vitoria

correr engancha". Eso es todo. O al menos, el principio. Simple y sencillo. En ese mantra, en esa frase rotunda y directa como el mejor de los eslóganes publicitarios, se condensa la fiebre del running, el deporte al que están enganchados legiones de personas. "El boom es evidente", dicen desde la Federación Vasca de Atletismo. En cualquier lugar, llueva, nieva o haga sol, marque el reloj la hora que marque, siempre aparece alguien corriendo. El running, antes footing, es parte del paisaje, de lo cotidiano. En el Estado español se contabilizan 3.000 pruebas populares al año, algo más de 8 al día. "Es una cifra enorme. En los últimos 5 años las pruebas populares han crecido un 50% y va a más. El running no ha tocado techo, puede crecer más", calcula Paco Noguera, socio fundador de la web carreraspopulares.com, la página de referencia de los corredores populares, un pelotón cada vez más numeroso que durante los últimos años ha conquistado los rincones de pueblos y ciudades.

Las invasión es sana y pacífica, eso sí. Y adictiva. "Correr hace que te sientas muy bien, generas endorfinas (conocida como la hormona de la felicidad). Es una cuestión de bienestar y eso engancha", subraya Noguera. Ese estado sensorial, el subidón al que se llega cuando se corre se conoce como runner's high, la euforia del corredor: el placer. El running se emparenta con las sensaciones que provoca comer chocolate o practicar sexo, donde también fluyen las endorfinas. A la sensaciones de satisfacción que genera el running, el psicólogo deportivo Carlos Ramírez le suma otro vertiente no menos interesante. "Correr con atención a lo que pasa en uno mismo, los pensamientos, las emociones, las sensaciones corporales? esto permite que el ejercicio sea un espacio sagrado de reencuentro con uno mismo, una especie de espacio de meditación".

En Vitoria, el edén de los corredores se encuentra en el parque de El Prado. En ese tramo de ciudad los runners se manifiestan. Es algo parecido a una autopista con alta densidad de corredores que, atados a sus zapatillas, patean la metrópoli a cualquier hora del día, brille el sol o caigan chuzos de punta. Cada ciudad, cada pueblo, posee su propio parque de El Prado y, por extensión, su manada de corredores. "Aunque es un deporte ideal para practicar en solitario el encontrarte con gente que también corre, al que te une una misma afición hace que se formen grupos de corredores", diserta Paco Noguera.

suma de factores La onda expansiva del running es innegable y son varios los factores que han incidido en el crecimiento suflé de esta práctica deportiva, establecen los expertos. "Desde el punto de vista fisiológico, correr es una actividad muy rentable ya que los cambios fisiológicos y de salud se producen de forma rápida y notable. Además no requiere de instalaciones, ni material específico", puntualiza Carlos Ramírez. A los componentes de mejoría físico-psicológica que genera el running, se le debe añadir el "empuje" de la crisis sobre esta modalidad. Su efervescente crecimiento coincide con el calendario de la crisis económica. "Es un deporte económico, que no requiere un gran desembolso. Además, practicarlo es gratis. Los parques y las calles están ahí para quién quiera. No hay que pagar por correr, ni alquilar instalaciones", matiza Paco Noguera desde la web carreraspopulares.com.

A la reducida inversión que se necesita (salvo cuando se quiere material muy técnico), -tampoco hay que abonar cuotas como ocurre en un gimnasio, por ejemplo-, el running ofrece otra clase de facilidades. "No existen horarios, así que se amolda con facilidad a nuestras necesidades. Esa flexibilidad es un punto a favor. Tampoco se precisa ir acompañado, no es necesario, mientras otras especialidades son de equipo o obligan a medirte a un competidor", agrega Noguera. Además de las cualidades intrínsecas de la especialidad, -un deporte que se amolda a las características físicas de quién lo practica (al alcance prácticamente de cualquiera)-, tampoco se puede despreciar que en un estado con más de cinco millones de parados, el tiempo libre, desafortunadamente, se ha multiplicado en la vida de demasiadas personas.

Correr, además de un ejercicio para ponerse en forma, también supone una vía de escape, o al menos una burbuja para resguardarse de la realidad, estima Carlos Ramírez. "En ciertas ocasiones el deporte puede convertirse en un anestésico emocional, una especie de droga que nos aleja de nuestra realidad más íntima".

