vitoria. Una vez que Pablo Berasaluze pasó por quirófano después de la rotura en el tendón de Aquiles en la final del Parejas, al berriztarra solo le quedaba esperar y esperar. Quemar etapas. Trabajar. "Ahora lleva una bota ortopédica que nos sirve para poder palpar las cicatriz y cuidarla; así como empezar con la movilización pasiva", relata Iñigo Simón, galeno de Asegarce y uno de los médicos presentes en la rehabilitación del delantero vizcaino. Cuenta el doctor de la operadora bilbaina que "por ahora las cosas están siguiendo su rumbo de forma satisfactoria. Una vez que han pasado 21 días desde la intervención hemos visto que la cicatriz tiene buena presencia y no hay problemas, no hay necrosis ni ningún tipo de dificultad".
No obstante, según apuntan los servicios médicos de Asegarce, aún tendrá que esperar Pablo un tiempo para poder comenzar el trabajo en piscina. "La cicatriz está aún blanda y se tiene que relajar para que coja movilidad, fuerza y poco a poco más apoyo", concreta Simón, quien apostilla que "ahora estamos trabajando con él la movilidad pasiva; es decir, le vamos estirando el tobillo, el tendón y la cicatriz para que coja movilidad. Hay que ir despacito para que vaya mejorando porque no está para grandes cosas".
trabajo diario en gasteiz El sacrificio de Berasaluze II para ir recuperándose cada día un poco más está siendo magno y va todos los días al hospital Quirón de Gasteiz para la rehabilitación. "Le estamos tratando con electroestimulaciones para que no pierda tampoco fuerza de los músculos", confirma el médico. Asimismo, el walker con el que anda tiene preparado un tacón especial que van recortando según vaya avanzando la recuperación, porque Pablo "ya puede apoyar un poco con las muletas". "El miércoles le hicimos una ecografía que tuvo buenos resultados y dentro de dos semanas volveremos a repetirlas para valorar su evolución. A partir de ahí, meteremos piscina y un poco de bicicleta", manifiesta Simón.
Valora también muy positivamente la actitud de Pablo el doctor, que confirma que "ya ha recuperado el buen humor y tiene un gran mérito venir de Durango a Gasteiz todos los días". "Al final, la recuperación que le queda a Pablo es una cuesta abajo. Larga, pero una cuesta abajo al fin y al cabo", finiquita el galeno.