oñati - Por fin...

-Damos el salto a la categoría Continental Profesional. Para mí, sinceramente, esto supone cumplir un sueño. Y también cumplir un imposible. Lo que pasa es que, aún tratándose de un paso enorme, todavía tenemos que trabajar mucho para sacar adelante el proyecto de forma definitiva.

¿Era ahora o nunca?

-Necesitábamos dar el paso. Estábamos ante una situación límite y Murias ha decidido hacer la apuesta. Juntos hemos conseguido que lo que nació como un pequeño impulso para el ciclismo vasco se convierta en el líder que necesita este deporte en nuestro país. Existe la clara necesidad de regenerar lo que tuvimos hasta hace no tanto tiempo con Euskaltel, de dotarlo en esta ocasión de una base más firme y, sobre todo, de darle una idea de futuro.

La noticia ha llegado relativamente pronto, en mayo.

-Yo no quería llegar a octubre como estos años, con esa incógnita de qué va a pasar. Pienso que las cosas hay que hacerlas de otra manera. Y así hemos conseguido que se dé todo. El paso está dado. Se ha logrado lo más difícil. Porque el ciclismo en la categoría Continental es casi invisible. Y ahora, en cambio, todo lo que hagamos va a tener más notoriedad.

Muchos esperaban que el paso a Continental Profesional llegara de la mano de un nuevo sponsor, pero la apuesta sigue siendo de Murias...

-En Murias han apostado fuerte por este proyecto durante tres años. Y se han visto ahora en la situación de decidir: o parar, o sacar todo esto adelante. Tiene mérito y es de agradecer que hayan optado por lo segundo. Pero también tiene que quedar claro que, solo con ellos, esto no va a ninguna parte. El paso que dan se lleva a cabo para intentar convencer a todas esas empresas y a toda esa gente que no confiaba en que esto se iba a conseguir. Se busca, en definitiva, atraer a futuros patrocinadores y trabajar con las instituciones para darle a esto la forma que tiene que tener. En todo ello estamos trabajando ya, con constantes reuniones.

¿Habrá muchos cambios en la plantilla de la próxima temporada?

-Yo estoy muy orgulloso del equipo. Corremos carreras de nivel, y lo estamos haciendo muy bien. Vale, no hemos ganado este año aún. Pero ofrecemos una imagen muy sólida: primeros puestos en las generales, triunfos en clasificaciones secundarias, escapadas... Creo que poco más se le puede pedir a una plantilla en la que no hay grandes figuras. El objetivo, además, es otro. Del Murias ha salido Jon Ander Insausti. Del Murias ha salido Alex Aranburu. Y otros chavales han podido tener la oportunidad de dar el salto a profesionales. Le damos un montón al ciclismo vasco, por mucho que, hasta ahora, hayamos recibido poco a cambio. Pocos resultados llamativos, quiero decir.

¿De cara a 2018, entonces, estamos ante una cuestión de número, de tener más efectivos?

-Tenemos la idea de confeccionar una plantilla de entre 18 y 20 corredores. 18 como mínimo. Y si llegamos a los 20, perfecto. La exigencia el año que viene será mucho mayor, y esa es la cifra que manejamos para afrontarla. Por otra parte, sé que lo más duro que me va a tocar hacer es comunicar a un chaval que no continúa. Pero hay corredores que han corrido los tres años con nosotros y cuyo rendimiento toca ya valorar, sobre todo en clave de futuro y del salto de calidad que vamos a necesitar. La seriedad y la profesionalidad de todos está fuera de toda duda. Pero habrá que dar algunas bajas.

¿Y hacer fichajes?

-Sabemos que el proyecto es muy goloso. Igual hay ciclistas que tienen la opción de ir a equipos del World Tour y que, si vienen al Murias, correrán pruebas de primer nivel como la Vuelta a España o la Itzulia. A ellos les corresponderá decidir si quieren ser, como suele decirse, cabeza de ratón o cola de león. Es muy bonito correr en el Sky o en el Movistar. Pero igual te toca competir en pruebas de tercer nivel, a expensas del líder de turno. Y así tu proyección deportiva puede verse mermada

Entiendo que saldrá al mercado.

