Pamplona - Oinatz Bengoetxea (Leitza, 1984) es el semifinalista más veterano de la presente edición del Manomanista de la LEP.M. En agosto cumplirá 32 años y el domingo se enfrenta al pelotari más joven de la competición, un Iker Irribarria (Arama, 1996) que a sus 19 primaveras se ha convertido en la gran revelación del torneo. Ambos coincidieron ayer en el frontón Astelena de Eibar, escenario en el que escogieron el material con el que buscarán la final. A una carta y con algún cuero que preocupa al leitzarra, que cataloga una de las de pelotas de su oponente como “un poco exagerada”. “No es una queja, es mi postura”, matiza a continuación.
A Bengoetxea VI le preocupa también la fortaleza de su adversario. “Él tiene el doble de golpe que yo y se va a ver en cada tanto”, analiza, aunque advierte de que se encuentra en un buen momento físico. “Para mí es un partido especial”, añade. Tal vez porque se trata de una nueva oportunidad de alcanzar la final del mano a mano, torneo que ya ganó hace ocho años y al que pudo aspirar el pasado ejercicio, aunque una lesión con su plaza de finalista ya asegurada le impidió pugnar por una txapela que, curiosamente, se terminó calando Mikel Urrutikoetxea, el pelotari al que el leitzarra batió en semifinales. Sin embargo, la única certeza es la que revela el propio Oinatz Bengoetxea: “Juego contra un pelotari especial que tiene un futuro increíble y que lo está demostrando en el presente. Será un partido atractivo y difícil porque es contra un pelotari diferente que tiene una fuerza descomunal”.
Encaja bien los elogios Iker Irribarria, que se ha ganado a pulso el respeto de sus oponentes después de superar una previa (22-11 a David Merino) y trepar por la escalera del campeonato a costa de Iker Arretxe (22-14), Jon Jaunarena (22-2) y Aimar Olaizola (22-14). Sin embargo, y pese a las victorias que ha acumulado en su estreno en el Manomanista de Primera y la creciente dificultad de los rivales a los que ha ido descabalgando, el delantero de guipuzcoano rechaza cualquier tipo de presión. Lo hace apelando a su precocidad, a su escasa experiencia. “Solo tengo 19 años y todavía soy un niño”, se atreve a decir. Y completa su afirmación: “Me queda mucho por aprender y no me siento favorito”.
La cuestión es que el choque generacional del próximo domingo, uno más en la presente edición del mano a mano, mide al superviviente más veterano del torneo con el más joven. Un atractivo duelo para el que se han agotado las entradas más baratas (30 euros), pero para el que aún quedan a la venta de las caras (70 euros). La experiencia de Bengoetxea VI, que escogió cueros de 105,5 y 106,8 gramos, contra la bisoñez de Irribarria (106,7 y 105,7 gramos).