después de dos partidos consecutivos siendo decisivo en los momentos calientes, nadie habla ni nadie remarca sus narices por jugárselas. La gran mayoría habla del trabajo de San Emeterio; del coraje de Poeta o del poco aforo del Buesa. Pocos han llevado a los altares a Heurtel por tener acierto y valentía por tirárselas y meterlas. Eso sí, si en vez de salirle cara le hubiera salido cruz, se le hubiera crucificado y hubiera sido la diana de todas las críticas. Vamos a ser justos de una vez con él y decir que es verdad que fueron otros los que redujeron la desventaja en el marcador y mantuvieron al equipo en la pelea por la victoria, pero fue Heurtel el que con 8 puntos en los últimos instantes decidió el encuentro a favor del Baskonia. En más de una ocasión, hemos hablado de sus carencias y de sus puntos débiles. Pero nadie puede negar que tiene talento para jugar y es creativo. Su talento se valora por el acierto en la toma de decisiones. Durante el primer tiempo, se contagió del grupo y no anduvo acertado. En los últimos cinco minutos, a pesar de que Poeta estaba haciéndolo bien, Scariolo lo puso en pista. Por algo será. El italiano y su cuerpo técnico manejan más datos estadísticos, técnicos y físicos que nosotros los columnistas de opinión, que le hacen creer en él para los minutos de la verdad. Todos los precedentes al partido -en el sentido de los problemas económicos del Bilbao, de las ausencias de ciertos jugadores por no querer jugar o estar lesionados, y lo poco que se jugaba a nivel clasificatorio el Bilbao-, pudieron hacer que el Laboral Kutxa saliese sin la tensión necesaria. Las consecuencias de esa desconexión grupal se trasformaron en triples abiertos muy liberados, en ser superados en rapidez, superados en anotación, superados en la circulación de la pelota que parecía que el Bilbao jugaba con la escuadra y el cartabón para anotar una y otra vez de manera relativamente sencilla. Por contra, el Baskonia intentaba jugar igual a lo mismo que ellos, pero con un juego desordenado, con falta de intensidad, haciendo doble marcaje a Mumbrú en el poste bajo y que supusieron canastas fáciles en la rotación de la pelota, olvidándose de jugar con Pleiss que curiosamente solo recibía algún balón tras salir de un tiempo muerto (seguro que Sergio tuvo algo que ver ante la falta de balones a su pívot más dominante). Todo ello vino aderezado por la ausencia de personales, la primera casi al final del primer cuarto, y de no llevar ni una pérdida de balón el Bilbao durante el primer cuarto, lo que indica a las claras la concentración e intensidad defensiva vitoriana. Tras un primer tiempo excepcional del Bilbao, llegó el inicio de la reacción del Laboral Kutxa basado en el juego abierto, en transiciones no muy organizadas pero sí eficientes y en el uno contra uno en carrera precedidos de defensas agresivas. En el segundo tiempo, hubo un diferencial de valoración de 54 (+58,-4) donde los de Pueyo bajaron sus prestaciones, su físico y su claridad de ideas. Seguro que desde Bilbao se va a hablar de las decisiones arbitrales al final. Incluso puede que tengan razón, sobre todo en la posible falta a Gabriel de Nocioni. Pero el bajón de rendimiento y la falta de rotaciones también tuvieron gran parte de culpa de no llevarse la victoria. Si a eso le añadimos la derrota del Cajasol más el basket average hace que el play off se vea más cerca. El Baskonia tiene un mes para prepararlo, pero tiene que sumar minutos de calidad. Estamos cerca del punto donde el baloncesto es más puro, más físico y donde la intensidad es máxima. Lo estamos viendo en los cuartos de la Euroliga. No es aconsejable ver de forma habitual al equipo hacer remontadas por desconexiones. Jugar en el trapecio tiene sus riesgos y más en un play off donde se juega sin red y que cualquier error de concentración se paga muy caro.
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