Después de lo de ayer, empiezo a pensar que Froome ha visto demasiados vídeos de Eddy Merckx y que ayer intentó emular su canibalismo, el carácter que hacía que el belga, según cuentan, gobernara con mano de hierro el pelotón, atando en corto a todo el mundo. Mala idea la del corredor del Sky porque al final lo acabó pagando. ¿Qué pretendía Froome saltando personalmente a los ataques de Kreuziger, Rogers o Valverde, rivales a los que aventaja en una minutada, en los primeros treinta kilómetros de la etapa con todo lo que faltaba por llegar? Al final, tras atacar él mismo en la definitiva subida a Alpe d'Huez, acabó sufriendo una medio pájara y su compañero Porte, prodigioso y servicial, le tuvo que ayudar para salvar los muebles. Así no se puede correr cuando te estás jugando el Tour de Francia, mucho menos cuando portas el maillot amarillo de líder.
La etapa de ayer dejó claro que, junto al británico, Purito y Quintana son los hombres más fuertes de esta última semana y que Contador no está en absoluto fino. El madrileño quiere, pero no puede, y yo creo que al final van a acabar desplazándole del podio. El colombiano ya esta ahí, tercero, y hoy tiene una buena oportunidad para jugarse el todo por el todo, y al de Katusha también se le ve sobrado de ambición.