Vitoria. Él fue el cambio. Él fue la revolución. El álter ego de Augusto Ibáñez Sacristán (Tricio, 13-I-1969), Titín III, fue el factor diferencial que dio vida a la mano. Insufló aire el caracolero con su estilo, desenfadado y sacrificado, que proviene de la virtud de un chiquillo que además de jugar a la pelota hacía sus pinitos al voleibol y como portero de fútbol. Aunque también colaboraron la llegada al campo profesional de la televisión -la retransmisión de Frontón comenzó el seis días después del debut de Titín III-, Asegarce -cuyo primer festival fue el 17 de julio de ese mismo año-, la rivalidad increíble entre Rubén Beloki y Patxi Eugi, heroica desde el campo aficionado, y la existencia de una plantilla de pelotaris de buen calado, coronados por el gran Julián Retegi. Pero Titín lo cambió todo. Transformó la pelota tradicional a un juego espectacular, con alcanzadas espectaculares.

Todo se gestó desde Tricio, donde su familia tenía una casa en la que apenas tenía que dar dos pasos para gobernar su cuerpo en una cancha. Dicen de Augusto que era inquieto y que le encantaba la pelota. Así que apenas lo pensó cuando con 23 años, hace veinte, le propusieron pasar a engrosar las filas de Asegarce. Desde la gasolinera Las Brujas, situada en una de las salidas de la autopista a Nájera, donde Titín trabajó tres años mientras se fogeaba en el campo aficionado, Augustó dijo que sí a la propuesta y debutó en Baños de Río Tobia con el coloso Antxon Maiz, magnífico pelotari, frente a Mikel Bengoetxea -Bengoetxea IV- y Berna Herrero, pero aquel día conoció la derrota por la mínima con una cancha llenísima, en la que no se permitió entrar a todo el que quería. Y aquel día cambió todo.

Relataba Augusto que le costó coger el físico necesario, que al principio, en los primeros meses, no parecía encontrar resultados por la exigencia -fue la época en la que comenzó a ponerse cada vez más serio esta parcela-. Pero todo lo que vino después fueron casi siempre loas y glorias. José Ángel Balanza Gorostiza, que apuntaba a robarle el protagonismo riojano en las canchas profesionales tuvo que aceptar la mejoría de Titín de golpe. Una final en la 92-93 del Parejas, una txapela de dúos con Arretxe en la 93-94 y todos los frontones llenos le auparon. Cada paso, durante estos veinte años, de Titín III empezó a ser de oro, de gloria, de gentío, de espectáculo y diversión. Hoy es el día que con 43 años y dos décadas como profesional sigue lanzándose a la contracancha como un gato. Y con esa edad se impuso en el Parejas de este curso en el Bizkaia junto a David Merino, sin descansar cuando sus rivales perdían resuelo. Él fue, él es. Titín sigue siendo puro presente. Desde la gasolinera Las Brujas, desde Tricio, al cielo. Y hoy cumple su partido 1.685 en Altsasu con Zubieta ante Xala-Zabaleta.