Hace menos de un año un triple desde la esquina de Ray Allen cambió el signo de la final de la NBA. Los San Antonio Spurs tenían su quinto anillo en las manos, pero el veterano tirador forzó el séptimo partido en el que los Miami Heat se anotaron su segundo título seguido y el tercero de su historia. Pues bien, en los madrugada del sábado al domingo comienzan los play-offs y nadie descartaría que la franquicia de Texas y la de Florida volvieran a encontrarse en la final.

Los Spurs han vuelto a ser el mejor equipo en la temporada regular, con 62 victorias, el mejor balance entre puntos anotados y recibidos y una utilización de los recursos destinada a proteger a su veterano núcleo principal. Ningún jugador de los Spurs ha jugado más de treinta minutos por partido y Gregg Popovich ha logrado implantar un sistema que funciona al margen de quien esté en la cancha. Durante todo el recorrido hasta el título, el factor cancha será de un equipo cuya caducidad muchos creen cercana, pero que siempre está ahí desde hace más de tres lustros.

Da la impresión de que solo los Spurs podrían impedir el tercer anillo consecutivo de los Miami Heat, el three-peat que colocaría a LeBron James a la altura de los más grandes de la historia. En el Este, los de Florida no se han desgastado en busca del primer puesto y la ventaja de campo y, de hecho, desde el All Star presentan balance negativo, lo mismo que los Indiana Pacers, el equipo que aparecía como candidato antes de que la falta de química estallara y convirtiera el vestuario del Bankers Life Fieldhouse en un manicomio para vergüenza de Larry Bird.

LeBron y sus compañeros saben que cuentan con ese extra físico que marca diferencias en los play-offs, con el poso que les da llevar varias temporadas juntos y con la versatilidad de varios de sus jugadores, sobre todo de su estrella, indefendible en el cuerpo a cuerpo. El año pasado los Pacers les llevaron hasta el séptimo partido en Miami para decidir el finalista del Este y ahora la situación puede ser perfectamente la inversa y está por ver si los Pacers tienen la mentalidad adecuada para sobreponerse a sus problemas y aprovechar una oportunidad que para ellos puede ser histórica. Plantilla tienen, más si pueden utilizar a Andrew Bynum con cierta regularidad.

De los otros seis equipos de esta depauperada Conferencia poco se puede esperar. A la solidez de los Chicago Bulls, con la mejor defensa de la Liga, le puede faltar la chispa que tendría que aportar el lesionado Derrick Rose. Por eso, hay que mirar a Brooklyn para encontrar en los Nets a la posible sorpresa, si es que tipos como Pierce, Garnett, Johnson o Williams pueden sorprender a estas alturas de sus carreras.

Salvaje oeste En el Oeste, al margen de los Spurs, otros dos conjuntos han acabado con mejor récord que los dos gallos del Este. Todo el mundo mira a Kevin Durant, de quien se espera que dé el paso definitivo. La final de hace dos años le llegó un poco pronto a la estrella de los Oklahoma City Thunder, que se ha erigido en el más que probable MVP de la temporada. Máximo anotador, con catorce partidos por encima de los cuarenta puntos, la madurez de Durantula es un hecho, pero aunque también sea indefendible en el uno contra uno va a necesitar compañía para recorrer un camino que en el Oeste está lleno de altísimos obstáculos. La llegada en mitad del año de Caron Butler supone un buen refuerzo para la lucha por el título.

Cerca de ella muchos esperan también a Los Angeles Clippers, que cuentan con una plantilla larguísima a la que Doc Rivers, como se esperaba, ha aportado la seriedad y el rigor necesarios para competir al máximo nivel. Sin dejar de ser espectacular y gracias a presentar el ataque más productivo, el antiguo pariente pobre de Los Angeles ha logrado la mejor marca de triunfos (57) de toda su historia y se presenta de nuevo como un aspirante a tener en cuenta, aunque su primera ronda ante los Warriors la carga el diablo.

El Oeste ha solido ser escenario de desenlaces inesperados en las últimos años, por eso no hay que descartar a nadie, desde los más ofensivos como Houston Rockets y Portland Trail Blazers a otros más armados desde la defensa como Memphis Grizzlies, que se apoyan en un recuperado Marc Gasol.

Los que faltan Y al inicio de estos play-offs, hay que citar a los que no están. Ninguno de los campeones de los 80 (Celtics, Lakers, Pistons y Sixers) han accedido a la postemporada, como tampoco los Knicks, cuya ausencia a la vez que los de Boston y Los Angeles no se había dado nunca.

Los casos de los Celtics y los Lakers son distintos. Los verdes acometieron una reconstrucción apenas cinco años después de ganar el anillo y sus resultados se han resentido mientras que la temporada de los angelinos la resumió Kobe Bryant, casi inédito: "Una mierda, hay que tirar de la cadena".