vitoria - Habrá miles de razones, excusas y pretextos, historias personales a raudales y motivaciones bien distintas, pero al final, el objetivo, el único objetivo, será común: cruzar la meta del Boulevard donostiarra. Cueste lo que cueste. Quizá por esta particular manera de vivir una carrera tan popular como la Behobia-San Sebastián ésta resulta tan especial y engancha hasta decir basta. Sin excepción. La del domingo será la edición número 51 y el éxito hace ya meses que está asegurado, concretamente desde que los dorsales salieron a la venta en mayo. En solo unos días, los 34.000 dispuestos para la ocasión volaron de las manos de la organización, el club Fortuna de Donosti, que para esta ocasión mantendrá el mismo recorrido que ya en 2014 fue modificado para la mejora del espectáculo y la consecución de buenas marcas, un objetivo muy complejo debido a la abrupta orografía del recorrido. Como es tradición en la Behobia, la alta participación llevará pareja consigo un buen número de procedencias de lo más variopinto que incluirá corredores llegados de países como Alemania (36), Reino Unido (35), Italia (14), Suecia (11), Estados Unidos (12) o Andorra (50), amén de la vecina Francia, que este año ha batido su récord de participación con 3.780 corredores inscritos. Por comunidades, al margen de la anfitriona, continúan siendo fieles a la prueba Cataluña, que aporta 5.409 runners, Madrid (3.133), Castilla León (1.762), Aragón (1.506) e incluso Ceuta y Melilla, que el domingo estará representada por siete valientes.

Y por su puesto Álava, que no será una excepción. Los atletas vitorianos han vuelto a marcar en rojo en su calendario la cita donostiarra y al igual que en los últimos años acudirán en masa hasta la Bella Easo para disfrutar del esfuerzo en un ambiente excepcional y, después, darse un festín a base de chorizo y tortilla de bacalao, chuletón y queso con membrillo de postre. Todo regado, por descontado, con sidra y txakoli.

“es más que una carrera” Un total de 1.043 vitorianos (78 más que el año anterior) tomarán el domingo la salida en la localidad fronteriza. Por delante, 20 kilómetros de duro trazado no homologados para una carrera que, aseguran los más veteranos, “siempre es más que una carrera”. Una cita, añaden, “que emociona y despierta en quien la vive un sentimiento de muy difícil explicación”. Por eso la Behobia, insisten, es todo ilusión, entrega y sacrificio en cada uno de los miles de atletas que desde hace medio siglo continúan manifestándole devoción. No es de extrañar, por tanto, que quien la corre una vez repita con toda seguridad, o al menos lo intente, al año siguiente en una contagiosa cadencia que en algunos casos se eleva hasta las 22 participaciones.

El vitoriano José Ochoa de Retana es uno de esos excepcionales casos, aunque hay muchos más. Con una gracejo especial, este auditor de cuentas recuerda que comenzó a calzarse unas zapatillas y a correr con 18 años, cuando en Vitoria aquello del footing era cosa de los americanos. Completó primero su primera Media en Vitoria, entonces conocida como Cross Popular de Vitoria -se inscribieron 5.000 atletas-, y en 1980 cumplió con creces en su primera Behobia, donde apenas se dieron cita mil dorsales, entre ellos unos 15 alaveses. Paró el crono en 1:20 y con el tiempo llegó a bajar incluso de la hora y diez minutos, “pero el cuerpo da para lo que da”, así que el domingo tratará de bajar de la hora y 35 minutos, que es la referencia de su última participación, hace un par de años. En apenas unos días, este corredor añadirá otra muesca más a su prolífica carrera en San Sebastián, que de momento no tiene fecha de caducidad. “Hombre, las circunstancias y el paso de los años te marcan el tipo de carrera que puedes hacer, pero las lesiones serias me han respetado y yo me veo con ganas así que mientras pueda seguiré”, avanza Ochoa de Retana, que para la presente edición ha mantenido un plan de entrenamientos a razón de cinco días por semana y 70-75 kilómetros de volumen al final de la misma.

Cuando este auditor cruzó por primera vez la meta donostiarra en 1980, la vitoriana Zuriñe Berriozabal apenas tenía un puñado de años. Mataba entonces el tiempo entre el baloncesto en el colegio San Viator y las clases de solfeo en el Conservatorio Jesús Guridi, pero ni por asomo se atisbaba un vínculo con el atletismo. Hasta hace un par de años, cuando a raíz de uno de esos zarpazos que depara la vida sintió la necesidad física de salir a correr para desprenderse de toda esa angustia interior. Algo que ocurrió una mañana de octubre, en compañía de un par de amigos. Se armó de valor, rescató una viejas zapatillas del fondo del armario y recorrió sus primeros kilómetros por Zabalgana. Fue tal la sensación de libertad que desde entonces no ha podido parar. Es más, el día que no sale a trotar o hacer las series de turno, lo nota “al instante”. Por eso el hábito no tardó en llegar y con él la necesidad de identificar un reto por el que poder pelear. Lo encontró gracias a otro amigo, que le ha cedido este año el dorsal para la carrera. Eso ocurrió antes del verano, en mayo, y desde aquel momento ya no hubo excusa. Preparó un plan de entrenamiento, analizó sus pulsaciones con una prueba de esfuerzo y simultaneó el desgaste del running con la ingravidez de la natación, donde suele compartir calle con triatletas y nadadores de larga experiencia. “Tengo bastante cosquilleo por todo lo que me cuentan de la carrera, del ambiente y demás, pero también estoy algo nerviosa porque es mi primera carrera de cierta distancia. Sin embargo, sé que he cumplido con el entrenamiento y sé que voy a llegar”, explica convencida Zuriñe, trabajadora de Laboral Kutxa en el departamento de Seguros.

