marcador. Sus desatenciones defensivas ante Alberto Díaz, alguna pérdida de balón y su perniciosa inseguridad con el balón en las manos proporcionaron una vida extra al Unicaja que finalmente Timma se encargó de abortar sobre la bocina. Antes de que el báltico rubricase la victoria, el Baskonia se sostuvo en pie gracias al liderazgo de Shengelia en el último cuarto y, sobre todo, su monstruosa pegada desde el 6,75 con 17 dianas y un brutal efecto intimidatorio sobre un Unicaja reñido con el acierto y carente de una gran efervescencia tras su pletórico comienzo.
Tras un triunfo agónico, el Baskonia satisfizo todos sus objetivos tras derrotar por tercera vez esta temporada al Unicaja. Dejó atrás a un rival directo en la pelea por la octava plaza, le supera ya en el basket average y metió presión al Khimki y, especialmente, al Maccabi, que esta noche visita al Armani en Milán. Recobrado el ánimo y la confianza, la presencia en el grupo de elegidos vuelve a estar supeditada a la fortaleza que esgrima como anfitrión ante varios adversarios a su alcance.
Con Marcelinho y Jones como novedades en el cinco inicial, el arranque se le indigestó al Baskonia, que no dejó de acumular malas noticias con las prematuras faltas de Beaubois, una pésima defensa del uno contra uno y un sinfín de rebotes concedidos bajo su aro. Pedro Martínez miró al banquillo y encontró soluciones para revertir la mala dinámica azulgrana (18-6). Granger, Garino y Shengelia le cambiaron por completo la cara a un visitante desangelado sobre el que se cernían peligroso nubarrones.
El uruguayo, siempre con un punto de motivación extra en Málaga, se convirtió en un arma de destrucción masiva para el Unicaja. Combinando un día más las posiciones de base y escolta, embocó sus cuatro primeros triples para irse hasta los 14 puntos en un visto y no visto. Gracias a un conmovedor acierto desde los 6,75 metros, el Baskonia redujo por completo la efervescencia malagueña. Ante una defensa local muy cerrada y que favoreció los tiros abiertos, Pedro Martínez halló un filón en la asombrosa precisión de casi todos sus francotiradores. Entre un mar de noticias positivas, Poirier puso la nota discordante con su cuarta falta antes del intermedio como consecuencia de una técnica infantil.
No varió en exceso la tendencia tras el intermedio con un Unicaja ultradependiente de la calidad de sus exteriores y un Baskonia decidido a morir desde la ruleta rusa del triplista. Con pequeñas ventajas a su favor pero nuevamente reñido con la continuidad, el cuadro vitoriano se abocó a otro final taquicárdico. Cuando se abría paso la posibilidad de una prórroga, el salvavidas de Timma rescató a los alaveses en el momento oportuno. Golpe de efecto que revive a un colectivo con las opciones intactas de colarse entre los elegidos.
Cara en otro final al límite. Si ante el Real Madrid y el Armani se le escurrió la gloria de las manos, el Baskonia mostró ayer templanza y oficio para resultar vencedor sobre la bocina. Pese a las desatenciones defensivas de Granger sobre Díaz, una perfecta asistencia de Shengelia a Timma acabó con la feroz resistencia del Unicaja.
Tsunami triplista. El equipo vitoriano firmó 17 aciertos desde la línea del 6,75 para hundir en la miseria al anfitrión, que se apagó por completo tras un arranque espectacular que le permitió amasar 12 puntos de ventaja.
Granger, providencial. El uruguayo metió en la pelea a un Baskonia que arrancó el choque sin la intensidad ni concentración necesarias.