MADRID - Resulta imposible datar en qué instante se perdió la inocencia. Son tan numerosos los episodios de dopaje cosidos al armazón del deporte con hilos de acero y dientes de sierra, que hasta la sorpresa se deslizó por la cuneta del olvido. La credibilidad del ciclismo y sus aledaños -el atletismo, principalmente-, sigue supurando por la herida de la trampa. A ese siniestro historial, se le debe sumar la sentencia, contra la que no cabe recurso, que dio a conocer ayer la Audiencia Provincial de Madrid. El dictamen judicial no alivia, precisamente, a un deporte que busca la redención. La justicia española absolvió al médico Eufemiano Fuentes y al preparador físico José Ignacio Labarta, -ambos condenados por la operación Puerto, el mayor caso de dopaje juzgado en España-, porque la sangre que utilizaron para las transfusiones a sus pacientes no puede considerarse un medicamento y, por lo tanto, la conducta de ambos “no tiene encaje en el delito contra la salud pública” por el que fueron condenados e imputados en primera instancia. “No siendo medicamento la sangre que Fuentes utilizó para las transfusiones, y no constando acreditado que fuese tratada con medicamentos, su conducta no tiene encaje en el delito imputado, por lo que debe ser absuelto libremente, al igual que Labarta”, concluye el tribunal.
Eufemiano Fuentes, uno de los principales gurús del dopaje deportivo a escala mundial, fue condenado a un año de prisión, mientras que el preparador físico Juan Ignacio Labarta recibió un castigo de cuatro meses en un proceloso proceso de más de siete años. En su resolución los magistrados también determinaron que el contenido de las bolsas con muestras de sangre, plasma y concentrados de hematíes intervenidos (solo 99 de ellas estaban en la condiciones necesarias para poder ser cotejadas con posterioridad) en el transcurso de la operación deberán ser entregados a la Real Federación Española de Ciclismo (RFEC), a la Asociación Mundial Antidopaje (AMA), a la Unión Ciclista Internacional (UCI) y al Comité Olímpico Nacional Italiano (CONI).
La operación Puerto tuvo su origen en mayo de 2006, después de que la Guardia Civil descubriera un laboratorio que almacenaba grandes cantidades de bolsas de sangre y aparatos de análisis, lo que puso al descubierto la mayor trama de dopaje conocida hasta entonces. El doctor Eufemiano Fuentes, ex médico de varios equipos ciclistas españoles, entre ellos el Kelme y ONCE; Manolo Saiz, director del equipo Liberty Seguros por aquel entonces; Ignacio Labarta, director adjunto del Comunitat Valenciana; Alberto León, ex profesional de bicicleta de montaña utilizado como “mensajero” y el hematólogo responsable de un laboratorio, llamado José Luis Merino, fueron detenidos entonces. La Guardia Civil halló centenares de bolsas de sangre congelada y plasma sanguíneo, todas con nombres claves, así como planes de entrenamiento y máquinas de congelación y centrifugado de la sangre en su registro. También se localizaron grandes cantidades de anabolizantes, esteroides, hormonas de crecimiento de fabricación china y EPO en la misma investigación.
un caso prescrito La sentencia de la justicia española se produce de cumplirse diez años de la operación Puerto. Transcurrido ese tiempo, el Código Mundial Antidopaje no se podrá aplicar, por lo que es imposible la apertura de un expediente disciplinario a los deportistas que se identifique en las bolsas de sangre que descansan en los congeladores del laboratorio antidopaje de Barcelona. Las distintas entidades deportivas anteriormente citadas, podrán cotejar la sangre o el plasma con el ADN que consideren necesario siempre que no provenga de una base de datos policial.
“La entrega de las bolsas de sangre a los demandantes va a permitir que lleguemos hasta el fondo de esta cuestión y que, aunque ya sólo se trate de una victoria de orden moral, no haya impunidad para quienes no respetan la limpieza de la competición”, expuso Miguel Cardenal, secretario de Estado para el Deporte. La investigación cifró en las 211 bolsas de sangre y plasma requisadas en los congeladores de Eufemiano Fuentes, que corresponderían a 35 identidades diferentes, 23 de ellas casarían con nombres de ciclistas y 12 de enlazarían con la identidad de atletas. Se desconocen los nombres de todos los clientes, si bien algunos ya fueron identificados como Alejandro Valverde, Jan Ullrich, Ivan Basso o Jörg Jacksche. - DNA/Efe
Febrero (2006). La Guardia Civil descubre el suministro de productos dopantes a deportistas de alto nivel y que practican el dopaje sanguíneo.
Mayo. Detenidas cinco personas en Madrid y Zaragoza. Los arrestados son el doctor Eufemiano Fuentes, Manolo Saiz, director del Liberty; Ignacio Labarta, director adjunto del Comunitat Valenciana; Alberto León, ex profesional de bicicleta de montaña y “mensajero” y el hematólogo José Luis Merino. La Guardia Civil descubre cerca de 100 bolsas de sangre congelada y la misma cantidad de plasma sanguíneo con siglas y claves que se vincularon con nombres de deportistas.
2007 (marzo). Tras la aparición de numerosos nombres, el juez decide archivar la causa y absuelve a los ocho imputados de un delito contra la salud pública porque los niveles de EPO detectados no son nocivas para la salud. La Abogacía del Estado recurre.
2008 (marzo). La Audiencia Provincial de Madrid reabre la causa. Los dos principales acusados, los médicos Eufemiano Fuentes y José Luis Merino.
2008 (octubre). El juez archiva definitivamente las investigaciones.
2009 (enero). La Audiencia de Madrid ordena la reapertura del caso y la preparación de un juicio que determine si los imputados han incurrido en un delito contra la salud pública.
2010 (mayo). El TAS sanciona con dos años Alejandro Valverde al considerar probada su implicación en la operación Puerto.
2011 (enero). Alberto León, señalado como correo de la trama, aparece ahorcado en su casa.
2013 (enero). El juicio arranca. Las acusaciones solicitan la entrega de las muestras de sangre.
2013 (abril). Se hace pública la sentencia, que condena a un año de prisión a Eufemiano Fuentes y a cuatro meses de cárcel a Labarta. Absuelve a los otros tres acusados. El juez rechaza entregar las bolsas de sangre a las autoridades deportivas y ordena destruirlas cuando la sentencia sea firme.