Duración: 89:41 minutos de juego.
Saques: 1 de Martínez de Irujo (tanto 6).
Pelotazos: 834 pelotazos en juego.
Tantos en juego: 13 de Mtz. de Irujo y 10 de Altuna III.
Errores: 7 de Martínez de Irujo, 2 de Merino, 4 de Altuna III y 3 de Merino II.
Marcador: 0-1, 1-1, 1-2, 2-5, 5-5, 6-6, 7-7, 7-8, 8-8, 13-9, 14-12, 15-13, 16-14, 16-16, 17-19, 19-19, 21-20 y 21-22.
Apuestas: Se cantaron de salida posturas de 100 a 90 a favor de Altuna III-Merino II.
Incidencias: Partido correspondiente a la liguilla de semifinales del Grupo 2 de la feria de San Mateo disputado en el frontón Adarraga de Logroño. Buena entrada.
logroño - El retrovisor es cruel. El pasado no entiende de películas de final feliz. De trabajo, de sobrecarga. La memoria habla de dioses u hombres, no de la igualdad entre ellos, de la poca distancia entre ambos. El pasado es resultadista. Le van las matemáticas. Las sensaciones, el alma, se esfuma como las palabras, a las que se las lleva el viento y su huella es una marca más ligera de lo que debería ser. En las sinapsis se acodará el último tanto de ayer, el ser o no ser. La vida o la muerte con el veintiuno en el luminoso. Pero no así el despliegue bruto, casi homérico, de los cuatro pelotaris en una semifinal pura y dura, en la que los factores predominantes fueron la alternancia y la falta de dueño claro.
El cálido aliento final del partido fue una volea al colchón inferior de Juan Martínez de Irujo con el partido a la desesperada, igualado en veintiuno, y más de ochocientos pelotazos en cartera. Pura dinamita. La victoria le devolvió la sonrisa a Jokin Altuna y David Merino, llevados al límite, y les regaló la final de San Mateo. La crueldad se cebó con el delantero iberoarra, quien fue el alma de su pareja. Miguel Merino se ató a su facilidad para aguantar, supervivir a contracorriente -dominado por la mayor largura de golpe de su hermano en la zaga- y resucitar para golpear más que descansado traspasado por bastante el ecuador del envite. Aun así, fue el de Ibero, un portento en la ayuda y en la conquista de los huecos por rápido y potente, quien fue dueño de las riendas coloradas.
Derivado de un desembarco en el Adarraga acertado por el colmillo de Altuna III, pelotari de toque y, cada vez más, de traqueteo. Se escaparon 1-5 en el luminoso los jóvenes de Aspe, por los que cantaban desde contracancha ligero favoritismo. Al primer golpe de vista, la idea azul quedó nítida: Irujo era el coco, tipo al que evitar; a Merino se le acumuló el trabajo. David le dio caña con la derecha a favor de corriente y así Juan vio mermadas sus posibilidades de entrar a la pelota.
Pero a Martínez de Irujo no le va la ortodoxia. Es de sangre caliente y tiene capacidades para exprimir su golpe. Un yerro de Altuna III con la derecha tras tener todo el tanto dominado, devolvió pelota a los colorados (2-5). Y se vino la vuelta. No había dueño. Es el factor Irujo. Él lo tiene. Cuando tomó el mando se equilibró la balanza. Todo a colorado. Dos saque-remates, un gancho terrible y un saque le pusieron en ventaja en los pocos tantos sin excedente de peloteo.
Adelantados en la liza (6-5), pelearon ls azules, cuando tenía David pelota, para no perder pie. No lo hicieron. El joven de la saga riojana está terrible. Se igualaron en el siete y tomaron ventaja (7-8). Irujo se apoyó en Miguel, que fue ganando confianza, y le dieron la vuelta (13-8).
Pero no hubo tregua. El primero de los Merino se fue agrandando con la trotina y empacando con Juan, que le dio tantas veces a la pelota, forzado porque David dominaba, que terminó errando más de la cuenta. Aun así, desfilaba la intensidad con Altuna fiel a sí mismo, artista. Bailó el marcador: 13-10, 15-13, 16-19 y 21-19. Rotos los pulmones, al final, los azules igualaron. La cruz le salió a Juan.