Otra de las atletas que el domingo debutarán en esta popular carrera es Blanca Ruiz de Gordoa. En su caso, la razón de su presencia es la “envidia” que todas las semanas le trasladaban sus dos socios tras sus experiencias en carreras de aquí y de allá... Así que después de años de aguante, cierta curiosidad y tras no pocos esfuerzos, la mecha del running se activó en Blanca en 2011. “Primero fueron un par de vueltas al parque del Prado, luego un poco más allá hasta llegar a Olabide y de ahí a correr alguna media maratón”, reconoce ahora orgullosa. De momento, de su particular medallero cuelgan la Media de Vitoria, otra más en la media de Martín Fiz y una tercera en Amsterdan “que me defraudó un poco por el recorrido”, lamenta. La del domingo, sin estar homologada, será prácticamente su cuarta media maratón, una prueba que le genera ilusión y respeto a partes iguales -especialmente la subida al durísimo alto de Miracruz, entorno al kilómetro 17- pero que confía en poder terminar con un tiempo cercano al 1:55. “Eso sería fantástico”, aventura esta auditora de cuentas.

“los novatos van a flipar” En este grupo de behobianos que no partirán este domingo con el crono entre los dientes para mejorar su marca anterior también estará Jorge Bernal, un inquieto conductor del tranvía que en los últimos años ha dado rienda suelta a su capacidad física con la participación en varios triatlones. Por tanto, la del domingo no será su primera media maratón pero sí la primera Behobia, lo cual también le reporta cierto respeto. A Iñaki Moya, sin embargo, el recorrido donostiarra no le es desconocido por cuanto lo ha pisado ya cuatro veces -casi tantas como María Merino- siempre con la misma sensación de que esta carrera “es algo especial”. En el caso del jefe de cocina del restaurante Ikea, el objetivo marcado para esta ocasión será poder bajar de 1:30, un registro que ya firmó el año pasado y que esta vez sí ve factible, si el tiempo acompaña. Como pretemporada acaba de correr una media y en breve tomará parte en el Maratón de San Sebastián, “por lo que la Behobia va a ser un buen test para medirme”, asegura. A los novatos en la misma les recomienda que disfruten desde la salida “porque van a flipar”, al tiempo que les tranquiliza sobre la dureza del trazado. “Claro que hay tramos duros, pero la gente te empieza a animar por tu nombre y te vienes arriba, sobre todo en el Alto de Miracruz; eso es muy emocionante”.

Entre el grupo de los competitivos que dan forma a este reportaje destacan Txema Miguélez, César Azkarate, Iñigo Peña y Luis Carlos Matauco, un cuarteto de camaradas que van a intentar mejorar sus anteriores marcas con la ayuda de Iñaki Casas, que ya ha disputado varios años y que tirará de ellos para intentar bajar de la hora y treinta minutos. Para ello sabe que tendrá que imponer un ritmo de carrera cercano a los 4 minutos y 25 segundos por kilómetro, un registro que podría variar en función de las condiciones meteorológicas. Mejor lluvia que viento siempre parece ser la consigna que desearía este grupo, acostumbrado en los últimos tiempos a lidiar con el asfalto de manera más o menos habitual. Casas, por ejemplo, dedica no menos de cinco días a la semana a mejorar su puesta a punto de cara a las carreras que se fija en el calendario o a ayudar a colegas como Iñigo y Txema a conseguir sus objetivos. “Para mí la satisfacción es doble porque la prueba en sí misma me sirve para ponerme a prueba y porque ayudo a mis amigos en sus objetivos. Es muy gratificante”, valora este profesional de la Comunicación. Como conoce bien el recorrido -lo ha superado seis veces con 1:18 como mejor marca- y por si acaso la víspera de la prueba lo recorrerá de nuevo, se nota que Iñigo y Txema están tranquilos con un guía de lujo como éste. Ninguno de los dos son nuevos en la Behobia, aunque nunca se sabe con una carrera donde la orografía es tan dispar. Para el primero será la tercera vez que se enfunde el dorsal de la Behobia -su mejor tiempo lo marcó en su debut con 1:29-, mientras que para Txema será la del domingo la segunda ocasión en la que corra en San Sebastián. El suyo es un ejemplo claro, y habitual en esta cita, de que quien la corre acaba repitiendo. Por eso este año, con algo más de experiencia en el zurrón, tratará de rebajar en tres minutos el registro de su debut el año pasado. “Vamos a disfrutar de una carrera muy especial donde el ambiente es increíble y la organización una pasada, ¡así que nada puede salir mal!”, confía este empresario local vinculado a las nuevas tecnologías que hace solo dos años se enfundó por primera vez unas zapatillas. “Procedo del kárate y conforme pasan los años el nivel que te exigen para progresar es mayor y ahí influye mucho el fondo, por eso empecé a correr”, recuerda. Sin embargo, lo que empezó como un complemento ha terminado por desbancar de su tabla de prioridades a este arte marcial hasta el punto de que ahora no solo corre más que golpea en el tatami, sino que forma parte del Maldan Gora, un equipo de triatlón con el que, por ejemplo, tomó parte en la última edición del Triatlón de Vitoria. El otro empresario del grupo, Matauco, encara la carrera sin tantos nervios a vida cuenta de que su carrera deportiva está llena de retos y éxitos en la montaña, el ciclismo, los triatlones y ahora el atletismo.

