1ª ETAPA iruñea-iruñea

16,9 km

Movistar Team 18' 51''

Rebobank a 10''

Omega Pharmam.t.

GENERAL

Jonathan Castroviejo (Mov)18' 51''

Javier Moreno (Mov)m.t.

Beñat Intxausti (Mov)m.t.

La etapa de hoy, 2ª: Iruñea-Viana, 181 km.

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Iruñea. A San Fermín venimos, por ser nuestro patrón…". Y después, ¡pum! Y a correr. Por los adoquines del encierro. La cuesta de Santo Domingo, Mercaderes, Estafeta… Sobre cabras, las bicicletas con cuernos; como toros, detrás del trapo rojo. Así viste el líder de la Vuelta. Así, desde ayer al atardecer, cerquita de las 21.00 horas, Jonathan Castroviejo, vizcaino, del Movistar, el heredero de los equipos de Indurain.

Hace muchos años, en 1996, en julio, Iruñea esperaba agasajar al campeón navarro celebrando su sexto Tour consecutivo. Lo hizo, le abrazó con una ovación inolvidable, pero con lágrimas en los ojos que tenían el sabor salino de las despedidas. Abrigaron a Miguel en la derrota. Le había ganado un danés, Bjarne Riis, que ahora conduce la carrera de Contador. Fue una cornada horrible. Ayer, los navarros se sacaron ese pitón del corazón. La crono por equipos la ganó el Movistar, el equipo enraizado en el reino desde hace más de treinta años y con base en Gorraiz, a unas pocas zancadas de Iruñea. Reynolds, Banesto, Illes Balears, Caisse d'Epargne… Movistar es la herencia de esa estructura. La de Unzue. La de Indurain. Y ahora la de Valverde, Cobo y dos vizcainos con proyección: Intxausti, un pata negra, y Castroviejo, un vasco diferente. No es escalador, sino contrarrelojista. Y de los buenos. Hace unas semanas fue noveno en la crono de los Juegos que casi no tuvo tiempo de preparar. Ayer, encabezó el recital del equipo de Unzue y se vistió de rojo. Líder. Indurain le puso el maillot en la plaza de toros de Iruñea. En vocabulario taurino, le dio la alternativa.

No hay padrino mejor. Indurain, una leyenda en el sentido amplio de la palabra, fue también un maestro contra el crono. Sobre la cabra era un toro. Un Miura. El mejor de la historia con Anquetil y alguno más. Gracias al reloj llegó puntual a la cita con sus cinco Tours. Y sus dos Giros. Y el Mundial. Y los Juegos. Y mucho más. Al lado de Indurain, 1,88, Castroviejo, pareció pequeño ayer en el podio levantado sobre la arena taurina. Lo es. Apenas llega a 1,70. Pero es grande el chaval. O quiere serlo. De momento, acaba de empezar. Está creciendo. A toda velocidad. Así va en las cronos.

pequeño y de goma Tiene unas cuantas victorias en esa especialidad. Sobre todo, la de hace un año en el prólogo del Tour de Romandía, cerquita de la casa de Cancellara, otro maestro relojero suizo, que, como ayer, no estuvo en aquella etapa pero la siguió por televisión y al acabar la crono y ver la clasificación se fijó en el detalle de la juventud de los dueños de los mejores tiempos. Estaban Taylor Phinney y Castro, que tiene ahora 25 años, es joven, aunque no tanto como cuando Indurain fue líder, con 20 añitos, de la Vuelta.

Tampoco tiene el vizcaino el perfil clásico de los contrarrelojistas. Es enjuto, comprimido, y con un tren inferior poderoso. Buenos muslos y buenos gemelos. Una vez le preguntaron en aficionados qué corredor le gustaba y respondió que Vinokourov. En lo físico tiene un aire al kazajo. Y posee una cualidad asombrosa. Xabier Artetxe, el director que le descubrió y pulió en el Seguros Bilbao, su padre deportivo, suele recordar que cuando era pequeño su profesor de kárate se quedó asombrado de su flexibilidad. Podía doblarse sin limitaciones. Es de goma. O, en terminología fisiológica, hiperflexo. Trasladado al ciclismo, eso quiere decir que sobre la cabra de contrarreloj puede agacharse hasta alcanzar una posición perfecta sin que su musculatura se resienta y pierda potencia. Es invisible al viento. O casi.

Mikel Guinea, su director en cadetes cuando corría en Punta Galea, una fábrica de talentos por la que también pasaron Roberto Laiseka, Zarrabeitia, los Otxoa o Landaluze, habla de otra cualidad: es cabezota. De crío, cadete o así, rompió la cadena de la bicicleta una tarde antes de una carrera. Sin modo de volver a casa, se puso a andar. Caminó alrededor de una quincena de kilómetros, llegó a casa y le pidió la bici al novio de su hermana. Al día siguiente, ganó en Barrika. Pero le descalificaron. Corrió con un plato de 52 dientes, prohibido en la categoría.

antón y euskaltel, a 28'' De todos ellos -Guinea, Artetxe, Txatarra, Calleja, y otros más, también de la familia, claro- se acordó ayer Castroviejo. Les dedicó el liderato. "Es un día muy especial", dijo el vizcaino, que entró en Estafeta en estampida, una embestida terrible, tras tomarle el relevo a Intxausti y no se detuvo hasta la plaza de toros alfombrada de rojo. Así le vistió luego Indurain. Rojo. Líder. "No estaba preparado que yo llegase el primero. Ha surgido, sin más, y es un sueño". Le eligió el pavés de las calles viejas de Iruñea, las del encierro. Y el reloj. "Casi se nos va al final. Es un fenómeno", celebró eufórico Beñat. "Esta es la mejor manera de empezar", dijo el zornotzarra, que piensa en acabar de la misma manera.

Comenzó también bien, mejor de lo esperado, otro vizcaino, Antón, que ya estuvo en la piel roja de Castroviejo hace dos años, en 2010, y ayer arrastró a Euskaltel-Euskadi, tradicionalmente víctima en las cronos por equipos, en el tramo duro del encierro para parar el reloj 28 segundos después que el Movistar, pero solo 13 segundos más tarde que el Katusha de Purito, 14 que el Saxo Bank de Contador, 16 que el Sky de Froome o 18 que el Rabobank de Gesink y Mollema.

Otros sufrieron peor suerte. Fueron corneados. Como el Garmin en una rotonda que cogió a toda velocidad y entre que Thomas Dekker frenó demasiado o Koldo Fernández de Larrea demasiado poco acabaron ambos patinando por el asfalto hasta tropezar con la acera. El esprinter alavés apenas sufrió unos rasponazos. La cornada de Gasparotto fue más profunda. Llegó fuera de control y acabó en el hospital.

Hoy, en Iruñea, la Vuelta entona el Pobre de mí. Se marcha con la fiesta a otra parte y Castroviejo vestido con el traje de luces. Rojo. Así quiere llegar el vizcaino hasta Viana. Para lucirlo mañana en Arrate, santuario del ciclismo vasco.

El getxotarra Jonathan Castroviejo tira del Movistar. Foto: efe

Igor Antón guio a Euskaltel-Euskadi a un noveno puesto de la clasificación, a solo 28 segundos de Movistar