-Sin ninguna duda. Está claro que, dentro de nuestras posibilidades, vamos a reforzarnos. Pero siempre bajo las limitaciones que nosotros mismos nos pongamos. Así, de primeras, no somos un equipo que pueda a fichar a cualquiera. Y por ello pienso que estamos ante un momento clave, en el que tenemos que definirnos: qué convenios firmar con la base, desde dónde partir... Así encontraremos respuesta a las preguntas que nos tenemos que hacer. ¿Cuál es nuestro referente? ¿El ciclismo vasco? ¿Los corredores vascos? ¿La cantera vasca? Porque nuestra base, hoy en día, está formada por muchísimos corredores de fuera... Yo tengo una idea clara sobre lo que tenemos que ser: un equipo de aquí, referente del ciclismo vasco. Pero se trata de un asunto que hay que definir con más gente, porque requiere de un consenso claro. A partir de ahí, en un principio quizás haya que contemplar alguna excepcionalidad, ya sea por asuntos de patrocinio o de necesidades deportivas.

Esas “excepcionalidades” implican contratar ciclistas foráneos y las tendrán que explicar bien, porque en algo similar estuvo el principio del fin del Euskaltel...

-Como te decía, necesitamos un consenso claro de lo que tenemos que ser. A partir de ahí, las necesidades del momento marcarán cómo iniciamos ese camino hacia el objetivo. Si te viene una empresa que exige tener un americano en el equipo y aporta tres millones de euros, tocará poner esa oferta encima de la mesa y estudiarla. Queremos terminar siendo una selección vasca, pero contemplando todos los posibles pasos que haya que dar para llegar a nuestra meta.

Hablemos del calendario...

-Aquí las cosas no se anuncian de forma gratuita. Si hemos dicho que estaremos en la Clásica de San Sebastián, en la Itzulia y en la Vuelta a España es porque lo hemos contrastado con las respectivas organizaciones. A partir de ahí, esperamos estar en la Volta a Catalunya, también del World Tour. Confiamos en ello. Pero no lo hemos cerrado.

¿París-Niza o Dauphiné pueden suponer caminos de acercamiento hacia el sueño del Tour?

-Con Prudhomme (director de ASO, empresa organizadora de las tres carreras) hemos estado reunidos varias veces. Las puertas del Tour están abiertas para un equipo vasco. Pero claro, bajo unas condiciones mínimas. Si yo ahora te digo que en 2018 correremos la prueba, te estaré mintiendo. Primero, porque no es verdad, no nos han dicho nada. Y segundo, porque lo que pretendemos es ir creciendo hasta llegar al Tour en la disposición en la que tienes que llegar allí. Para esto se necesita mucho trabajo. Claro, luego siempre saldrá gente que nos recordará que hay no sé cuántos equipos de nuestra próxima categoría que nunca han estado en la ronda gala. Yo respondo que esas estadísticas no van con nosotros.

Porque existe el espejo y el precedente del extinto Euskaltel...

-Claro. Y lo que queremos nosotros es recuperar aquello, pero para que resulte mucho más duradero en el tiempo. Esto último va a suponer que tardes más en llegar al Tour y en tener protagonismo en él. Pero, cuando alcances ese objetivo, lo vas a conservar al menos durante 20 años. El que no entienda todo esto y solo busque triunfos, mejor que se haga del Sky y anime a Chris Froome, que es el favorito para la próxima edición.

¿Cómo se trabaja a dos bandas, compaginando el salto a nivel estructural con la disputa de competiciones cada fin de semana?

-Aquí creo que debo unas disculpas a mis corredores y a mi plantilla en general. Me gusta implicarme muchísimo en el día a día del ciclista y en su cuidado, pero últimamente me tengo que ocupar también de otras cosas. Afortunadamente, contamos con un cuerpo técnico en el que confío mucho y en el que puedo delegar. A ver si terminamos de atar todo el trabajo institucional y me puedo centrar en lo deportivo.

La competición en este 2017 viene marcada por la mala suerte.

-Sinceramente, lo de este año está siendo increíble. Yo soy de esos a los que no les gusta hablar nunca de mala suerte. Así que lo dejaremos en que llevamos un 2017 de faena en faena. Creo que todavía no nos hemos podido plantar en la salida de una carrera con una escuadra en plenitud de facultades: la rodilla de Iturria en diciembre, la muñeca de Lizarralde en Mallorca, los problemas de Aritz Bagües, la mano de Óscar Rodríguez, la clavícula de Gotzon Udondo, la caída de Iturria, el accidente del propio Lizarralde el viernes... Y, aún así, creo que el equipo ha solventado la papeleta, siempre con nota. Conforme vayamos recuperando a la gente, nos puede llegar al recompensa por lo sufrido, lo que incluye también la retirada del ciclismo de Imanol Estévez, que me dio mucha pena.

¿Objetivo para el año que viene? ¿Consolidación?

-Exacto, consolidar el proyecto. Pero consolidarlo después de haber conseguido un imposible, dar el salto de categoría. Eso que no se le olvide a nadie.