houston - Su campanada no fue tan sonada como la que dieron en 1985, cuando ascendieron por primera vez a los altares del baloncesto universitario estadounidense derrotando a los Georgetown Hoyas de Pat Ewing, ultrafavoritos en aquella ocasión, pero los Villanova Wildcats tuvieron que romper el lunes otra vez las quinielas, que esta vez señalaban a los Tar Heels de North Carolina como aspirantes más aventajados, para adjudicarse su segundo título de la NCAA. Con el arquitecto de aquel milagro, el ya octogenario Rollie Massimino, sentado justo detrás de su banquillo, la batuta de su alumno aventajado, Jay Wright, dirigió al centro católico de Pennsylvania al título (77-74) gracias a un milagroso triplazo sobre la bocina de Kris Jenkins aplaudido incluso por Michael Jordan, Tar Heel de corazón y alma y presente también en las coloridas gradas del NRG Stadium de Houston.
Impulsados por los puntos del escolta Ryan Arcidiacono, elegido jugador más destacado del partido, el base suplente Phil Booth y el propio Jenkins, los Wildcats parecían tener el partido absolutamente dominado a falta de un par de minutos para el bocinazo final, pero los de Roy Williams reaccionaron de la mano del base senior Marcus Paige, que limó la desventaja de los suyos merced a una canasta tras robo de balón para posteriormente lograr el empate a 74 puntos mediante un acrobático triple con rectificado en el aire incluido. Villanova sacó de fondo con solo cuatro segundos en el reloj y puso el balón en manos de Arcidiacono, su líder espiritual, que conectó justo en el último instante con Jenkins para que este diera a Villanova el segundo título universitario de su historia. - J. L.