el Baskonia había depositado grandes expectativas en ambos para que se convirtieran en dos pilares básicos de cara al asalto del séptimo título copero de la historia. Sin embargo, no ha sido oro todo lo que podía relucir. Ni Omar Cook ni David Jelinek acaban de gozar de una ascendencia positiva para el grupo en la Copa que ayer echó su telón en la capital alavesa. Los dos remiendos contratados por el Caja Laboral, recambios de Taylor Rochestie y Brad Oleson respectivamente, han firmado un papel decepcionante que deja más sombras que luces respecto a su fiabilidad para ser soluciones de peso en el futuro.

Mientras que el joven escolta checo, que apenas lleva dos semanas alistado en el Buesa Arena y fue relegado al ostracismo en la semifinal de infausto recuerdo ante el Barcelona tras dejar algún destello de calidad frente al CAI, busca todavía la confianza de Zan Tabak para elevar la mordiente del perímetro, lo del base neoyorkino huele a chamusquina por varios motivos. No sólo su rendimiento llega a desatar la ira sino también su excesiva frialdad y el carácter tan introvertido del que hace gala.

Su aciaga dirección al inicio del último cuarto, aprovechada a la perfección por el cuadro catalán para firmar un parcial de 0-14 que reventó el partido, ha escocido sobremanera en las altas esferas y en los propios compañeros de vestuario. Sorprendió igualmente la extrema pasividad del croata para mantenerle contra viento y marea un tiempo precioso en pista antes de ser relevado por un Heurtel que esta vez se mostró atinado, dinámico y con chispa.

Queda la duda de si Cabezas, hasta la fecha casi invisible en los planteamientos del preparador baskonista, recibirá en el futuro un voto de confianza para complementar al galo en la dirección. El andaluz apenas está gozando de oportunidades y más de uno se pregunta si no es la hora ya de que pueda cambiar la dinámica de determinados partidos en los que el Caja Laboral carece de clarividencia en ataque.

Cook protagonizó unos esperanzadores inicios ataviado con la elástica azulgrana, pero con el paso de las semanas su papel ha caído en picado. De ahí que sea imprescindible algún drástico cambio en vísperas del trascendental viaje a Siena.