Gruissan (Francia) - El belga Yves Lampaert (Quick Step), con un ataque contundente en el último kilómetro, se enfundó el maillot rojo de la Vuelta tras levantar los brazos como vencedor de la segunda etapa disputada en tierras francesas entre Nimes y Gruissan, de 203,4 kilómetros.
En una jornada marcada por el viento, quien voló fue Lampaert para sorprender dentro del último kilómetro y llegar a la localidad balnearia de Gruissan con un segundo de adelanto sobre su compañero italiano Matteo Trentin y 3 sobre el británico Adam Blythe (Aqua Blue).
De 26 años, Lampaert se estrenó en la Vuelta y en una carrera grande, confirmando una temporada brillante en la que se ha proclamado campeón nacional contrarreloj y de la clásica A Través de Fpandes. En la localidad francesa vecina a Narbona se encontró con el maillot rojo que estrenó la víspera el australiano Rohan Dennis.
Una forma de rematar el buen trabajo ofensivo del Quick Step, que rompió el grupo en varios sectores después de varios ataques aprovechando la acción del viento. El BMC no estuvo atento y se le esfumó el liderato. También estuvo atento Nibali, décimo y primer favorito, quien metió 8 segundos a Froome, Aru y Adan Yates y 13 a Marc Soler, Zakarin y Contador.
Segundo día, segundo líder. Fiesta en el Quick Step con Lampaert de rojo la víspera de la llegada de la montaña con final en Andorra. Le sigue su compañero Trentin y tercero otro italiano, Daniel Oss (BMC),a 3, impotente en el empeño por haber tomado el relevo de Dennis en la general.
Chris Froome entrará como primer favorito, noveno, en las montañas andorranas, con todos sus opositores en un pañuelo de medio minuto. El primer examen para los candidatos dejará detalles a tener en cuenta.
La primera etapa en línea rodó íntegramente por carreteras francesas, desde Nimes, que recobraba la tranquilidad después de la falsa alarma de atentado de la noche del sábado hasta la localidad vacacional y costera de Gruissan. La amenaza del viento se confirmó, pues Eolo sopló con fuerza huracanada.
miedo y respeto Miedo a los abanicos, respeto ante una jornada larga. Quizá por estas razones el pelotón se lo tomó con tranquilidad y apenas se formaron fugas de entidad. A un ritmo elevado, pero el grupo se mantuvo compacto hasta el final.
Las caídas hicieron no se hicieron esperar. Se rodaba a toda máquina por carreteras peligrosas. El español Javi Moreno, en una temporada negra, se marchó a casa por una montonera a 60 kilómetros de meta, como el campeón marroquí Ait El Abdia (Emirates), las dos primeras bajas de la ronda.
Alguien tenía que aprovechar el viento final, muy caprichoso, pues cambiaba la dirección por momentos. Lo intentó el Katusha de Zakarin, lo que obligó a Froome a tomar cartas en el asunto poniéndose en cabeza el cuádruple ganador del Tour.
Fue su escuadra, el Sky, ahora con maillot negro, quien puso su maquinaria a rodar a 8 de meta. Se produjeron cortes múltiples en el pelotón, que ya sufría desgaste con 200 kilómetros en las piernas.
Pero faltaba lo mejor, la disputa de la etapa. El Trek de Contador y del favorito Degenkolb asomaron sus intenciones, pero sin consistencia. Fue el Quick Step quien soltó el órdago a 3.000 metros de la pancarta, con artillería pesada.
Trentin se puso a tirar a saco, con Lampaert a su rueda. Más cortes, más desorden, y claras opciones de sacar oro de la maniobra. Se animó el belga con un salto letal a un kilómetro de meta. El campeón belga contra el crono ya no miró atrás. - Efe