logroño - ¿Cómo está a pocos días de la final del Cuatro y Medio de Segunda?
-La verdad es que me encuentro bastante contento con todo: manos, físico... Creo que no podría llegar en mejores condiciones.
Respecto al encuentro ante Erik Jaka, ¿cómo lo afronta?
-Tengo mucha ilusión. Esta semana en blanco no me ha venido del todo bien. Yo prefería seguir jugando todo seguido. Entiendo que el parón se haga para que los dos pelotaris lleguen a la final del Cuatro y Medio en la mejor de las condiciones, pero supone perder cierta dosis de ritmo competitivo. En ese aspecto igual estoy un pelín peor. Pero no es ninguna queja. Tengo una ilusión enorme por jugar esa final y estoy con muchísimas ganas de que llegue el día y disfrutar.
Le toca además en Logroño ante toda su gente. Mejor imposible.
-La situación es perfecta. Espero que me salga todo de forma increíble, que todo salga bien, que el frontón se llene y que el ambiente sea buenísimo. Si consigo ganar y llevarme la txapela, sería increíble.
Además del título, está en juego el jugoso billete al Cuatro y Medio de Primera del año que viene, ¿no?
-Ahora solo pienso en lo que tengo delante, que es una oportunidad preciosa. Tengo una ilusión terrible porque es mi primera final individual de profesional. Me ha costado mucho llegar a ella y tengo deseos de ganarla. Pero el premio no es solo la txapela, sino también está jugar en Primera y el premio de renovar, que me toca en junio otra vez.
Redondo, en ese caso.
-Sabemos cómo está la pelota y mi situación en la empresa, hasta ahora, ha estado en la cuerda floja, y puedo seguir estándolo. El hecho de llegar a una final y ponerme una txapela puede ser muy importante para mí mentalmente y de cara a seguir trabajando.
Un plus de confianza, ¿no cree?
-Sí. Pondría en valor que he hecho bien el trabajo y que el modo en el que me he tomado la pelota en los últimos seis meses ha dado sus frutos. Desde antes de verano hasta aquí, he tenido un cambio en mi forma de contemplar los partidos. Cuando acabé el mano a mano me dije que no iba a volver a sufrir en un frontón, que iba a cambiar la mentalidad. Ese cambio se ha notado un montón. Quizás por eso no haya llegado a la final, pero lo que no quiero es que vuelva a resurgir ese Gorka más adelante.
¿Por qué se planteó dar un golpe de timón para disfrutar más de los partidos que estaba disputando?
-Hasta ahora no le daba el valor que para mí tenía la pelota en aficionados. Entonces, yo disfrutaba en la cancha, en los vestuarios, hablando de pelota con la gente? He pasado años en los que no he disfrutado ni el día anterior, ni el del partido, ni el de después. Era un suplicio. No era consciente de por qué, ni cómo arreglarlo. Cambié el chip y gracias a ello estoy disfrutando un montón.
Y llegaron los frutos.
-Creo que he hecho un verano buenísimo, quizás no tanto por resultados pero sí por sensaciones en la cancha. He disfrutado y en el vestuario me lo he pasado pipa. Si ha servido para que llegue esto, pues perfecto.
Muchas veces parece que los premios llegan cuando uno menos lo espera, ¿no?
-Creo que he trabajado muy duro. El juego nos llega en un momento y se va en otro, aunque trabajes igual. Para mí, hay que disfrutar los momentos buenos y currar duro en los momentos malos para que se acaben cuanto antes. Cuando cambié el chip, cambiaron los resultados y eso ayudó a que estuviera con mejores sensaciones. A mí me ha servido y me ha ayudado. Si salgo a ser más atrevido, a intentar más cosas, y los resultados no llegan, igual vuelvo a lo de antes. He intentado volver a ser el Gorka de aficionados que disfrutaba y hacía disfrutar a la gente. Ya no es el tema de la txapela, que sería precioso, yo me quedo con cómo me siento.
Continúe.
-Es que los resultados han llegado, pero podían no haberlo hecho. Sé que estoy pasándomelo bien, gozando estos meses y no lo cambio por nada. Ahora miro con ilusión la cartelera. Eso antes no me pasaba. Le daba muchas vueltas a la cabeza, solo quería ganar para tener una oportunidad. Ahora, mi filosofía es disfrutar.
La cabeza puede más que cualquier otra cosa.
-Sí, te atenaza los nervios y te evita ver el juego. Entrenaba y no sabía cómo no podía llevar al frontón lo que jugaba. Era por los nervios, por la tensión. Quiero ganar y sé que tengo que disfrutar.
Ganó a Erik Jaka en la liguilla de semifinales por 22-16 en el Atano III. ¿Sirve ese precedente de algo?
-Para nada. Es un partido totalmente distinto. Después de una liguilla, los dos hemos cambiado. Ni él estará atenazado por ser el primer día, ni yo estaré igual. Jugué un gran partido y pude ganar. Al ser una final, quieras o no, los nervios estarán ahí. Veo el partido al cincuenta por ciento. El que mejor se agarre al duelo aspirará a la txapela.
¿Nota nerviosismo en los días previos al decisivo encuentro del domingo?
-No he pensado mucho en la final. No he hablado del partido. Cuando entreno en el frontón me voy metiendo un poco, pero fuera prefiero dejar de pensar en ello, me voy con los amigos o doy un paseo. No quiero darle vueltas. Sería un error. Es un partido importante, pero no por pensar más en él voy a jugar mejor.