MADRID - “¡Eres un chorizo!”, espetó Jesús Gil en un arrebato de furiosa cólera a José María Caneda, presidente del Compostela. Al lado de Caneda, a modo de escudero, se encontraba José González Fidalgo, gerente del club, que para salvar el orgullo de su jefe y envalentonado por la situación, tiró de un clásico y respondió: “¡y tú, un hijo de puta!”. Inapelable. Gil, sin mediar palabra ni coger carrerilla, lanzó un derechazo contundente que impactó en el rostro del gerente. Un crochet digno del mismísimo Ali, o de Mike Tyson, que por aquel entonces estaba más de moda.
Desde el momento del golpe, y durante cinco largos minutos, las numerosas cámaras de televisión presentes en la trifulca recogieron, uno tras otro, un cúmulo infinito de agravios y ofensas. Una escena digna de llevar el logotipo para mayores de 18 años.
A favor de la pareja gallega hay que decir que Jesús Gil, oliéndose la tangana, apareció rodeado de un par de guardaespaldas de tamaño considerable y cara de no haber ido ahí a hacer amigos. Tanto Caneda como González le recriminaron el acto de cobardía y le animaron a dejar el amparo de los dos hombretones y pegarse cuerpo a cuerpo. Vamos, el típico “a la salida te espero”.
El momento ha sido emitido una y otra vez en televisión durante estas últimas dos décadas. En YouTube, que por aquel entonces no existía, acumula casi 69.000 visitas. No es de extrañar, cada vez que Gil hablaba subía el pan, tanto es así, que dijo de sí mismo: “Soy el nuevo opio del pueblo”, el antiguo opio era el fútbol.
Profundicemos un poco más en la polémica. Después del rotundo puñetazo del presidente del Atlético, los guardaespaldas condujeron a los dos representantes del Compostela al interior de la sede de la LFP y cerraron la puerta. Gil, que tras conectar el poderoso derechazo no quería ganar a los puntos sino al K.O., dijo a sus hombres: “Abre, abre, que a este le voy a poner bien” y una vez se abrió la puerta de la discordia exclamó al gerente: “¿Tú quién eres para dirigirte a mí, desgraciado?”. Elevando la retórica de su discurso agregó: “Vosotros cobráis del Compostela, yo pongo dinero”.
Nunca ocultó Jesús Gil su condición de potentado, al revés, hizo gala de ello, como en aquella ocasión que, en un jacuzzi y rodeado de mujeres varias décadas más jóvenes que él, afirmó: “A lo mejor tengo más de 300 millones de pesetas y no se qué hacer con ellos” . No es de extrañar que, leyendo los comentarios de este otro exitoso vídeo de YouTube, haya gente que lo compare con Tony Soprano. Si bien es verdad, el jefe de los Soprano sí que parecía apreciar un poco más el dinero, ya que en una ocasión aseguró: “No pagaré, sé demasiado sobre extorsión”.
el detonante La cuestión que todavía queda pendiente de resolver es el porqué de la pelea. Se cuenta que Caneda dijo que los votantes de Marbella debían de ser tontos si habían elegido a Gil como alcalde.
El monumental cabreo de Jesús Gil, que no aceptaba que se dudara de la inteligencia de sus votantes, continuó dentro de la sede de la LFP. “Tú fuera, que a ti ni te conozco”, le dijo al gerente. El presidente del Compostela respondió: “Cómo hablas cuando estás acompañado”, en clara referencia a los dos maromos que empujaban a González por el pasillo como si se tratara de un niño pequeño. “Deja de empujar, hostia, no me empujes joder. “Quién es este señor que viene empujándome?”, clamaba el gerente. “El que viene conmigo, es igual”, respondió el atlético para justificar la presencia de su distinguido séquito. “Si queréis más, allí”, siguió Gil que quería demostrar que se podía valer solo. “Cuando vengas sin tu gente, calamidad”, le contestaron. Ese “calamidad”, sin duda, puso una nota graciosa entre tanta tensión.
El gerente, que estaba siendo el peor parado, llamó a Gil “montón de mierda” y éste le respondió que “el nombre de Jesús Gil es innonbrable”.
Por cierto, habían acudido a la LFP a negociar el reparto del dinero de las televisiones, eso al menos sobre el papel, porque Jesús Gil afirmó: “A mí me da igual, si yo he venido exclusivamente a ver si le rompo la cabeza”.