BARCELONA Huertas (11), Abrines (5), Papanikolau (7), Nachbar (3), Tomic (21) -cinco inicial-, Dorsey, Sada (6), Oleson (8), Lampe (10), Pullen (2).
REAL MADRID Rudy (17), Mirotic (22), Llull (2), Darden (11), Bourousis (8) -cinco inicial-, Sergio (18), Reyes (8), Díez, Draper, Carroll, Mejri.
Parciales 21-29, 23-17, 12-17, 23-20.
Árbitros Conde, Jiménez y Cortés. Eliminaron a Nachbar, Lampe, Tomic y a Carroll, este último por doble antideportiva.
Pabellón Buesa Arena. 8.217 espectadores.
vitoria. El Madrid golpea primero. El equipo blanco se apuntó ayer su segundo título de la Supercopa, segundo consecutivo además, tras superar en la final del Buesa Arena a un Barcelona que bajó muchos enteros con respecto al partido del viernes al encontrarse ante un oponente mucho más sólido y acoplado. Pablo Laso tiene el equipo hecho. Los que han llegado cuentan aún con muy poco peso y los mismos jugadores que se hicieron en junio con el anhelado título liguero decantaron la balanza en un partido que se convirtió por momentos en un espectacular duelo de bases.
Sergio Rodríguez y Marcelinho Huertas marcaron el paso y sus equipos bailaron al son que cada uno de ellos pretendía. Al final fue el Chacho, que encontró más socios, el que se llevó el gato al agua en un partido en el que Xavi Pascual, al contrario de lo que sucedió el viernes, sí echó en falta a dos piezas clave como Lorbek y Navarro. Sobre todo al segundo.
El equipo blanco manejó el marcador de cara casi desde el inicio. El Barça sufría en defensa para frenar la movilidad de Nikola Mirotic y poco a poco fue marcándose una tendencia muy favorable para el combinado del vitoriano Pablo Laso. Hasta que Sada se sacó de la manga la expulsión de Jaycee Carroll, el choque se calentó y los catalanes lo aprovecharon para alcanzar el descanso con muchas opciones de éxito (44-46).
El base internacional del Barça y el escolta del Madrid se enzarzaron en una banda, lejos de la jugada, y a final los colegiados sólo castigaron al mormón, cuando lo más justo habría sido que el base también recibiera una sanción.
Al Madrid le costó algo más recobrar el mando. Marcelinho se hizo grande en la segunda mitad y, con la complicidad de Tomic, hizo añicos la retaguardia madridista. El encuentro se abrió. Se jugaba a ver qué equipo metía más, en lugar de a cuál dejaba meter menos al rival, y el desparpajo de los dos bases propició momentos de baloncesto muy atractivo mientras se aproximaba un final que se ajustó más de lo esperado porque el Madrid no supo cerrar el partido.
Un triple de Papanikolau a falta de tres minutos situó a dos (69-71) al Barça, que fue quedándose sin interiores por faltas. Lampe, Nachbar y Tomic se marcharon al banquillo y las opciones del equipo catalán se agotaron mientras Sergio Rodríguez, que recibiría después el MVP del torneo, trenzaba las últimas conexiones con Mirotic y Rudy para finiquitar la final. No tiene pinta de que vaya a ser la única que jueguen este año. El Barça tendrá opción de revancha, pero el Madrid ya ha asestado el primer golpe.