el Deportivo Alavés ha vuelto a toparse con el Athletic esta temporada. El contenido de la desafortunada carta enviada por un colaborador rojiblanco a los padres de unos jóvenes jugadores del Aurrera, club convenido del Alavés, ha sido el detonante en esta ocasión y no ha encontrado la oportuna explicación por parte del club bilbaíno a tal actuación. Por este motivo, ha concluido con la decisión alavesista de romper las relaciones con el club que preside Josu Urrutia ante el silencio de este.
A partir de aquel instante, dos semanas ya de eso, se han ido vertiendo todo tipo de opiniones y según de donde procedieran daban la razón a los suyos. Incluso un periódico afín al club de Ibaigane se hacía eco de las declaraciones que realizaron fuentes de la directiva bilbaína que hablaban irónicamente del "minuto de gloria" que le ha supuesto al club alavés todo este asunto. Como si los necesitáramos para algo. Y que no me salgan con lo que hicieron hace 25 años, que ya se lo cobraron con creces. Nadie hace algo por alguien a cambio de nada. Estamos analizando un hecho puntual (con unos protagonistas concretos), no para tirar de hemeroteca. Porque si nos metemos en harina, también encontraríamos por aquí muchas cosas que contar.
Lo que más me molesta es la arrogancia que habitualmente muestran personas del Athletic. Y no solo con el Alavés pues, igualmente, ya han tenido problemas con los otros clubes limítrofes con anterioridad. Y la actuación en este asunto no deja margen para la duda. Para ellos, todos los componentes de los territorios de alrededor son sus vasallos y actúan a su antojo. No se han enterado aún que el sistema feudal desapareció hace siglos. La no respuesta es una nueva demostración de su desprecio a la entidad albiazul y, además, es contraria a la buena armonía que se exige entre estas dos instituciones. Con ello no buscan otra cosa que la confrontación desde una posición dominante.
Quizás tampoco sea cierto que no respondan porque no les gusta que nadie les marque la hoja de ruta. Es posible que la explicación haya que buscarla en las conclusiones del examen de competencias básicas realizado por la OCDE en numerosos países (estudio parecido al informe PISA, pero para adultos) en el que recoge que estamos a la cola en comprensión lectora. Podría ser que, por esta causa, no hayan interpretado aún la idea que se desprende de las notas enviadas al exfutbolista por parte del club albiazul, lo que no hace nada más que corroborar el estudio.
En fin, creo que la situación no tenía que haber llegado a estos extremos, pues lo que se le demandaba tampoco era para tanto. Aplaudo que el presidente albiazul haya levantado la voz para defender lo suyo, aunque solo fuera por orgullo. Y al rojiblanco le pediría que se baje del pedestal de la prepotencia y se unte un poco más de humildad. No le hará daño. Que reflexione sobre su actitud, que la sencillez del poderoso engrandece aún más la dignidad que por su cargo debiera ostentar.