Bilbao. Debutar en profesionales es el sueño de muchos pelotaris jóvenes. Un hito reservado a muy pocos pero que no es, ni mucho menos, el fin del camino. Como muchos dicen, lo difícil es consolidarse, algo que ha comprobado con creces Mikel Larunbe (1-II-1993, Galdakao). Además, el galdakoztarra ha vivido un auténtico martirio con las lesiones, primero fueron las manos y luego una fisura en el escafoides de la muñecas le ha dejado en el dique seco durante estos dos últimos meses. Los peores posibles, en plena temporada estival, cuando los pelotaris disponen de más oportunidades que nunca para vestirse de blanco. Ahora, en la última fase de la recuperación, Mikel solo mira hacia adelante, buscando que llegue una continuidad que le permita volverse a levantar y sacar todo el juego que atesora.
"Estábamos jugando en Sopelana Ekaitz Saralegi y yo contra Danel Elezkano e Ibai Zabala. En una jugada que estaba yo un poco adelantado, Ibai la echó para atrás y llegué justo. La conseguí llevar pero iba forzado, me caí y al apoyar la mano me lesione. Pude acabar pero al día siguiente me dolía más y me di cuenta que algo no iba bien", relata Larunbe. El zaguero se fisuró el escafoides de su mano derecha, una lesión que a priori solo le tendría un mes parado pero las cosas se complicaron. "Estuve un mes con una férula y se suponía que ya me la iban a quitar. Me hicieron la radiografía para ver como iba la muñeca y la fisura se había abierto, suele pasar a veces porque es un hueso que cuesta curar. Me pusieron otra férula y otro mes más", comenta Mikel, que reconoce que cuando le comunicaron la noticia le "dolió bastante" y fue el momento en el que "peor lo pase" pero que se encuentra "bastante bien" de animo: "Entrenando con el grupo mantienes la mente en otras cosas y al estar con los amigos en verano, consigues que el tiempo vaya más rápido".
El pasado martes, el médico le quito la férula a Larunbe, era el momento de iniciar la última fase de su recuperación. Sin embargo, el galdakoztarra sabe que todavía tiene que trabajar duro para volver. "Tengo la muñeca bastante más delgada y sin fuerza pero lo que peor llevo es la mano. Voy con la pelota goxua al frontón y me duele muchísimo, así que poco a poco", añade Mikel. Un proceso en el que estará presente Iñigo Simón. Toda una ayuda para el vizcaino durante estos meses. "Me hice la lesión e Iñigo me dijo que fuera ya al siguiente día. Siempre ha tenido una gran predisposición conmigo durante todo el verano. Hablábamos día a día, estuve con el haciendo rehabilitación, me daba consejos...", cuenta. Un apoyo que también ha llegado por parte de sus compañeros. "Cuando voy a frontones a ver partidos, la gente de la empresa me pregunta a ver que tal estoy y Salva Bergara y los compañeros me llaman todas las semanas", declara agradecido el guardaespaldas nacido en Galdakao.
En busca de la continuidad después de un estreno duro en el mundo de los profesionales, con un campeonato lleno de altibajos y en el que las manos le hicieron sufrir más de la cuenta, Larunbe esperaba que el verano le diera la oportunidad de jugar muchos partidos y seguir aprendiendo el oficio. Pero llegó la lesión. "Cuando más iba a jugar, cuando todos disputamos un montón de partidos y es el mejor momento para ir haciéndote, me toca perderme estos dos meses y seguramente el de septiembre", afirma el galdakoztarra. En unos meses con menos encuentros que en el periodo estival, Mikel intentará "coger ritmo y recuperar lo que he perdido en verano" antes de que se retomen los campeonatos en enero.
Larunbe ya solo piensa en dejar atrás esta lesión y volver a recuperar el juego con el que deslumbró en aficionados. y no pudo sacar a relucir en sus primeros meses como profesional. "He tenido mala suerte pero cuando he estado bien de manos también me ha costado adaptarme. He notado el salto y luego no he tenido toda la continuidad que me hubiera gustado. No he disfrutado mucho pero nadie dijo que iba a ser fácil", afirma el vizcaino. Sin embargo, hay una palabra que destaca en el discurso de Mikel: "continuidad". Algo que le ha faltado y que el galdakoztarra ansía para poder enseñar todo su potencial e intentar demostrar que está a la altura de las circunstancias.