BILBAO- Erik Jaka (1994, Lizartza) se iba a jugar la final del Cuatro y Medio de Segunda a vida o muerte cuando la lesión en el escafoides de Asier Agirre le dejó el camino libre. Desde hace tres semanas no juega dentro del acotado y espera dar lo que tiene dentro mañana en el Adarraga.
¿Cómo está físicamente y de manos de cara a la final de mañana?
-Estoy bien. Después de un verano difícil me encuentro muy a gusto, sin dolor en ningún sitio. Por ahora, las manos me están respetando y el tobillo está bastante recuperado, no me molesta. Creo que llego en buenas condiciones a la final de Logroño.
Pasó un mal verano.
-Sí. Me lesioné el tobillo y creímos que era un esguince. Lo tratamos bien. Cuando pasé al siguiente partido, me lo volvía torcer y la avería fue más seria. Tuve que estar parado del todo dos meses y medio. Después, el verano fue difícil por eso, porque no cogía juego y no cogía confianza. Poco a poco he podido reponerme, he ido subiendo peldaños y ahora me encuentro mejor.
Ya en aficionados era uno de los pelotaris más destacados en el Cuatro y Medio. ¿Considera que le faltaba dar este paso en su carrera como profesional?
-Lo que más me ha faltado es hacer mi juego. Me he presionado mucho durante estos dos últimos cursos y no he podido hacer nada decente. En cambio, en el Parejas, me ha salido todo bien, de color de rosa. En el Cuatro y Medio me ha salido todo mal. Me he presionado más de lo que debía. Este año las cosas han salido diferentes: la mala fortuna de la lesión de Asier Agirre para mí ha sido buena suerte y me he encontrado en la final casi de sopetón.
El hecho de no jugar ese encuentro de la liguilla de semifinales sí que le clasifica para la final, pero ¿no jugarlo le afecta de forma negativa para la final?
-Eso está claro. Yo hubiera preferido jugar mil veces el partido, ganarlo y encontrarme en la final. Las cosas han salido así y Asier ha tenido muy mala suerte. Me he encontrado de golpe aquí, pero también entiendo que si no hubiera ganado a Iker Tainta estaría ahora mismo en la calle. Por eso se dice que todos los partidos cuentan y que todos los tanteos valen. A mí el segundo partido me ha valido para entrar en la final.
Otra de las cosas importantes de esta final es tener la oportunidad de jugar en el Cuatro y Medio de Primera la temporada que viene si alcanza el título, ¿no?
-Sí. Para los dos puede ser hasta una oportunidad única. Nosotros no somos pelotaris que alternemos partidos con manistas de Primera, nos hace mucha ilusión y ojalá tuviéramos los dos la opción de disputar el campeonato de Primera en 2016. Ese billete solamente se da al que triunfa en la final y que gane el mejor.
Comentaba antes que estaba presionado en algunos momentos. ¿Afronta la final con algún tipo de cambio en su hoja de ruta?
-No es cambiar la forma de plantear los partidos, sino la forma de ver la competición. Este año me encontré con una previa contra Darío en Zaldibia que sabía que era muy importante y peligrosa. Él juega mucho más que lo que la gente piensa en la ‘jaula’, en el mano a mano y en el Parejas. Gané y me pude tranquilizar un poco. Los dos años anteriores empecé con derrota y eso me ha puesto con más nervios. La previa me dio confianza y, aunque perdí contra Gorka, me sentía mejor que en anteriores ocasiones. Me vi con más juego. La clave pudo estar en ganar la previa.
¿Hace hincapié en ese encuentro?
-Sí, porque otras veces me encontraba bien entrenando y llegaba al partido y no ganaba. No era capaz de sacar lo que tenía dentro.
En el precedente, Gorka le ganó 22-16 en el Atano III, ¿se puede sacar algún tipo de conclusión de aquel partido?
-Valor siempre tiene, sobre todo para aprender, tanto para él como para mí. Él querrá hacer las cosas tan bien como en Donostia y yo mejorar mi imagen. El partido tuvo sus cosas e intentaré darle la vuelta a la tortilla: que él cometa errores y yo ni fallar ni regalar.
Juegan en Logroño, territorio ‘enemigo’.
-Es un frontón bueno y no hay excusas por eso. Sabemos que la gente estará a favor de Gorka porque es riojano, pero no pasa nada. Yo también llevaré a mi gente. Tendré público que me apoye.
¿Mucho movimiento en Lizartza de cara al duelo?
-En un principio, parecía que la final iba a ser en sábado y eso anima más a la gente, porque luego pueden hacer cena y hay algo de fiesta. Que la final sea en domingo, ha mediatizado eso, pero veo que la gente se mueve y vamos a montar algún autobús. Eso, en un pueblo pequeño, es de agradecer.
¿Se le han hecho largas las tres semanas de espera para este envite?
-Ha sido un poco extraño. Te encuentras con tres semanas sin estar en la competición y, o pierdes tensión, o ritmo competitivo. Estos quince días he jugado a parejas y sí que se puede notar algún cambio. De todos modos, llevo dos meses entrenando de forma exclusiva para el Cuatro y Medio y no se me va a olvidar ahora.