“Siempre supera las expectativas” La fidelidad por el running de Iñigo Peña, de momento, se mantiene inalterable. Comenzó hace ahora siete años a rodar como válvula de escape al estrés del día a día y desde entonces tampoco ha podido parar. Es la suya la misma droga que justifica la plaga de corredores que cada día inunda las calles y parques de Vitoria. Una moda alrededor de la cual ha surgido en los últimos tiempos una importante industria deportiva en la que siguen creciendo el número de clubes, carreras, tiendas especializadas o grupos de entrenamientos. Víctima de este boom, Peña decidió correr en 2009 por primera vez la Behobia por un doble motivo. “Las referencias que me llegaban merecían la pena y era el motivo de probarme de verdad”. Aquella lluviosa mañana de noviembre, sobre todos los dos minutos previos al pistoletazo de salida, continúan grabados a fuego en su memoria. “Eso no se puede explicar si no estás allí. Te hacen llegar muy pronto a la salida, pero la espera se te pasa volando. El ambiente, los nervios, la música... Todo desde ese momento es especial”, rememora este economista con el “hormigueo ya dentro” de cara a la prueba del domingo. Coincide Peña, al igual que el resto de protagonistas de esta historia, que la Behobia “supera siempre las expectativas que uno puede llevar” y recomienda a los nobeles que “disfruten de cada metro porque merece la pena”.

Para cualquier atleta popular, el de la Behobia es el día diez, el final de un trayecto único en Europa donde apenas existe parangón. Por mucho tirón mediático que puedan tener otras capitales o por mucho que los premios sean extraordinarios, ninguna carrera supera a ésta en cariño y emoción. Y Marc Hurtado lo sabe bien. El último de los protagonistas escogidos por DNA es probablemente el único que se ha planteado la carrera en términos de casi profesionalismo. Si el año pasado firmó un espectacular 1:06:20, en su segunda participación quiere rebajar ese registro al menos veinte segundos, un objetivo para el que se ha dosificado en los últimos meses. Así, ha disputado hasta el momento la Arrasate-Oñate (12 kilómetros), la nocturna de Bilbao (10 kms.) y la Gasteiz Hiria (10 kms.) el pasado domingo, todas con el ánimo de mantener el punto de tensión necesario para alcanzar el objetivo. “Es una carrera increíble. Parece que estás corriendo el Campeonato del Mundo por el ambiente que hay y eso en determinadas fases también te ayuda. Creo que esos ánimos a lo largo de todo el recorrido hacen que des siempre un poco más de lo que crees que puedes dar... Es algo muy emocionantes”, reconoce este corredor catalán afincado en Vitoria por culpa de su matrimonio empresarial con Martín Fiz en la tienda especializada Running Fiz, en el parque de El Prado, justo el lugar donde nacieron en su día los sueños de estos valientes. El trabajo ya está hecho. Solo toca disfrutar.

52 años

Auditora de cuentas

35 años

Ingeniera informática

43 años

Economista

41 años

Empresario

27 años

Socio de Running Fiz

50 años

Empresario

55 años

Economista

43 años

Comunicación

36 años

Gestora de seguros

43 años

Jefe cocina Ikea

38 años

Conductor del tranvía

Iñaki y María correrán por quinta y cuarta vez en Donosti, una carrera, aseguran, “que nunca deja indiferente a nadie”

Este grupo de los ‘competitivos’ (Iñigo, José, Luis Carlos, Iñaki, César y Txema) tratará de parar el crono por de bajo de 1:30

Blanca, Jorge y Zuriñe debutarán el domingo en la Behobia San Sebastián, a la que acuden con tanta ilusión como respeto

Marc Hurtado, un catalán afincado en Vitoria, ya fue el año pasado el mejor corredor vasco. Este año quiere bajar de 1:06