Duración: 58:33 minutos de juego; 22:34 de juego real.
Saques: 1 de Titín III (tanto 10) y 2 de Bengoetxea VI (tantos 10 y 15).
Faltas de saque: Ninguna.
Pelotazos: 487 pelotazos a buena.
Tantos en juego: 5 de Titín III, 4 de Beroiz, 10 de Bengoetxea VI y 4 de Merino II.
Errores: 3 de Titín III, 3 de Beroiz, 3 de Bengoetxea VI y 2 de Merino II.
Marcador: 1-3, 1-4, 2-4, 3-5, 4-7, 6-8, 7-10, 7-11, 8-12, 8-13, 9-16, 10-17, 11-18, 12-19, 13-21, 15-22.
Incidencias: Partido correspondiente a la tercera jornada del grupo B de la feria de San Mateo de parejas disputado en el frontón Adarraga de Logroño. Lleno.
bilbao. Mikel Urrutikoetxea y Jon Ander Albisu tendrán que ver desde fuera la final de San Mateo, porque ayer, en el Adarraga de Logroño, Oinatz Bengoetxea y David Merino se aferraron a sus opciones y tumbaron a Titín III y Mikel Beroiz en un encuentro duro por momentos y más igualado de lo que apunta el luminoso. Sobre todo, el inicio, que sirvió para que los zagueros se fajaran y que Bengoetxea VI pescara en río revuelto. Acabó diez tantos en juego el delantero de Leitza y, aunque inspirado por momentos, en defensa estuvo mejor. Eso sí, superó a su contrincante en todas las facetas del juego. Augusto no estuvo fino cuando Oinatz le exigía cortando al txoko y buscando huecos y su velocidad de reacción. Aun así, en un partido plúmbeo, de digestión lenta, Merino II y Beroiz fueron protagonistas.
No fue un partido brillante y tuvo más intensidad que magia. Y, en ese torbellino de tensión, Oinatz inició la contienda en vena. Una parada al txoko mágica a la que Titín no llegó y una cortada hacia dentro le dieron ventaja. Beroiz, con reminiscencias del encuentro del miércoles, erró y el 0-3 pobló el luminoso. Aun así, no se despegaron los azules, favoritos bajo cualquier prisma, hasta el 7-10. Hasta entonces, y después del trío de tantos del principio, puro cemento en el Adarraga. Tantos complicados, peleados y con batalla.
Tras el 7-10, Merino II empezó a enseñar la espalda a Beroiz y Oinatz se gustó enredando. Más efectivo que efectista, el leitzarra dio lustre a las rodillas de Titín, buscando la pared y el ancho. Un saque y un saque-remate pusieron una brecha enorme: 8-16, más de la que parecía en el Adarraga, en la cancha no había tanta. Y de ahí al 10-18, al 12-21 y al 15-22. Buscaron la gesta los colorados, exprimiéndose hasta el final, con el único rédito de maquillar el luminoso. Nadaron a contracorriente con más ánimo y corazón que otra cosa y cayeron desactivados por el gran Merino II, un artificiero, y las labores de Oinatz, más sobrio y seguro que volcánico.