BILBAO. En el Nanga, uno de los dos únicos 'ochomiles', junto al K2 (8.611 m), jamás escalados en invierno, la expedición de Txikon afrontará el reto siguiendo la ruta Kinshofer de la vertiente Diamir.
Txikon, con diez "ochomiles" en su haber, tuvo que desistir el invierno pasado de lograr la cima del Nanga Parbat cuando le quedaban unas tres horas para la cumbre, debido a un error de orientación. A su vuelta, confesó que tenía "un cabreo monumental" por la oportunidad perdida.
Así que ha decidido regresar este año, por la misma vía y con los mismos compañeros: el paquistaní Ali 'Sadpara' y el italiano Daniele Nardi. A ellos se sumarán este año el polaco Janusz Golab y el prestigioso alpinista catalán Ferrán Latorre.
Este mes de diciembre Txikon ha ascendido el Incahuasi (6.638m), en los Andes argentinos, con el objetivo de lograr la aclimatación suficiente como para volar a Pakistán con la condición física óptima que les permita empezar a trabajar en altura inmediatamente después de establecer el campo base en el Nanga Parbat, sin demoras.
En Pakistán, el campo 3 del Nanga Parbat (8.126m) se situará a unos 6.700 metros de altura, prácticamente la misma cota alcanzada en los Andes.
Los cálculos son que la expedición se prolongue hasta bien entrado el mes de febrero.
En los últimos treinta años ha habido 27 expediciones que han intentado el Nanga en invierno, todas fracasadas. Txikon y sus dos compañeros han sido los que más cerca que se han quedado de la cumbre, a pesar de estar solos, es decir, tener que abrir huella y montar 2.500 metros de cuerdas fijas.
La diferencia con una expedición de verano es radical: por ejemplo, la subida del base al campo 1, que en verano lleva dos horas o dos horas y media, cuesta en invierno entre ocho y diez horas.