El running es una puerta de acceso hacia el interior de las personas, pero también una ventana hacia la socialización y la incorporación de la mujer al deporte. El viral del running no conoce fronteras, ni distingue sexos o edades. De ahí su potente efecto llamada. "El running se contagia y ha servido para que la mujer esté más presente. De hecho, si hace unos cinco años la presencia de la mujer en las carreras populares era de un 5%, ahora alcanzan el 50% y en muchas ocasiones ya superan a los participantes masculinos. El running ha calado entre las mujeres", remarca Noguera.

El éxito del running es brutal y la profundidad de la huella sobre el asfalto no necesita de sabuesos de afinado olfato para ser reconocida. Un neón de luces rojas en medio de la noche. "Solo hace falta pasear por la calle para darse cuenta de que correr está de moda", apuntan desde la Federación Vasca de Atletismo. A pesar del indudable estallido provocado por el running, la Federación mantiene el mismo número de licencias de anteriores campañas. Las fichas federativas se mantienen sin apenas oscilar. Aunque no se ha producido una mayor captación aunque el numero de corredores se ha multiplicado en el último lustro. Si bien es cierto que los runners se cuentan por cientos de millares, son una minoría los que optan por obtener una licencia federativa, "cuyo precio medio es de 50 euros" y que da derecho a un seguro de accidentes y otro de responsabilidad civil. "Nos movemos alrededor de las 2.200 licencias desde hace años. En ese sentido, el movimiento que se detecta en la calle y en las pruebas populares no se ha trasladado al número de fichas. No hay una correlación, eso seguro".

una industria a la carrera La relación causa-efecto del hit del running, de su desmesurado crecimiento, se percibe en la costura entre la calle y el escaparate, entre las piernas y la industria. "El boom del running está en las tiendas. Es ahí donde se ve su verdadera dimensión", afirman en la Federación Vasca de Atletismo. No le falta razón al organismo federativo. En paralelo al frenesí del running, a la toma de calles, paseos y parques por parte de las hordas de aficionados a correr, ha aflorado una magnífica industria que mueve cientos de millones de euros. NPD Group calculó que las ventas en España ascendieron a 300 millones de euros. Las pisadas de los ejércitos de los runners están muy presentes en la cuenta de resultados de las multinacionales del deporte.

De hecho, se estima que de la venta total de artículos deportivos, un 40% correspondiente a material vinculado a correr. El pastel es goloso. Lo indican las cifras. Solo contabilizadas las tiendas especializadas, (en este recuento no se suman las millonarias ventas realizadas en los grandes almacenes) las ventas de zapatillas alcanzaron los 2,2 millones de pares durante el año pasado, una cantidad que se queda corta respecto a la realidad. Si bien las zapatillas son la estrella de este mercado, la venta de ropa técnica para el running: camisetas, mallas, cortavientos... también ha sufrido un incrementado espectacular. A esto se le debe sumar la venta de pulsómetros, relojes, suplementos...

pagar por correr Reflexiona Carlos Ramírez que el capitalismo, apoyado por el marketing y la publicidad "son en ocasiones grandes mediadores de la conducta humana". En los 80 el modelo "cowboy americano fumador" influenció en la conducta de millones de personas y en esta década, subraya el psicólogo, el modelo "padre de familia runner atlético" es el prototipo elegido. "No hemos de olvidar el generoso mercado económico que genera el running y todo esta cultura está influenciada por el marketing y la publicidad", lanza el terapeuta.

El negocio que genera el running no solo señala a las multinacionales del deporte. El turismo del running también puja al alza. "La gente está dispuesta a pagar por correr porque es parte de su ocio, tal vez su única inversión", analiza Paco Noguera. Si bien la inscripción en las carreras populares no supone un gran desembolso (un euro el kilómetro), los runners también están dispuestos a ahorrar para correr pruebas de raigambre, sobre todo maratones. Existen paquetes turísticos para las citas más importantes del calendario. "Es otra forma de hacer turismo", dice Noguera. En medio de la euforia desatada por el running, desde la Federación recomiendan que "es básico realizar la actividad en condiciones". Para ello, el ente invita a los corredores a obtener la licencia federativa aunque no quieran competir porque "por unos 50 euros de media, se obtiene un seguro de accidentes y de la responsabilidad civil". No está de menos un poco de cabeza fría para bajar la fiebre.