vitoria - Dice de ella su entrenador Patxi Hernández, un antiguo mediofondista muy conocido en el mundillo del atletismo alavés, que atesora “un porvenir envidiable”, “una enorme capacidad de sacrificio” y que se encuentra capacitada para, en uno o dos años, “dar el gran salto” y soñar incluso con la conquista de un metal en un campeonato de España. Lo afirma obviamente con conocimiento de causa porque es el encargado de programarle un entrenamiento espartano a lo largo de los siete días de la semana. Un sacrificio difícil de ser llevado a la práctica por una atleta que todavía compite en categoría promesa y, por si fuera poco, debe ser simultaneado con los imprescindibles estudios.
De lo que no hay duda es que el atletismo alavés, necesitado de promesas pujantes que devuelvan el esplendor a una especialidad carente de grandes nombres propios en las últimas décadas, está ilusionado y ha depositado grandes esperanzas gracias a la fulgurante aparición de Janire Fernández de Olano. A sus 21 años, esta alavesa enrolada en el conjunto guipuzcoano del Super Amara BAT llama ya a la puerta de objetivos ambiciosos en la prueba del 3.000 metros.
Muchos son los atletas locales que durante los últimos años han tratado de asomar la cabeza sin excesiva suerte y que no pueden acreditar marcas de calidad, pero ella está dispuesta a superar todos los obstáculos a la hora de labrarse un nombre en una modalidad de lo más ingrata que siempre deja infinidad de cadáveres por el camino. Y más a una edad tan temprana en la que bajo ningún concepto pueden descuidarse los estudios, el gran caballo de batalla que a menudo se interpone en el sueño de promesas como esta aplicada vitoriana.
Dedicada ya en cuerpo y alma a la pista tras unos inicios en los que también practicó cross al aire libre, esta estudiante de Ingeniería Mecánica es discípula de Patxi Hernández desde agosto de este año. Los primeros pasos de su carrera fueron supervisados por Martín Fiz, quien por falta de tiempo se vio obligado a delegar en una persona de su máxima confianza con el fin de que tutelara su carrera. Con la “cabeza bien amueblada” para compatibilizar deporte y estudios, Janire ya ha sido convocada por la selección de Euskadi para competir en diferentes eventos y tiene entre ceja y ceja el reto de poder disputar un Campeonato de España absoluto en cuanto cumpla las 23 primaveras.
duras sesiones Sin embargo, tanto ella como el hombre que rige sus pasos son conscientes de que en esas poderosas piernas capacitadas para correr a diario en el tartán de Mendizorroza diez series de un kilómetro a un ritmo de 3.25 -con descansos de apenas tres minutos entre cada una de ellas- hay un potencial incuestionable a la hora de erigirse a medio-largo plazo en una competidora de altos vuelos.
“Janire comenzó a hacer cross desde pequeñita, pero sinceramente la veo mucho mejor en pista y ya nos hemos decantado por el 3.000 y el 5.000. La he marcado un plan de entrenamiento de doce semanas porque lo mejor de ella es su constancia. Hay tíos que no soportarían ese ritmo de trabajo. La veo capacitada para subirse al pódium en un Campeonato de España”, reconoce Hernández acerca de su discípula.
Olvidados ya unos pequeños problemas estomacales sufridos hace meses, a Janire se le quedan cortas las 24 horas del día al tener que cumplir con los deberes propios de cualquier universitaria. Por la mañana acude a clase a la escuela de Ingenieros de Vitoria, pero conserva las fuerzas suficientes para entrenar por la tarde por un espacio mínimo de dos horas. Y es que ella es la primera consciente de que, sin sacrificio, nadie triunfa en una especialidad que ha visto cómo infinidad de jóvenes no han podido cumplir el objetivo que ella anhela desde que era una niña. Únicamente el tiempo, y lógicamente su constancia y crecimiento como atleta, dirán lo que es capaz de conseguir algún día.