VITORIA. Fiz (Vitoria, 1963) y Churruca (Vitoria, 1968), que correrán por separado y se reunirán al final de cada día, ansían el inicio de la carrera -llevan preparándola desde septiembre- y están convencidos de que la disfrutarán, aunque también son conscientes de que deberán superar "muchas calamidades", explican en una entrevista con Efe.
No en vano, el Marathon des Sables (Maratón de las Arenas) es una prueba de autosuficiencia, lo que significa que los corredores deberán cargar en su mochila todo lo que estimen necesario para los siete días de carrera, comida incluida.
Ésta no será la única dificultad de la prueba, ya que el millar de participantes luchará contra los elementos de propios del desierto: temperaturas cercanas a los cincuenta grados, sed y enormes montañas de arena.
A estas estrecheces se suman los 240 kilómetros que Fiz y Churruca tendrán que salvar durante una semana sin descanso, con 20 kilómetros en la etapa más asequible y 80 en la más dura, aunque ésta se disputa a lo largo de dos días.
Es precisamente esta jornada maratoniana la que más respeto infunde a la pareja alavesa. A él porque parte de la etapa se correrá de noche y teme los problemas que pueda tener para orientarse (aunque en este recorrido las balizas serán luminosas) y a ella porque 80 kilómetros se le hacen interminables.
Pero todas las jornadas serán duras, el cansancio se irá acumulando, el hambre arreciará (para no añadir peso a la mochila se lleva la comida justa y se opta por productos liofilizados) y las noches no proporcionarán un descanso demasiado reparador: los participantes compartirán jaimas y dormirán en el suelo con un aislante y un saco de dormir, que como el resto de su equipo cargarán a sus espaldas al día siguiente.
Cada uno llevará una mochila de diez kilos y ese peso será un obstáculo más en la carrera, como ya lo está siendo en los entrenamientos porque acentúa el cansancio muscular e incrementa el riesgo de lesiones.
Durante la competición este matrimonio vitoriano correrá a ritmos diferentes porque sus objetivos en la marcha también lo son.
Fiz se ha planteado el reto de acabar entre los 10 ó 15 primeros -"sé que no voy a ganar porque he estado lesionado", afirma-, aunque sí aspira a alzarse con la victoria en la categoría de veteranos.
Por su parte, Churruca quiere sacarle todo el jugo a este "sueño", consciente de que va a ser "la aventura" de su vida y de que "después de esto no va a haber nada de esta envergadura: siete días de autosuficiencia, muchos kilómetros... algo muy duro".
Pero es en esos momentos de debilidad y flaqueza cuando "uno aprende a conocerse a sí mismo" y descubre que siempre se puede dar "una vuelta mas de tuerca" cuando las fuerzas van al límite, apunta Fiz, un hombre acostumbrado al sufrimiento máximo por su trayectoria deportiva.
"Tirar hacia adelante hace que uno se conozca a sí mismo", asegura el atleta vitoriano y, en vista del perfil extremo la prueba, añade: "Puede haber un antes y un después del Marathon des Sables".
Él está más que acostumbrado a la exigencia física, pero su mujer -aunque ha practicado deporte toda su vida- empezó a correr hace sólo cinco años, lo que no le ha impedido completar varios maratones y terminar el pasado octubre la Desert Run, una carrera de 62 kilómetros durante dos días que también discurre por el desierto marroquí.
Pero Churruca es, en palabras de su marido, "una chica dura que está muy mentalizada para este tipo de carreras. Es una mujer echada hacia adelante, con afán de superación, que se apunta a todo y no tiene medio a nada".
Tanto es así que cuando Fiz le preguntó si quería participar en el Marathon des Sables, uno de los más duros del mundo, su respuesta fue un simple: "Pues vale". Ayudó, eso sí, que él le diera "la confianza de que podía hacerla".
Uno de los principales atractivos de esta carrera es la experiencia vital de superación personal que brinda a los corredores, aunque en este caso hay un componente extra de carácter solidario: Fiz y Churruca correrán, junto con otros siete corredores no profesionales dentro de la iniciativa "corre1km+" que pretende recaudar fondos para que la Cruz Roja pueda atender a personas afectadas por la crisis en España.
Con esta iniciativa, patrocinada por el Banco Santander, Cruz Roja recibe 6 euros por cada kilómetro recorrido por Fiz, Churruca y los otros siete integrantes del equipo, todos ellos empleados de la entidad bancaria.
La experiencia comenzó en octubre y concluirá tras el Marathon des Sables con el objetivo de correr más de 16.000 kilómetros y recaudar fondos para 300.000 beneficiarios.