Oviedo - La Vuelta vivirá el duelo Quintana-Froome que quedó pendiente en el Tour de Francia y augura una dura batalla en escenarios distintos y con un elemento en común. Ambos sacarán la calculadora, y luego pelearán cada segundo en sus escenarios predilectos: el colombiano en la montaña y el británico en la contrarreloj.

Nairo Quintana ratificó con su victoria en Lagos de Covadonga la impresión que ofreció en La Camperona, un estado de forma superior al de Froome, aspecto que asume el triple ganador del Tour. Dos ataques equivalen a 1 minuto de ventaja en la general. Y una sensación de recuperar un nivel que le permite al ciclista boyacense soñar con la roja en Madrid.

Se inicia una guerra de guerrillas. Cada segundo tendrá su peso en oro. Mientras Quintana tratará de establecer una ventaja en torno a los 3 minutos, ó más, para llegar con ciertas garantías a la contrarreloj de Calpe, de 37 kilómetros. Froome, por su parte, tendrá que minimizar los daños en los puertos para que decida su mejor aliado, el reloj.

Sabe Froome que le tocará perseguir al colombiano en cada llegada en alto. Tiene preparada su estrategia para los casos de urgencia, es decir, no perder los nervios, regular su ritmo, mirar el potenciómetro que tanto le gusta y mover el molinillo hasta que el cuerpo y los vatios aguanten.

Montaña contra reloj. Esa es la cuestión en una Vuelta que disfrutó en Asturias su primera jornada de descanso. La general está apretada. En un minuto viven los inquilinos del podio, donde Alejandro Valverde, en su tercera grande consecutiva en el año, figura segundo. El murciano será un ayudante de lujo para Quintana ante un Froome que no tiene el Sky dominador del Tour.

Otros nombres han caído al segundo escalón a más de 2 minutos. Queda Vuelta, pero el colombiano Esteban Chaves, a 2:09, no ha dado aún la medida de 2015, ni Alberto Contador tiene la suerte de cara con el tema de las caídas. El madrileño, a 3 minutos admite que lo tiene “muy complicado”. No será por escenarios propicios para vivir jornadas espectaculares siempre y cuando los protagonistas estén dispuestos a ello. Tras el tríptico de La Camperona, Naranco y Lagos, la Vuelta regresa con más madera: final en Peña Cabarga, donde Froome se impuso en 2011.

Después al País Vasco, a revivir la inolvidable etapa de 2011 con el triunfo de Igor Antón en Bilbao y el viernes atención a la jornada más larga, de 212 kilómetros entre la capital de Vizcaya y Urdax-Dantxarinea, en Navarra, con un recorrido más temible que comentado.

Algo de Tour tendrá esta Vuelta. El sábado espera la jornada reina pirenaica en el mítico Aubisque, con 4 puertos, tres de primeras, Inharpu, Soudet y Marie Blanque antes de rematar en el coloso de categoría especial. Quintana se frota las manos viendo el perfil del recorrido. Han cambiado las cosas. Ahora es Froome quien teme la etapa Tour.

La última semana será de infarto si la carrera sigue igualada. El inédito Más de la Costa, en Castellón, una subida de 4 kilómetros con rampas del 23% puede causar estragos. Será la última opción antes de la cronometrada de Calpe, la cita que ocupa la mente de Froome, su tabla de salvación si quiere saldar su cuenta pendiente con la Vuelta. Si después del examen cronometrado siguen las dudas, el Alto de Aitana, la víspera de la llegada a Madrid, hará de juez. Entonces tanto Quintana como Froome habrán echado su cuentas. Las cartas están repartidas. Unas en los puertos, otras las lleva las manecillas del reloj. El reto ahí queda.

Hoy el pelotón vuelve a rodar en la undécima etapa entre Colunga y Peña Cabarga, de 168,6 kilómetros. Final en alto con 5,9 kilómetros con pendiente media del 9,8% y máxima del 18%. - Efe