En Andalucía -Lobato ganó la última etapa- todos se entienden en francés. Versa la carrera, domesticada por el molinillo infernal de Froome, sobre el Tour, cuatro letras obsesivas, presentes en el discurso de cierre de la Ruta del Sol, donde la esgrima de Froome y Contador, a un caricia de distancia del ganador -dos segundos por detrás- se retó pensando en los Campos Elíseos: todos los caminos conducen a París. Para ser feliz en el Tour, conviene sonreír antes, como Froome: “estoy muy contento con la victoria, especialmente ya que es la primera carrera de la temporada y sabiendo que tengo mucho que hacer en dirección hacia el Tour. No podía haber sido mejor para nosotros”. Al británico, el ciclista que economiza gestos y mide los ataques desde el sistema operativo de su potenciómetro, los dichosos vatios, el nuevo libro de cabecera del ciclismo moderno, la conquista de la carrera tras responder punto por punto al desafiante Contador, -desplegó sus alas el madrileño en Haza Llanas-le nutre el ánimo, equipaje imprescindible para acceder al cetro del ciclismo.

Sabe Froome, ganador del Tour en 2013, que derrocar al madrileño configurando una actuación soberbia no es un simple soplo de dos segundos; se trata de un impulso con más calado, algo más que una ventaja telegráfica. Es “una gran inyección de moral”, se sincera el líder del Sky. La confianza, ese intangible tan volátil, uno de los alimentos más anhelados, iluminó al pálido Froome, consciente de la solidez de la tarima en la que enraíza su preparación de cara al Tour, su Santo Grial. Agarrado al impagable tajo de Mikel Nieve y Kennaugh en las Allanadas, Froome emitió poderosas señales. “He rodado bastante consistente y Alberto probablemente tuvo un mal día ayer (por el sábado). Las piernas eran buenas a pesar de que yo había tiempo perdido a Alberto, así que afrontamos la siguiente etapa con la misma actitud, a hacer todo lo que pudiéramos, y fue entonces cuando Alberto cedió un poco La ascensión, perfecta, que le otorgó la piel de líder, ha catapultado el gozo del ciclista. Imposible disimular el descorche. “Hay una gran euforia en el equipo y todo el mundo está emocionado. Esperemos que sólo podamos construir sobre eso ahora”.

La construcción de su Notre Dame, el Tour, arrancó en cuanto Froome se vio obligado el pasado año a despegar el dorsal del Tour, que le negó como a tantos otros. El julio francés no hace prisioneros; es un leviatán que devora sin distinciones. A Froome le dejó tirado. En el arcén. Desde aquel día: Tour, Tour y Tour. “Lo más importante para mí ahora es seguir en este camino y espero que sin lesiones y enfermedades durante la primavera, trabajando hacia el Tour”. Repite como un mantra el africano el deseo. “Creo que en este momento, estamos justo en donde queremos estar en esta época del año”. Al británico el Tour le sale a borbotones. Espuma de champán. “Desde el Tour del año pasado lleva preparando el siguiente Tour. En su cabeza aquella enseñanza le devolvió con más”, analiza Contador, un par de suspiros más lento que el ciclista del Sky en Andalucía.

Contador, contento Al líder del Tinkoff-Saxo, al igual que a Froome, el Tour le descabalgó de manera airada en 2014. Le mordió con los incisivos y lo mandó a la cuneta en una caída que le dejó fuera de combate. Después, inopinadamente, se agarró a la Vuelta, donde descontó a Froome. En el presente curso, Contador, que antes que el amarillo pretende el rosa, aligera el tonelaje de la escueta derrota de Andalucía. Si en el rostro de Froome la sonrisa es completa, en la cara de Contador se descuelga una a medias, que no una mueca. Un ejercicio de optimismo acompaña al español. “No esperaba tener una condición tan buena respecto al resto, aunque al final por dos segundos no se ha ganado la General. Y he conseguido ya una victoria que no entraba en los planes. Estoy contento, la preparación hacia el Giro va perfecta”.

Contador, sublime en Hazas Llanas, -“hice un test, regulando en todo momento, mirando los vatios, igual que cuando entreno, y resultó un día curioso”, dijo el madrileño - y mejor que Froome en la contrarreloj exprés del primer día -apenas 8 kilómetros - padeció la explosión del británico en Allanadas. Allí se le escurrió la ventaja y la carrera. Tic-tac. “Estar cerca de él para mí es realmente bueno, es una buena señal. Y el equipo funciona muy bien, así que a seguir así”. El despegue de Froome, salvaje su pedaleo, ingobernable su arranque, destiñó a Contador. “Este año el rival que me he enfrentado está un poco por encima a nivel de montaña. Llegaba en un estado de forma muy bueno, y se veía que contaba los días para venir a Andalucía”. En realidad ambos tachan los días ojeando de reojo al altivo Tour. En ese viaje, de momento, la sonrisa es de Froome.

General final

Chris Froome (Sky)21h21:14

Alberto Contador (Tinkoff-Saxo)a 2’’

Beñat Intxausti (Movistar)2:38

Mikel Nieve (Sky) 3:35

Romain Bardet (Ag2r) 3:13