bangkok. La selección española de fútbol sala se clasificó con brillantez y sufrimiento para las semifinales del Mundial tras derrotar en un apasionante partido a Rusia por 3-2, en un choque con dos partes diferenciadas y donde los de José Venancio López sacaron a relucir la experiencia y calidad que le da el ser bicampeona mundial y hexacampeona continental.
España se amparó en su magnífica primera parte. Siguiendo los ejemplos de Brasil e Italia se abonó a remontar, aunque tan sólo un tanto en contra, y luego apabulló a su rival, al que minimizó en el primer acto, endosándole tres tantos cuando no había recibido ninguno en los anteriores 160 minutos.
Luego tocó sufrir mucho. Su rival apretó el choque y el marcador, encerró a los españoles, que aguantaron en pie gracias sobre todo a la aparición de Juanjo, que se consagró en un partido de nivel y permitió el pase a las semifinales por quinta ocasión consecutiva, donde espera otro enemigo de cuidado, Italia.
La doble campeona del mundo demostró estar acostumbrada a todas las situaciones. Por eso lleva siete años invicta. Las cosas no comenzaron bien porque Rusia abrió el marcador con poco más de un minuto de partido tras pillar desprevenida a la defensa en un córner. Su solidez defensiva se presentaba como un obstáculo de magnitud para los de José Venancio, pero estos encontraron el empate en una combinación con Fernandao, ausente en la final de Zagreb y arma para desequilibrar a la subcampeona europea.
La selección encontró al pivote azulgrana que repartió para la llegada de sus compañeros. El último en recibir fue Carlos Ortiz, que tuvo el honor de acabar con la imbatibilidad de Gustavo. A partir de ahí, Juanjo vivió con cierta tranquilidad, con España recetando su medicina defensiva a su rival.
Impulsados por la frescura de Aicardo, el trabajo de Ortiz y el recurso de Fernandao, Rusia se vio en apuros y sólo su ágil portero evitó que el segundo tanto llegase antes de que el pivote azulgrana culminase un buen pase del jugador gaditano. Los rusos se resquebrajaron, pero sólo fueron castigados por el psicológico tanto de Sergio Lozano al filo del descanso y que confirmaba la superioridad española.
Juanjo había pasado unos primeros minutos tranquilo, pero su calma acabó en la reanudación. El portero se convirtió en clave para frenar los numerosos ataques de Rusia, con paradas de mérito, que evitaron que el encuentro se apretase. Los de Skorovich salieron impetuosos y apoyados en el talento de sus brasileños se hicieron con el mando del balón, acertando a controlar al combinado español, que vio con menos asiduidad la portería de Gustavo.
A siete minutos, Rusia apostó por el portero-jugador y tuvo la fortuna de sacarle partido muy pronto, con tanto en propia meta de Alemao, que abrió un nuevo encuentro con mucho tiempo. Los rusos se volcaron con todo en busca de que la diosa Fortuna les devolviese lo que les quitó hace meses, pero Juanjo se encargó de confirmar otra amarga derrota a los subcampeones continentales.