Duración 53:30 minutos.
Saques 3 de Olaizola (tantos 10, 15 y 17) y 2 de Urrutikoetxea (tantos 9 y 11).
Faltas de saque 1 de Urrutikoetxea.
Pelotazos 251.
Tantos en juego 15 de Olaizola II y 3 de Urrutikoetxea.
Errores 7 de Olaizola II y 3 de Urrutikoetxea.
Marcador 0-3, 3-3, 3-5, 5-5, 6-5, 6-6, 10-6, 10-7, 18-7, 18-12 y 22-12.
Incidencias Eliminatoria de semifinales del Manomanista de la LEP.M disputada en el frontón Bizkaia de Bilbao. Algo menos de media entrada, con 1.400 espectadores. De salida se cantaron posturas de 100 a 20 favorables a OIaizola. Ejercieron de botilleros Asier Olaizola y Josetxu Areitio.
Bilbao. Aspiraba Mikel Urrutikoetxea a alterar el orden del Manomanista, pero emergió la figura del campeón para restablecerlo. El delantero de Zarátamo acudió al frontón Bizkaia con infinidad de ilusiones y aspiraciones, pero Aimar Olaizola se coló en su sueño para acabar de raíz con todos sus deseos. El goizuetarra se sobrepuso al colosal inicio del vizcaíno y selló con tremenda solvencia el pase a la que será su octava final del mano a mano, la tercera consecutiva, en la que el próximo 23 de junio se verá las caras con su enemigo más temible y repetido: Juan Martínez de Irujo.
Tenía Urrutikoetxea varios hitos al alcance de la mano. Por un lado, clasificarse para su primera final de Primera. Por otro, completar una soberbia escalada en su tercera participación en el torneo. Y por otra, relevar a Roberto García Ariño como último vizcaíno en acceder a la final del Manomanista, algo que no ocurre desde 1982. Pero no pudo ser. Y no fue precisamente porque no lo intentara el delantero de Zarátamo, que volvió a exhibir pegada y condiciones para la modalidad, pero que se topó con un rival superlativo, más experto y, por lo visto ayer sobre la cancha, mucho mejor preparado físicamente. Sabía Aimar que, para continuar con la defensa de su título, le había tocado en suerte un rival de cuidado. Lo demostró Urrutikoetxea de salida con una tacada de tres tantos consecutivos que dejó a la cátedra de una pieza (0-3). Se cantaron de salida posturas de 100 a 20 favorables al goizuetarra, pero el vizcaíno arrancó la semifinal de una manera formidable. Primero castigando con sus dos manos hasta sobrepasar a Olaizola. Después alcanzando un gancho de su rival y provocando su error. Y más tarde con una dejada tras alejar al goizuetarra del frontis. Pero no le bastó con esto para amedrentar a un pelotari, Aimar, que siempre está ahí y que pocas veces pierde su sitio en la cancha. Tardó en dominar, pero en cuanto lo hizo forzó la igualada (3-3). Se imponía la lógica, pero Urrutikoetxea peleó en su intento por destrozarla. Lo consiguió con otro par de tantos que le permitieron disponer de una nueva renta (3-5), pero Aimar no se descompuso y volvió a nivelar el electrónico (6-6). Los protagonistas del choque ya acumulaban para entonces un tute importante y más de un centenar de pelotazos a buena. El físico iba a resultar esencial.
Una falta de saque Cuando más exigente se puso el duelo, Aimar se vino arriba. Con el saque abrió brecha (10-6), pero cometió un error que metió a Urrutikoetxea en la pelea (10-7), aunque el vizcaíno le devolvió el favor con una falta de saque que el goizuetarra no desaprovechó para poner la directa hacia el cartón 22. Acumuló una renta de 11 tantos (18-7) y dejó el partido visto para sentencia. Sin embargo, también le costó cerrar la contienda. Tal vez no tanto como reponerse del demoledor inicio de su rival, pero sí tuvo que trabajar sus últimos cuatro tantos. Y es que Urrutikoetxea demostró que sus titánicos triunfos ante Xala e Idoate no llegaron por casualidad. El vizcaíno reaccionó y maquilló el marcador (22-12), pero remontar ante Aimar es una tarea complicada. No en vano, por algo es el campeón.