LA etapa de ayer fue la previsible, ya tocaba. Se ha tardado mucho en formarse una fuga efectiva y todo el pelotón vivía con los dientes largos por cogerla. Y precisamente ayer fue un día para cogerla. Es la única fuga de todo el Tour que, sin el consentimiento del pelotón, ha resultado efectiva.
El grupo de escapados era de galgos, era un día para estar, una fuga de valor después de todos los intentos consentidos por el pelotón durante los días previos y Euskaltel-Euskadi no estuvo. No metió a ningún corredor, a pesar de haber estado intentándolo las jornadas previas. El día era ayer. Y lo cierto es que se respiró mucha emoción, porque el grupo fugado de 18 corredores estuvo atacándose para prolongar la incertidumbre hasta el final. Cuando se pensaba que ganaría uno, aparecía otro. Al final, fue Trentin quien se llevó el gato al agua. Además, quiero citar a Egoitz García, que hizo un gran papel a pesar de no llevarse la etapa. No le salió, pero apostó fuerte.
Hoy la carrera afronta el Mont Ventoux, una cita para apostantes, como lo fue Garate en su día. Seguro que hoy veremos nuevos intentos de fuga, como del Movistar con Valverde o de Euskaltel con Nieve o Antón, corredores que deben lanzarse desde lejos. Quedan cinco días para finalizar el Tour y todos se exprimirán. Alguno de los favoritos deberán intentarlo, por ejemplo, Contador, que deberá tratar de limar diferencias con el líder Froome. También el herido Movistar jugará una segunda baza, que será la de Quintana, quien podrá pelear por el triunfo de etapa, más allá de por el maillot blanco que también está en juego. Muchos ingredientes. Sin duda, al terminar la etapa de hoy habrá múltiples lecturas.