El hombre de acero
Miguel Merino, en su partido 500 con Aspe, se saca de la manga una imagen brillante con un no menos rutilante Irribarria. Altuna III-Merino II, heridos
Duración: 53:03 minutos de juego.
Saques: 2 de Irribarria (tantos 2 y 18).
Pelotazos: 464 pelotazos en juego.
Tantos en juego: 7 de Altuna III, 8 de Irribarria y 2 de Merino.
Errores: 7 de Altuna III, 3 de Merino II, 3 de Irribarria y 1 de Merino.
Marcador: 1-4, 2-6, 3-7, 4-8, 7-9, 8-13, 8-14, 9-16, 10-17, 11-20 y 11-22.
Botilleros: No hubo botilleros al ser las dos parejas de la misma empresa, Aspe.
Incidencias: Partido correspondiente a la sexta jornada de la liguilla de cuartos de final del Parejas de Primera disputado en el frontón Adarraga de Logroño. Buena entrada.
logroño - Las etiquetas se le quedan pequeñas a Miguel Merino. No le caben. Cumpliendo su partido 500, completó una de las mejores actuaciones posibles en un duelo calificado por él mismo como “especial” ante su hermano David, en el Parejas de Primera y en un escenario muy bonito para los riojanos: el Adarraga de Logroño. Pues bien, el guardaespaldas, otro que viaja a Maratón en cada batalla, trotón, contestón con la derecha y con fe, se alió con holgura con un Iker Irribarria tan incisivo como siempre, pero menos forzado. El dueto concretó una imagen brillante y muy positiva. Fue Miguel, hombros de acero, ambición de piedra, el pilar sobre el que se sostuvo la zurda de TNT del aramarra. La victoria llegó por ahí, también por la dosis de seriedad de ambos y la valentía en defensa, con la que el mayor de la saga de Villar de Torre se ganó una ovación espectacular, acorde con su corazón humilde y su voluntad de hierro.
La irregularidad, por contra, condenó a Jokin Altuna y David Merino, que no logran darse un festín. Ni el amezketarra, arriesgado sin red, ni el riojano, con algunos zurdazos largos y mandón con su pelota, consiguen realzar sus virtudes. Encajaron un 1-6 de salida que fue un cilicio de tamaño himalayesco. Toca pasar por capilla para tratar de revolverse. No será fácil. Las rachas son caprichosas.
Consiguieron Irribarria y Merino una victoria más sufrida de lo que el luminoso manda. El encuentro se deshilachó desde el principio, con un 0-4 y un 1-6 que pusieron tierra de por medio entre los dos binomios. La volea de zurda del dinamitero de Arama abrió la contienda. En ese punto ya quedó patente la incomodidad de un Altuna III falto de suerte, intermitente. Su juego se presta a eso: acertar y ganar loas o fallar y morir en el intento. Honesto en todo caso. A pesar de ello, un par de yerros con todo para terminar el tanto, forzado por las defensas rivales, sin oxígeno en la caja, fueron imperdonables.
A base de trabajo y un tramo de juego imponente del amezketarra, las heridas se restañaron del 3-8 al 7-8. Jokin culminó cuatro tantos marca de la casa. Sin embargo, en su mejor momento, una dejada de zurda por la pared de Iker les quitó el saque. Con el 7-9 llegó uno de los tantos clave, con mucho traqueteo, que terminó el de Arama. Pasó factura a colorados. La distancia se alargó al 7-13 con dos tantos seguidos de Miguel, atrasando con la derecha. Fresco. Imponente. Ya alejados. No hubo reacción; sí revueltas. Pero las aplacaron los azules muy bien. Merino dio una lección de cómo andar en la cancha y aguantar. Es de acero. El 10-16 puso al Adarraga de pie. Miguel subió a los altares en defensa desde el rebote. Sin aire. Altuna, con todo, erró. Y llegó el fin.