PAMPLONA - El Labrit de Iruñea volverá a ser un avispero. El duelo del sábado en el frontón navarro aspira a otro llenazo -solo quedan entradas de paseo de pie y las butacas llevan vendidas desde el 2 de mayo- para ver el choque entre Oinatz Bengoetxea y Mikel Urrutikoetxea, que se miden por cuarta vez en una semifinal de un campeonato individual, con la final del Manomanista a la vista. Son repetidores. Buena señal. Los dos manistas auguran un encuentro de complicada factura y muchas aristas debido a su gran estado de forma. Dice el leitzarra que “si hago un gran partido, tendré opciones de ganarle, pero por la mínima. No va a ser un encuentro fácil”. El premio es jugoso: la lucha por el cetro de Irribarria. El vizcaíno, por su parte, está de acuerdo con su contrincante, al que reconoce como “un gran campeón”. “No es que esté en un buen momento, es que lleva mucho tiempo entre los mejores. Oinatz es un gran campeón y lo lleva demostrando durante muchos años, pero ha tenido a dos fenómenos por encima de él. Siempre ha estado en los partidos importantes”, destaca el de Zaratamo. Flores para el de Leitza en una semifinal de espinas.
También se despereza Bengoetxea con la sensación de un Urrutikoetxea “sin fisuras”. “Extiende fácil la pelota con las dos manos y le da mucha altura. Además, cerca del frontis anda muy bien de aire. Le da con las dos manos y saca muy atrás la pelota de zurda, lo que evita posibles remates posteriores. Además, en las segundas partes es duro”, analiza el navarro, quien agrega que “técnicamente es mejor y cada vez más fuerte. Las cualidades las tiene cada vez más afiladas”. Asimismo, recuerda la semifinal del Manomanista de 2015, en la que ganó 22-7 pero no pudo jugar por el título. “Mikel ha dado un gran salto desde entonces”, remacha.
“Vengo con la moral alta a la semifinal, pero no me quita el sueño la final. Mi intención es hacer un buen partido. Ganar a Aimar supuso una gran ilusión para mí y este choque no deja de ser otro regalo”, desgrana Oinatz, quien dejó a Olaizola II en trece en cuartos de final cuando el goizuetarra llegaba lanzado. Antes de aquel partido, el leitzarra manifestó que se iba a encontrar al “mejor Aimar de todos los tiempos”. El pizpireto delantero derrotó al potente veterano, “del que esperaba más”, con tino, solidez y gracia para colarse en las semifinales del Manomanista. “Estoy satisfecho con mi trabajo y el sábado será un día grande, muy ilusionante”, advierte el navarro.
En la otra orilla, Mikel Urrutikoetxea, finalista del curso pasado ante Iker Irribarria, accede a la semifinal después de tumbar a un trabajador Joseba Ezkurdia. El vizcaíno confiesa encontrarse “bien”. “Físicamente estoy bien y espero hacer mi trabajo a gusto el sábado”, sostiene el zaratamoztarra, quien apostilla que “cada rival es diferente y hay que adaptarse. Juego contra un pelotari muy distinto a Ezkurdia y que se encuentra en un gran momento de juego. Lo más importante es hacer una buena semifinal en el Labrit”. Ya está olvidados los problemas de manos que sufrió tras el Parejas.
De este modo, admite Urrutikoetxea que “Oinatz intentará tomar la iniciativa en el juego, llevar las riendas del partido e imponer su ritmo. Es su patrón. Para hacer frente a eso, tengo que llevar yo la iniciativa”. Asimismo, cuenta que un “inicio explosivo” podría ser letal “para los dos”. Respecto al frontón seleccionado, el vizcaíno finaliza que “el Labrit es un frontón noble y bueno. Es cierto que las últimas cuatro semifinales contra Bengoetxea VI las he disputado aquí y, que si me preguntaran, me vendría mejor Bilbao, pero no hay ningún problema. Ojalá ofrezcamos un buen partido al público”.