Bilbao - Aitor Mendizabal (Antzuola, 1989) es un pelotari muy especial. Con un andamiaje diferente a sus adversarios de la mano moderna (1,69 metros de altura), en la que proliferan deportistas totales, potentes, fuertes, altos como tallos, el antzuolarra es competidor hasta la médula y uno de los más destacados de Promoción. El guipuzcoano disputará mañana en el Labrit de Iruñea, a partir de las 18.00 horas, la lana de la final del Manomanista de Segunda y el billete en Primera para el curso que viene. Se encontrará con Gorka Esteban. El riojano le lanza loas por su capacidad de sufrimiento y su habilidad dentro de la cancha, a la que es capaz de agarrarse como una lapa. Es un manista de los de o matar o morir. Mendizabal III nunca se rinde, nunca da por perdido una pelota. Habilidoso por obligación, está capacitado para incorporarse a la nómina de triunfadores de Aspe, empresa a la que irá la txapela sí o sí. Revela el zurdo de Antzuola, con un pelotazo eléctrico, que “el mejor premio sería disputar el año que viene el Manomanista de Primera, por supuesto; pero el primer premio es la txapela. No se gana cualquier día. Para mí, eso es lo primero. Después, si me la llevo, ya veremos el año que viene qué es lo que pasa”.

Poseedor de un instinto de supervivencia que le metió en el Cuatro y Medio de Primera de 2012 y 2013, siendo un especialista en la distancia desde el campo aficionado, el puntillero de Antzuola accedió al acotado elitista a base de trabajo y llevarse el triunfo en la final de 2011 ante Stephane Lemuno (15-22) en Tolosa. “No he jugado muchas finales. En 2011 gané una txapela y desde entonces no he llegado a ningún envite este calado. Nervios habrá seguro. No sé si podré llevarlos bien. Él, igual, por esa parte, ha llegado a más finales y quizás estará más acostumbrado”, desvela el antzuolarra, quien confiesa que “es bueno tener nervios. Por ejemplo, contra Lemuno estuve bastante tranquilo. Suelo estar tenso hasta salir a la cancha. Cuando sudas, se te quitan esos nervios. No me han pasado demasiada factura hasta ahora”.

Enfrente, se encontrará con Gorka Esteban, que suma dos txapelas de Segunda de forma consecutiva: Cuatro y Medio y Parejas con Xabier Tolosa. “Gorka es un rival muy duro. Todos hemos visto que lleva un año muy bueno. Ha ganado dos txapelas y ha alcanzado otra final. Eso no es casualidad. Si quiero ganar, tengo que jugar lo mío y más, pero que él no haga lo que sabe”, certifica el zurdo, que llega con menor bagaje competitivo que su contrincante. Aitor únicamente ha jugado un encuentro del Manomanista, contra Iker Tainta, al que dejó en once. La experiencia acumulada es importante. “El mano a mano es confianza. Influye mucho esa confianza y el venir rodado. Gorka ha jugado dos partidos: ganó el primer partido bastante fácil (22-8 a Larunbe) y el segundo, también, pero le costó más (22-11 a Arteaga). Puede estar más curtido, pero no veo que sea una final desnivelada. Es a un partido y puede pasar cualquier cosa”, admite Mendizabal III.

Lo cierto es que el riojano, a pesar de ganar la semifinal de forma clara, aterrizó en ella con un esguince bastante importante, que le tuvo a punto de renunciar a disputar un choque que le abría un nuevo horizonte. Considera su contrincante que “el tobillo le puede pasar factura o no. La semana anterior a la semifinal se lesionó contra mí en Donostia y tenía la zona muy dañada; después, jugó en Lasarte y ganó fácil. Nunca sabes lo que puede pasar. Hay veces en las que estás débil y lo haces mejor que saliendo a tope. Voy con mentalidad de que llegará bien”. Aun así, pese a los títulos del excarayense, no admite Mendizabal “un claro favorito”, pero quizás Gorka tenga “un poco más” ese cartel, “más que nada lleva un buen año y por su trayectoria”. “Eso sí, yo me encuentro bien y me veo posibilidades”, concreta. Una cuestión de confianza.

El zurdo guipuzcoano pone los focos de la final del Manomanista de Segunda de mañana en el inicio del encuentro, en cómo arrancar. Lo ve clave. “Igual empiezas 5-0 perdiendo y te pasan por encima aunque estés bien. En el mano a mano es muy importante cómo comienzas el partido. Si sales bien, coges confianza. Cada partido es un mundo y una final, más. Pueden afectar los nervios y la tensión”, manifiesta Mendizabal III, quien remacha que “he tenido tiempo para entrenar y me he sentido a gusto en casi todos los entrenamientos. Pero un ensayo y un partido son cosas totalmente distintas”.