Vitoria. El baloncesto no es ajeno a la grave crisis que azota a todos los ámbitos de la sociedad. Si para cualquier persona de la calle resulta casi imposible acceder hoy en día a un puesto de trabajo, en el mundo de la canasta se necesitan varias manos para contabilizar la nómina de jugadores que se encuentran en el paro a la espera de ofertas. Se da la curiosa circunstancia de que varios de ellos han sido descartes del Baskonia durante la pasada temporada, de fatídico recuerdo tras la prematura eliminación en el play off de cuartos de final ante el Gran Canaria. Su salida por la puerta de atrás de la capital alavesa ha influido de manera notable para que, de momento, no formen parte de ningún proyecto.
En esta compleja disyuntiva se hallan hoy en día Dusko Ivanovic, Zan Tabak, Omar Cook, Milko Bjelica y Carlos Cabezas. Si bien el mercado estival puede deparar aún significativos movimientos hasta que quede inaugurado oficialmente el próximo curso, la mayoría de ellos ya tiene completamente cerradas las puertas de la ACB. Todos los equipos, salvo el moribundo Valladolid y el Fuenlabrada, han definido ya la identidad de su capataz para los banquillos y no se espera que dos figuras del prestigio del montenegrino y del croata estén en alguna quiniela para dirigir a orillas del Pisuerga o el sur de Madrid a dos clubes con tan poca solera y tradición.
En realidad, los nombres de ambos balcánicos apenas han dado que hablar en estas últimas semanas para ponerse a los mandos de un proyecto ganador. En el caso de Ivanovic, hubo informaciones procedentes de Turquía que le incluyeron entre los posibles objetivos del Fenerbahce y Besiktas. Sin embargo, el de Bijelo Polje ha quedado descartado, siendo finalmente los elegidos un icono mundial como Zeljko Obradovic y Ahmet Kandemir respectivamente. El de Cacak, ganador de ocho Euroligas, ha optado por poner fin a su año sabático, mientras que el combinado de las Águilas Negras se ha decantado por un entrenador nacional al conocer, en teoría, mejor que Ivanovic los entresijos del baloncesto turco.
En el caso de Tabak, una arriesgada apuesta de Josean Querejeta cuya escasa experiencia en la élite puede echar para atrás a sus pretendientes, mucho deberán cambiar las cosas para que sea el escogido por algún club europeo después de que el Baskonia desestimara la posibilidad de que cumpliese el año opcional que firmó en noviembre de 2012. Todo hace indicar que los dos balcánicos deberán aguardar su oportunidad para dentro de unos meses cuando alguna entidad de prestigio pierda la paciencia con el entrenador encargado de guiar su futuro.
dos casos extraños Igual de oscuro se presenta a corto plazo el futuro de Omar Cook y Milko Bjelica, que terminaron el pasado 30 de junio su vinculación con el inquilino del Fernando Buesa Arena y siguen a la espera de hallar un nuevo destino. Resulta sorprendente que dos jugadores con su dilatada experiencia no hayan aclarado aún su situación contractual para el próximo ejercicio. El base de Brooklyn, un trotamundos de la canasta, ha jugado en siete países diferentes como Estados Unidos, Bélgica, Rusia, Francia, Serbia, España e Italia. El cuatro montenegrino no le va a la zaga con cuatro (Serbia, Alemania, Lituania y España).
Con 31 y 29 años respectivamente, ambos están en condiciones de ayudar a muchos equipos por mucho que su rendimiento en Vitoria haya dejado más sombras que luces. La bala en la recámara para Milko reside en su casi segura presencia en el próximo Europeo de Eslovenia, donde podría revalorizarse. Ni Cook ni otro ex baskonista como Taylor Rochestie, los dos nacionalizados montenegrinos, podrán hacerlo después de que Zeljko Pavicevic se decantara a finales de la pasada semana por Tyrese Rice, la nueva apuesta del Maccabi para la dirección de juego.
Carlos Cabezas es otro antiguo miembro azulgrana en espera de retomar su pasión por el baloncesto. En el paro desde que a finales de febrero fuese el damnificado por la filtración de la bronca de Tabak en el vestuario de El Pireo tras un duelo continental ante el Olympiacos, se mantiene como uno de los candidatos a ser el escudero de Bellas en el Gran Canaria. Su condición de campeón del mundo y cupo le convierte en apetecible para muchos clubes, aunque de lo que no cabe duda es que deberá aceptar un salario mucho más modesto del que percibió, en su día, en el Unicaja o el Khimki. Taylor Rochestie, que finalizó en junio su ciclo de pocos meses en el Angelico Biella italiano, y Unai Calbarro, el hombre que ha desempeñado durante las dos últimas temporadas la ingrata labor de ayudar en los entrenamientos, también confían en dar el sí a alguna propuesta interesante del exterior. Como jugadores de formación, el Baskonia piensa ahora en Van Oostrum y Diop.